Un estudio longitudinal demuestra que es posible predecir el  curso del desarrollo del lenguaje en niños pequeños. La capacidad de los  niños de asociar objetos con palabras nuevas a la edad de 17-20 meses,  medida mediante la tarea de intercambio, permite predecir su nivel de  desarrollo del lenguaje hasta dos años y medio más tarde. 
      
En los niños que tienen menos de dos años hay mucha variabilidad en  el uso de las palabras y de las frases. Pero aunque un niño no hable  mucho, es posible que sí sepa mucho sobre la(s) lengua(s) de su  ambiente. El proceso del desarrollo es acumulativo: las habilidades más  simples se adquieren primero, y permiten la adquisición de habilidades  más complejas. ¿Cómo podemos evaluar lo que sabe un niño que no habla  mucho? Y, ¿será posible predecir su desarrollo futuro a partir de su  nivel actual? El estudio descrito aquí exploró las relaciones entre una  tarea simple de asociación de palabras y objetos en la infancia, y el  nivel posterior en habilidades lingüísticas (Bernhardt, Kemp y Werker,  2007).
La tarea de asociación palabra-objeto que utilizamos se conoce como  la tarea de intercambio (“switch”: Cohen, 1998). El investigador  presenta al niño dos pares de estímulos. Cada par consiste en una  palabra novedosa (presentada mediante altavoces) y un objeto novedoso y  en movimiento (presentado en una televisión). En esta situación, se mide  el tiempo que el niño pasa mirando la pantalla. Se presenta primero un  par palabra-objeto, luego el otro, y así los pares se van alternando  hasta que el niño pierde el interés (se habitúa y cada vez mira menos la  televisión). Dos pruebas siguen: una que muestra la misma combinación  de palabra y objeto (la prueba de “continuación”) y una prueba de  “intercambio”, que presenta la primera palabra con el segundo objeto y  viceversa. Si el niño mira más al nuevo par, formado al intercambiar las  palabras y objetos anteriores, se asume que aprendió las asociaciones  originales. Los niños de 14 meses no notan el intercambio de palabras  que se parecen en su forma fonética (v.g., “bih-dih”: Stager &  Werker, 1997). Pero a la edad de 17-20 meses, la mayoría de los niños sí  lo notan (Werker, Fennell, Corcoran y Stager, 2002). Nuestro estudio se  preguntó si el desempeño de los niños en esta tarea a la edad de 17-20  meses podría predecir su desempeño en pruebas estandarizadas del  lenguaje más tarde.
Los niños del estudio actual habían participado en un estudio previo  con la tarea de intercambio a la edad de 17-20 meses (Werker et al,  2002). Como grupo, los niños miraron más al par de intercambio que al  par de continuación, lo que quiere decir que la mayoría habían aprendido  la asociación entre la palabra y el objeto. Pero hubo también mucha  variabilidad entre los niños: los tiempos de observación en la prueba  variaron desde los que dedicaron 14.8 segundos más al par de intercambio  y los que lo miraron 10.8 segundos menos que al par de continuación.  Para el estudio actual, este hecho era interesante: ¿sería posible que  los niños que sí notaron el intercambio mostrasen habilidades del  lenguaje más avanzadas más tarde (y viceversa)? ¿Es posible predecir el  desarrollo del lenguaje con la tarea de intercambio?
Veintiséis de las familias aceptaron participar en el estudio  longitudinal. La primera fase tuvo lugar entre 5 y 17 meses después del  estudio previo (dependiendo de cuándo tuvo lugar la prueba original para  cada niño). Los padres rellenaron un cuestionario del desarrollo del  lenguaje, anotando las palabras y frases de sus niños. La segunda fase  del estudio actual tuvo lugar 14 meses después. Quince familias  continuaron participando (no había diferencias entre estos 15 niños y  los otros 11 en el uso de las palabras o en la tarea de intercambio.)  Una terapeuta del lenguaje pasó tres pruebas comunes en inglés a los  niños para evaluar su desarrollo del lenguaje:
- Una prueba larga que evalúa la producción y comprensión del lenguaje. Para la comprensión, el niño escucha las palabras o frases del investigador y escoge ilustraciones que concuerdan con ellas, o sigue las instrucciones del investigador manipulando objetos. Para la producción, el niño produce oraciones o palabras diciendo los nombres de objetos o ilustraciones, o respondiendo a las preguntas de la investigadora.
 - Una prueba específica de comprensión del vocabulario: el niño escoge una de cuatro ilustraciones cuando la investigadora dice una palabra.
 - Una prueba de articulación: el niño dice los nombres de 75 ilustraciones que contienen todas las consonantes y vocales del inglés.
 
¿Qué sucedió? Como anticipábamos, descubrimos correlaciones  significativas y fuertes entre la diferencia de tiempo continuación  menos intercambio y las pruebas largas y estandarizadas del lenguaje.  Los niños que habían mirado más al par de intercambio antes, mostraron  el lenguaje más avanzado meses después, y viceversa. Sin embargo, la  diferencia continuación-intercambio no estuvo relacionada con las  palabras anotadas por los padres ni con la prueba de articulación (la  mayoría de los niños no tuvieron errores en esta prueba).
 Nuestra conclusión en el momento presente es que la tarea de  intercambio es capaz de predecir el desarrollo del lenguaje, excepto  quizá a niveles de pronunciación. Si un niño aprende rápidamente la  asociación entre un objeto y una palabra a la edad de 17-20 meses, su  desarrollo del lenguaje puede ser en general más rápido, indicando que  la asociación de las palabras y los objetos es una habilidad muy  importante para el aprendizaje del lenguaje. Nuestro equipo de  investigación conduce actualmente un estudio longitudinal con 90 niños  (desde los 18 hasta los 48 meses de edad) para aprender más sobre esta  cuestión
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