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Hoy en día vivimos en la era de “la comunicación y la información” y aunque no queramos todos estamos atados a ello.
La red, como tantos otro sitios es un lugar muy apetecible para timadores, estafadores y aprovechados.
La red, forma parte de nuestra vida cotidiana y las cuentas de mail, son nuestra propia correspondencia.
¿Qué pasaría si llegara alguien a su casa y le abriera las cartas? Seguro que no nos haría gracia a nadie.
Nuestros niños y adolescentes están expuestos a un mundo digital en el que muchas veces no encuentran un límite.
¿Somos nosotros los adultos los que controlamos a los jóvenes cada uno desde su posición para evitar conductas destructivas?
Muchas veces lo que comienza como un juego, acaba en un disgusto.
No  es ni la primera, ni creo que ni la última por desgracia, que algún  niño aprovechándose de la confianza de otro se ha dedicado a escribir  desde su cuenta, a suplantar la identidad con el objetivo de herir a  otro.
Se  da por entendido que la gente adulta que tiene buena fe, sabe dónde  están los límites, pero recordemos que para muchos niños, las cosas  siguen siendo un juego, por tanto, es conveniente tener una  cierta vigilancia en cuanto al navego por la red por parte de los niños y  adolescentes, y saber que el mail, es una carta, y que a nadie le gusta  ni que se las abran ni que le suplanten al escribirlas.
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