La vitamina K cumple un papel importante en la formación de los  coágulos sanguíneos, aproximadamente 1 de cada 10.000 recién nacidos  sufre hemorragia por deficiencia de vitamina K. 
La carencia de esta vitamina puede provocar en el peque hemorragias  por la nariz o la boca e inclusive hemorragias internas muy graves, esto  se da en los primeros días de vida. 
Es necesario administrarla vacuna  de vitamina K al nacer, también  puede hacerse vía oral, pero esta requerirá tres dosis: una al nacer,  otra a los 3 o 5 días y la ultima a las 4 semanas de vida.
Algunos peques tienen mayor riesgo que otros, por ejemplo:
- Bebés cuyas madres consumieron medicamentos anti convulsionantes o anticoagulantes.
 - Bebés prematuros y los que necesitaron resucitación al momento de nacer.
 - Bebés nacidos con fórceps y por cesárea.
 - Bebés que muestran equimosis o hematomas.
 - Bebés con lesión en el hígado y que tienen dificultad para ser amamantados.
 
Lo primordial para prevenir la deficiencia de vitamina K en el peque,  es darle la primera toma de leche lo antes posible puesto que primero  sale un liquido llamado calostro, el cual cuenta con múltiples  nutrientes, anticuerpos, inmunoglobulina y altos índices de vitamina K.
Otro consejo importante es que hagas que tu peque primero vacíe uno  de los senos para comenzar con el otro, puesto que la leche que sale al  final, contiene mayor cantidad de grasas y elevados niveles de vitamina  K.
Asimismo, las madres que no pueden alimentar al peque, pueden hacerlo  con leche maternizada la cual ofrece cantidades importantes de vitamina  K.
No te olvides de consultar con tu médico, ya que los síntomas de la  enfermedad hemorrágica del recién nacido, generados por la falta de  vitamina K, pueden parecerse a los de otros trastornos o problemas  médicos.
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