Para los adultos, escuchar música que nos sea agradable puede ser el  complemento perfecto para disfrutar de un buen momento de relax, o el  punto máximo de efervescencia en una fiesta en la cual damos rienda  suelta a nuestras habilidades danzatorias. En el caso del bebé, es  sabido que a partir de la es capaz de oir e incluso recordar melodías, por lo menos hasta el  primer año de nacido.La música produce tanto en la madre como en el feto  efectos relajantes, lo cual es importante en el desarrollo futuro del  niño, pues al escuchar determinada melodía, la asociará con el ambiente  que lo rodeaba en el vientre materno y lo relajará de manera notable.  Para este efecto, también se sugiere el uso de sonidos relajantes (por  ejemplo sonidos de la naturaleza, canto de aves, arroyos, sonidos del  mar).
Aunque muchos especialistas recomiendan que la música sea clásica, lo  cierto es que otros géneros también son válidos. No se ha demostrado  que un niño expuesto a música clásica vaya a ser un intelectual a  futuro, así como tampoco se ha demostrado que un niño que escuche música  metal vaya a ser un rebelde sin causa. Eso sólo corresponde a ciertos  estereotipos que la sociedad tiene.
Lo que los padres deben aprovechar es el potencial que ofrece la  música como vehículo para interactuar con nuestros niños. Es conveniente  dedicar un tiempo del día para hacerles escuchar diferentes melodías y  observar cómo reaccionan. Es posible que descubran ciertas tonadas o  sonidos que lo relajen a tal punto que se pueden usar cuando haya dificultades para dormir por ejemplo.
 En resumen, la música puede ser una gran aliada en el desarrollo de  nuestro bebe, incluso desde antes del nacimiento. Como cualquier  actividad que se desarrolla en la etapa formativa del niño, debe ser  incentivada y promovida por los padres, incluyéndola dentro de la rutina  que se sigue, aprovechando de paso la oportunidad para pasar tiempo de  calidad con nuestros hijos
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