martes, 9 de julio de 2013

EL AMOR EN LOS PEQUES


EL AMOR  EN  LOS  NIÑOS

Tengo este post pendiente desde hace tiempo. Un amigo de la casa, os dejo que imaginéis quién puede ser) me contó que su hija de menos de diez años había querido invitar a un amiguito a comer a su  Casa. Algo blanquísimo por supuesto, pero a este padre le removió sensaciones extraños, probablemente porque le sirvió de tráiler inocente para lo que se le vendría después.
Sabemos que nuestros hijos pequeños se convertirán en preadolescentes antes de que nos demos cuenta (y probablemente antes de lo que nos gustaría), que comenzarán a darse cuenta de que ese niño o esa niña les gusta de una manera diferente. Mi amigo me corroboraba lo que ya sabía por otros padres recientes y veteranos: que con pocas excepciones para ellos es más difícil de llevar que sus princesitas muestren interés por iniciarse en las relaciones sentimentales 
 que para nosotras. Con sus hijos varones no suelen tener tantos conflictos. Es un tema complejo y muy personal. También para algunas madres es difícil ver a sus hijos iniciarse, pero por regla general lo afrontamos de otra manera y sin una diferencia tan marcada entre hijos e hijas.
Por eso me han gustado los seis consejos  pedagógicos   me han hecho llegar “para ayudar a los hijos en este proceso y para conseguir que sus primeros enamoramientos no afecten negativamente la relación padres-hijos” elaborado por su equipo de pedagogos y psicólogos.
1. No negar la realidad: el enamoramiento es posible en la adolescencia
2. Conocer y aceptar con generosidad a los amigos y novios de nuestros hijos
3. Estar al lado de nuestros hijos ante un fracaso sentimental
4. No forzar ninguna pareja estable ni convertirnos en suegros prematuros
5. Transmitir a nuestros hijos que la pareja es amar sin someter ni ser sometido
6. Evitar obsesionarnos con el miedo a las primeras relaciones sexuales
Y, por último, una reflexión que ya hice hace tiempo en este mismo blog (no os perdáis el vídeo):
Desde el primer día que tuve a mi hijo en brazos me di cuenta de la prisa que tienen muchos por verle crecer a toda velocidad.
Están deseando que el bebé sea un niño. Y que el niño sea un adulto para las cosas que a ellos les interesan.
No pueden esperar a que sostenga la cabeza, gatee, coma sólidos, ande, hable, lea…
Y no hay mejor noticia que haga cualquiera de estas cosas antes que la media.
Incluso en el embarazo te dicen “estarás deseando ya que nazca y verle la cara.”
¿Para qué tanta prisa? Dejadnos disfrutar de cada etapa, que no volverá.
Tal vez luego nos arrepintamos de haber querido correr tanto.

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