El cansancio, la falta de energías y el exceso de trabajo de los padres atentan contra el desarrollo físico y emocional de sus hijos.  |      
         Los padres modernos se creyeron el cuento que les echaron hace una década          acerca de que era más importante la calidad que la cantidad de          tiempo que se dedicaba a los hijos.  Pero hoy empiezan a lamentarse de los resultados. Estos          niños, con padres tan ocupados, tienen carencia básica de          afecto, menor autoestima y pocas herramientas sociales porque necesitaban          sentirse queridos, útiles y valiosos y no fue así.  "A veces, como no tienen de dónde basar sus          modelos, siguen estereotipos de pronto equivocados", explica Germán          Alberto Pardo Oviedo, psicólogo clínico, de la Universidad          Javeriana.  Las consecuencias están tan extendidas, que inclusive          se habla de una generación de niños abandonados.  "Es lo que se está viendo -afirma la psicóloga          Camila Salgado-. Ambos padres tienen una carrera, trabajan, se reduce          notablemente el tiempo disponible para los niños, que permanecen          frente al televisor, en la calle con sus amigos o con pandillas, o atafagados          con tanto curso al que los inscriben".  La misma percepción tiene María Francisca          Concha, psicóloga del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar,          a quien también la preocupa que "los fines de semana los padres          están fatigados y sin energías para sus hijos y para que          no los molesten les alquilan varias películas o los mandan a jugar          a la calle".  Y eso no es todo: "Los adultos salen de casa y no          dicen para dónde van -agrega Concha-. El niño llega de jugar          y no hay presencia de sus padres, pero lo peor, nadie da razón          de ellos. No se trata de pedirles permiso, sino de mantener unas normas          mínimas de convivencia y respetarlos".  A veces hay presencia física pero a la vez ausencia.          El papá está en casa, pero no juega con el niño,          nunca va a las reuniones del colegio y algunos ni siquiera saben en qué          curso va su hijo. Otros se excusan siempre y mandan a la mamá a          todo, como a los talleres de preparación para la primera comunión          en donde ellos suelen brillar por su ausencia, y ellas los excusan porque          'están trabajando', se 'quedaron durmiendo" o definitivamente          "no quisieron venir". En contadas ocasiones, es la mamá          la ocupada o cansada y el padre el que pone la cara.  "Hay pocos momentos de interacción. El desayuno          y en algunos casos la comida, aunque muchos padres llegan y sus hijos          ya están durmiendo", dice Pardo.  "Uno esperaría -afirma la psicóloga          Sandra Díaz- que papá y mamá asuman la responsabilidad          plena de formar a una persona para que posteriormente sea autónoma.          Eso significa que por sí misma puede decidir qué está          bien y qué mal, qué quiere hacer y qué no, cómo          actuar en diferentes circunstancias de la vida. Pero estos niños          'abandonados', difícilmente lo van a lograr".  MARISOL ORTEGA GUERRERO   | 
         Redactora de EL TIEMPO   | 
         Algunas estrategias  * El niño necesita tiempo en cantidad y calidad,          y si no encuentra a sus padres cuando necesita un consejo, lo va a buscar          en otros lugares y, de pronto, en los menos indicados.  * Convierta la hora del desayuno en un momento familiar          importante. Esto implica tal vez levantarse media hora más temprano          y dejar listos todos los útiles y ropa la noche anterior. La hora          de la comida también debe ser un espacio de afecto. La idea es          alimentarse afectiva y nutritivamente. No abra la puerta, no atienda visitas          y no conteste llamadas.  * Involucre a los niños, incluso a la hora del          oficio. Según su edad, pueden ayudar a levantar la mesa o secar          los cubiertos.  * Mínimo una vez a la semana, cada padre debe          tener un espacio exclusivo para cada hijo, para jugar, leer o simplemente          conservar. Y otro espacio para la vida en familia, y uno más para          la familia extensiva (abuelos, tíos, primos). También para          sí mismos.  * Haga una lista de las cosas en las que ocupa su tiempo          las 24 horas del día. Qué porcentaje para el trabajo, qué          para la familia, su pareja, los hijos, las labores domésticas.          Piense cómo le gustaría que fueran esos porcentajes y propóngase          cambiarlos.  * Piense cuál es su escala de valores, lo que          quiere formar en su hijo y trabaje sobre ello: responsabilidad, seguridad          afectiva, capacidad para desenvolverse socialmente, que sea una persona          de bien, el día de mañana un buen esposo, un buen papá,          que construya una mejor sociedad.  * Olvídese de que la única meta es que          vayan a la universidad y por eso debe trabajar día y noche. Eso          es muy importante, pero no puede hacerle perder momentos valiosos del          desarrollo de su hijo, ni dejar de lado su formación, su crianza          en la niñez.  * Aproveche al máximo cualquier momento que tenga          con sus hijos. Incluso, si se siente cansado y fatigado por el trabajo,          piense que salir a jugar al parque con los niños es también          una posibilidad de disfrute y descanso para los adultos.  ¿Qué papá es usted?           Responda los siguientes interrogantes, con toda sinceridad.         1. ¿Sale con sus hijos frecuentemente a jugar          fútbol, caminar, a cine o de paseo? SI NO  2. ¿Cuando está en casa prefiere que sus          hijos estén con usted y evita mandarlos a la calle a jugar fútbol          solos o a que jueguen toda la tarde con los amigos? SI NO  3. ¿Comparte con sus hijos las horas de las comidas,          en las que conversan de cosas amenas, agradables y familiares? SI NO  4. ¿Les pregunta diariamente cómo les fue,          qué paso con aquello que tenían pendiente, cómo se          sienten? SI NO  5. ¿Conoce cómo es el colegio de sus niños,          quién su directora y cuáles sus compañeros y amigos?          SI NO  6. ¿Asiste a las reuniones del colegio, a los          talleres para padres, a otras citas en donde es básica la presencia          de papá y mamá?  7. ¿Mira televisión con ellos y dialogan          sobre lo que han visto, para aclarar dudas y situaciones? SI NO  8. ¿Aunque le preocupa que sus hijos tengan un          mejor futuro y trabaja para ello, su prioridad es que cuenten con usted          hoy y acompañarlos en cada uno de los pasos de su desarrollo y          crecimiento? SI NO   | 
         Si contestó SI a la mayoría de las pregunta va muy bien.          Puede llegar a ser como la legendaria familia Engals de la televisión,          en donde cada uno tenía sus propios problemas pero siempre estaban          unidos.  Si contestó NO a la mayoría de las preguntas,          sus hijos están en problemas. Cada uno vive su vida por su lado          y aunque se quieren no hay una verdadera relación familiar; son          muy parecidos a la familia Simpsons, en la que solo a veces se comparte          de verdad.  Si todo es perfecto, ojo, de pronto no está siendo          tan sincero, porque no hay perfección aunque la idea es hacerlo          lo mejor posible.   | 
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