Los abuelos y las abuelas, más que una ayuda, resultan esenciales en la familia por la cantidad de problemas que resuelven y funciones que asumen. Pero cuidado, no todo les toca a los más viejos de la casa.
Abuelos  ayudando a criar a los nietos
Ya  la figura de la abuela no es para nada aquella anciana de  pelo blanco y moño  recogido en la nuca, aquella que yo recuerdo,  surcada de arrugas y dispuesta  siempre a un cuento, una historia  familiar, no solo para entretener a los  pequeños de la casa, sino  también para entretenerse a sí misma, con la grata  compañía de las  risas, travesuras y sorprendentes sabidurías  infantiles.   
Muchas  abuelas de hoy y los abuelos, por supuesto, se tiñen el  pelo, trabajan fuera de  casa, tienen diversas responsabilidades  sociales y padecen ¿por qué no decirlo?  de una especie de añoranza por  no tener suficiente tiempo real para estar con la  nieta o el nieto  precioso e inteligente. Pero de estos hoy no vamos a hablar,  sino que  enfocaremos el asunto particularmente a:  
ABUELAS  Y ABUELOS SUSTITUTOS 
Existe  un importante grupo de abuelas y abuelos, quienes aún  con fortaleza y salud,  deciden jubilarse para descansar de los trajines  laborales, pero enrumban un  camino equivocado: comienzan a adueñarse  de la crianza de los menores, en muchos  casos de manera inconciente, es  decir sin premeditación, solo va  sucediendo.     
En ocasiones hay  motivos para que esto suceda. El padre  biológico no está presente, y el abuelo  empieza a sentir que esa es su  obligación. Sin embargo, ese señor  de la tercera  edad no debe ser la  figura sustituta, ya que él, en la familia, desempeña un rol  y el  padre, otro bien distinto. Más que suplantarlo, el abuelo debe ayudar a  que  el padre cumpla los deberes que le corresponden, tanto afectivos  como  económicos.     
¿RECOSTARSE  O PEDIR AYUDA? 
Sucede también, y  bastante a menudo, que el padre, la madre o  los dos, se “recuestan” a los  abuelos, de tal manera  que obstaculizan  el tipo de vida que los mayores desean  llevar,  como es simplificar sus  vidas y tomarlo todo más lento. 
Dejar atrás este propósito que razonablemente se aviene con el almanaque para asumir las responsabilidades de la crianza de un niño, puede incitar muchos sentimientos contradictorios, y el primero de ellos suele estar vinculado a la culpa, cuando algo no sale bien.
Dejar atrás este propósito que razonablemente se aviene con el almanaque para asumir las responsabilidades de la crianza de un niño, puede incitar muchos sentimientos contradictorios, y el primero de ellos suele estar vinculado a la culpa, cuando algo no sale bien.
Especialistas en  familia señalan lo contraproducente que  resulta para las personas de la tercera  edad tener en sus manos la  educación de los nietos. Los costos en salud se pagan  con  tensión  nerviosa y emocional,  y no se puede olvidar que el choque cultural  de  tener que tratar con niños y adolescentes de una generación diferente  puede  ser enorme.  
Reconocen además  que cuando abuelos y abuelas,  asumen voluntariamente el papel de encargados del  cuidado del niño, en  realidad se están sobreestimando ya que su presencia en la  familia  tiene una función muy específica, y es el de entretener, jugar,  nutrir   y recompensar a los niños y niñas sin tener que establecer los límites.
Cuando los  abuelos funcionan como padres, sin embargo, ellos  tienen que aprender a  establecer límites, controles y una disciplina  que no estropee la buena crianza,  como ellos hicieron con sus propios  hijos. Esta situación puede crear riesgos  para ambas partes.  
Todos sabemos por  propia experiencia  que el vínculo entre  nietos y abuelos, es muy positivo y  valioso, siempre y cuando los  mayores no sobrepasen su rol.
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