El pescado es un alimento rico en proteínas de alto valor biológico.  Contiene vitaminas A, D complejo B y minerales, principalmente fósforo.  Se introduce en la dieta a partir del 8º ó 9º mes y se empieza por  pescado blanco, por tener menor cantidad de grasa y ser menos  alergénico. El pescado azul no se administra hasta los 18 meses por  motivos de intolerancia y digestibilidad. Se comienza con una pequeña  cantidad (unos 30-40 gramos) sólo una vez por semana, añadiéndolo en el  puré de verduras en sustitución de la carne del mediodía. Poco a poco se  va aumentando su ingesta y añadiendo diferentes tipos (merluza,  halibut, lenguado…).
El pescado es uno de los alimentos fundamentales en la dieta de los  niños. Aunque a veces cuesta que lo coman, es necesario acostumbrarles a  su sabor desde pequeños. Isabel Hernández, secretaria general del FROM  (Fondo de Regulación y Organización del Mercado explica: 
La infancia constituye una etapa de la vida en la que tiene un papel esencial una correcta alimentación
Cualquier malnutrición –por exceso o por defecto- puede tener  importantes repercusiones en el desarrollo y en el estado de salud a  corto y largo plazo. Además, es durante esta etapa cuando comienzan a  instaurarse los hábitos alimentarios que se mantendrán casi durante toda  la vida. Los niños, al igual que el resto de la población, han de  seguir una dieta equilibrada, en la que estén presentes la energía y  todos los nutrientes necesarios en las cantidades adecuadas y  suficientes para cubrir las necesidades alimentarias y evitar  deficiencias. En este sentido, el pescado constituye una importante  fuente de alimentación, destacando su elevado contenido en proteínas, la  calidad de éstas y su fácil digestión. Además, las grasas del pescado  son especialmente recomendadas por su riqueza en ácidos grasos  poliinsaturados, de tipo omega-3.
Para Isabel Hernández, el problema principal no es que a los niños no  les guste el sabor del pescado, sino que llegan al colegio sin estar  acostumbrados a él y entonces lo rechazan, haciendo desde ese momento  más difícil su aceptación
Nuestra experiencia cuando hemos desarrollado talleres de degustación de platos de pescado con niños no ha sido el que a los niños les cueste comer el pescado; creo que el problema que existe y así nos lo ha indicado nuestro estudio sobre consumo de pescado en menús escolares, es que los niños llegan a la escuela con muy poco hábito de comer estos platos, y es el desconocimiento el que provoca el rechazo a estos sabores. Los que sí comen pescado en sus casas no lo rechazan a priori. En los hogares con niños, y las cifras así nos lo confirman, se consume menos pescado porque los padres lo consideran más complicado de preparar y más peligroso (por las espinas)
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