Entendemos que la violencia doméstica es un modelo de conductas    aprendidas, coercitivas que involucran abuso físico o la amenaza de  abuso   físico. También puede incluir abuso psicológico repetido, ataque  sexual,   aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o  coerción   económica.                       
Hay autores que señalan que la violencia Intrafamiliar se  da   básicamente por tres factores; uno de ellos es la falta de control  de impulsos,   la carencia afectiva y la incapacidad para resolver  problemas adecuadamente; y   además en algunas personas podrían aparecer  variables de abuso de alcohol y   drogas.  
El niño y la niña golpeados
Todos sabemos que siempre es triste y doloroso arrastrar la  vida   cuando no se recibió amor, sobre todo de los padres durante la  niñez. Todo el   que ha estudiado siquiera un poco al ser humano, le va a  decir que los cinco   primeros años de la vida dejan una marca  imborrable para toda la vida, para bien   o para mal. Por eso, el privar  a un niño de amor es como privar de fertilizante   a un árbol que  empieza a crecer, pero el golpearlo es como echarle veneno, lo va   a  terminar de matar psicológicamente y emocionalmente, o mejor va a crecer    herido de muerte. Pero hay golpes y golpes, algunos golpes sacan  sangre o dejan   morados, incluso un mal golpe puede producir la muerte,  pero hay otros mas   sutiles que no se ven, pero que se graban a fuego  lento no sólo en mente sino en   la identidad de ese niño o de esa niña.  Se graban en su "yo", y los frutos de   estos golpes emocionales se van  a ver después en sus relaciones con personas   significativas y en su  relación con el mundo.  
Me gustaría hablar un poco más detalladamente de esos  golpes, que   solamente los ven o los oyen quienes los dan, aunque no  piensen en las   consecuencias futuras y terribles que van a traer en  sus hijos.   
Está claro, que cuando se repiten los golpes físicos, pero  sobre   todo los psicológicos o emocionales, se va agotando el amor.  Nosotros los   adultos sabemos como duele el silencio, tal vez más que  las palabras ofensivas.   Ese silencio es el peor de los castigos, ahora  imagínese a un niño que no ha   hecho nada y no se le habla, y no se le  abraza y acaricia, cómo se va   conformando su identidad...pensemos en  eso.  
¿Han pensado en el daño que hacen a sus hijos, posiblemente  muchas   veces sin darse cuenta, cuando en lugar de relacionarse con  sus hijos pequeños   están preocupados del trabajo, con la limpieza,  etc., en forma obsesiva y   perfeccionista la casa? Son golpes lentos  que van formando defectuosamente la   escultura de su hijo.  
Silencio y ausencia, cuando se reprocha al hijo los  pequeños   errores pero cierras tu corazón y tu boca cuando hace algo  bien. Por, ejemplo,   cuando el niño empezó el kinder e hizo un dibujo,  que pudo ser cuatro rayas   cruzadas, pero que para él era una obra de  arte, en lugar de abrazarlo o   alabarlo, guardaste silencio. Con ello  se produce en el hijo que aprenda a ver   sólo los errores, pero no lo  bueno que hay en sus personas.   
Todos estos golpes emocionales y psicológicos, hacen tanto  daño en   la niñez porque el niño o la niña no sabe defenderse; su mente  apenas empieza a   desarrollar lentamente ciertos mecanismos de defensa  para poder filtrar y   analizar lo que ve y oye. Su mente es como una  esponja: recibe todo. No tiene   capacidad para decir esto es verdad o  no es verdad, lo que dicen es justo o   injusto. Por eso los  mensajes-golpes son como olas gigantescas que llegan sin   control a lo  más profundo de ese ser indefenso. Pero que distinta es la niñez y   el  futuro de sus hijos cuando ellos palpan el amor entre su padre y su  madre,   cuando ellos desde pequeños ven que su madre recibe con un  beso, un abrazo al   padre que llega del trabajo, o cuando el padre  viene con un ramo de flores para   su esposa o le da un beso a su  esposa. Son detalles que se van grabando en el   alma de los niños, que  van modelando su personalidad, que van llenando de amor   ese  tanque-corazón. Créame, esa será la mejor herencia que podrá dejar a sus    hijos.   
Las causas de la codependencia
| En todas las familias existe cierta disfuncionalidad en mayor o menor grado. A menudo las personas codependientes han sido objeto de algún tipo de abuso físico o verbal, o sufrieron el abandono de uno de sus padres o de ambos, ya sea físico o emocional. | 
El codependiente busca alivio en alguna adicción para    "anestesiarse" ante su dolor. A veces lo hace a través de relaciones  personales   disfuncionales y muchas veces dañinas; o mediante  adicciones al dinero, el sexo,   la ira, las drogas, la bebida, etc. El  codependiente está atado a lo que le   sucedió en su familia de origen y  se siente internamente torturado por ello,   aunque la mayoría de las  veces no se da cuenta de lo que le está   sucediendo.   
Cada uno de nosotros tenemos una necesidad innata de  recibir amor.   A esta necesidad la podemos llamar "el tanque del amor".  Al nacer el niño, ese   tanque está vacío. Si los padres son personas  emocionalmente sanas cuyos tanques   de amor están llenos, pueden llenar  el tanque de sus hijos y estos crecerán y se   desarrollarán  psicológicamente sanos. Sin embargo, si uno de los padres o ambos   no  tenían lleno su propio tanque, lo más probable es que el niño no reciba    suficiente amor porque su padre o su madre no lo tuvieron para darlo.  Esta falta   de amor deja cicatrices en el alma de los niños que llevan a  ciertos   comportamientos disfuncionales en la adultez, como la  codependencia. El   codependiente no puede dar lo que no recibió, por lo  tanto, la codependencia se   convierte en un círculo vicioso que  continúa de generación en generación si no   se busca ayuda  psicológica.   
Los niños de familias disfuncionales crecieron sin haber  escuchado   mensajes importantes de sus padres tales como ; "eres muy  inteligente", "estás   haciendo un buen trabajo" o "gracias mi amor,  agradezco mucho tu ayuda." Debido   a ello al crecer se sienten  abandonados, tienen baja autoestima y buscan la   aprobación de otras  personas para sentirse mejor consigo mismos. A veces su   hambre de amor  y aprobación son tan grandes al llegar a la adolescencia o la    adultez, que están dispuestos a soportar cualquier cosa, con tal de  recibir   aunque solo sean "migajas" de cariño y atención.  
Dinámica de la VIF:
Al principio de la mayoría de las relaciones es muy difícil  que   aparezca la violencia. Durante este período se muestra un  comportamiento   positivo. Cada miembro de la pareja muestra su mejor  faceta. La posibilidad de   que la pareja termine es muy alta si  ocurriera algún episodio de   violencia.  
FASE 1. ACUMULACIÓN DE TENSION
La dinámica de la violencia Intrafamiliar existe como un  ciclo,   que pasa por tres fases: 
- A medida que la relación continúa, se incrementa la demanda así como el stress.
 - Hay un incremento del comportamiento agresivo, más habitualmente hacia objetos que hacia la pareja. Por ejemplo, dar portazos, arrojar objetos, romper cosas.
 - El comportamiento violento es reforzado por el alivio de la tensión luego de la violencia.
 - La violencia se mueve desde las cosas hacia la pareja y puede haber un aumento del abuso verbal y del abuso físico.
 - La pareja intenta modificar su comportamiento a fin de evitar la violencia. Por ejemplo: mantener la casa cada vez más limpia, a los chicos más silenciosos, etc.
 - El abuso físico y verbal continúa.
 - La mujer comienza a sentirse responsable por el abuso.
 - El violento se pone obsesivamente celoso y trata de controlar todo lo que puede: el tiempo y comportamiento de la mujer (cómo se viste, adónde va, con quién está, etc.)
 - El violento trata de aislar a la víctima de su familia y amistades. Puede decirle, por ejemplo, que si se aman no necesitan a nadie más, o que los de afuera son de palo, o que le llenan la cabeza, o que están locos etc.
 
Esta fase difiere según los casos. La duración puede ser de    semanas, días,  meses o años. Se va acortando con el transcurrir del    tiempo.  
FASE 2. EPISODIO AGUDO DE VIOLENCIA
- Aparece la necesidad de descargar las tensiones acumuladas
 - El abusador hace una elección acerca de su violencia. Decide tiempo y lugar para el episodio, hace una elección consciente sobre qué parte del cuerpo golpear y cómo lo va a hacer.
 - Como resultado del episodio la tensión y el stress desaparecen en el abusador. Si hay intervención policial él se muestra calmo y relajado, en tanto que la mujer aparece confundida e histérica debido a la violencia padecida.
 
FASE 3. ETAPA DE CALMA, ARREPENTIMIENTO O LUNA DE MIEL
- Se caracteriza por un período de calma, no violento y de muestras de amor y cariño.
 - En esta fase, puede suceder que el golpeador tome a su cargo una parte de la responsabilidad por el episodio agudo, dándole a la pareja la esperanza de algún cambio en la situación a futuro. Actúan como si nada hubiera sucedido, prometen buscar ayuda, prometen no volver a hacerlo, etc.
 - Si no hay intervención y la relación continúa, hay una gran posibilidad de que la violencia haga una escalada y su severidad aumente.
 - A menos que el golpeador reciba ayuda para aprender métodos apropiados para manejar su stress, esta etapa sólo durará un tiempo y se volverá a comenzar el ciclo, que se retroalimenta a sí mismo.
 
Luego de un tiempo se vuelva a la primera fase y todo  comienza   otra vez.  
El hombre agresor no se cura por sí solo, debe tener un    tratamiento. Si la esposa permanece junto a él, el ciclo va a comenzar  una y   otra vez, cada vez con más violencia.  
Personalidad del maltratador:
Los agresores suelen venir de hogares violentos, suelen  padecer   trastornos psicológicos y muchos de ellos utilizan el alcohol y  las drogas lo   que produce que se potencie su agresividad. Tienen un  perfil determinado de   inmadurez, dependencia afectiva, inseguridad,  emocionalmente inestables,   impaciente e impulsivos.  
Los agresores trasladan habitualmente la agresión que han    acumulado en otros ámbitos hacia sus mujeres.  
Maltratador, frecuentemente es una persona aislada, no  tiene   amigos cercanos, celoso (celotipia), baja autoestima que le  ocasiona frustración   y debido a eso se genera en actitudes de  violencia.  
Una investigación de los psicólogos norteamericanos, el Dr.  John   Gottman y Dr. Neil Jacobson. Señalan que los hombres  maltratadores caen en dos   categorías: pitbull y cobra, con sus propias  características personales:  
Pit bull:  
- Solamente es violento con las personas que ama
 - Celoso y tiene miedo al abandono
 - Priva a pareja de su independencia
 - Pronto ora, vigilar y atacar públicamente a su propia pareja
 - Su cuerpo reacciona violentamente durante una discusión
 - Tiene potencial para la rehabilitación
 - No ha sido acusado de ningún crimen
 - Posiblemente tuvo un padre abusivo.
 
Cobra:  
- Agresivo con todo el mundo
 - Propenso a amenazar con cuchillos o revólveres
 - Se calma internamente, según se vuelve agresivo
 - Difícil de tratar en terapia psicológica
 - Uno depende emocionalmente de otra persona, pero insiste que su pareja haga lo que él quiere.
 - Posiblemente haya sido acusado de algún crimen
 - Abusa de alcohol y drogas.
 
El pitbull espía a su mujer, es celópata, cae bien a todas  las   personas, excepto a sus novias o esposas. El cobra es un  sociópata, frío,   calculador, puede ser cálido. El maltrato no cesa por  sí solo.            
Después de que la mujer ha sido físicamente maltratada y  tiene   miedo, a veces cesa este tipo de abuso y lo reemplaza con un  constante maltrato   psicológico, a través del cual le deja saber a su  víctima, que el abuso físico   podría continuar en cualquier momento.  
En ocasiones la violencia del maltratador oculta el miedo o  la   inseguridad, que sintió de niño ante un padre abusivo que lo  golpeaba con   frecuencia, al llegar a ser un adulto prefiere adoptar la  personalidad del padre   abusador a sentirse débil y asustado. En otros  casos, los comportamientos   ofensivos son la consecuencia de una niñez  demasiado permisiva durante la cual   los padres complacieron al niño  en todo. Esto lleva al niño a creerse superior   al llegar a ser un  adulto y a pensar que él está por encima de la ley. O sea,   que puede  hacer lo que quiera y abusar de quien quiera. Piensa que se merece un    trato especial, mejor que el que se les da a los demás.  
La violencia doméstica no siempre resulta fácil de definir o    reconocer. En términos generales podríamos designarla como el uso  deliberado de   la fuerza para controlar o manipular a la pareja o al  ambiente más   cercano.   
Se trata del abuso psicológico, sexual o físico habitual.  Sucede   entre personas relacionadas afectivamente, como son marido y  mujer o adultos   contra los menores que viven en un mismo hogar.   
La violencia doméstica no es solamente el abuso físico, los    golpes, o las heridas. Son aún más terribles la violencia psicológica  y la   sexual por el trauma que causan, que la violencia física, que  todo el mundo   puede ver. Hay violencia cuando se ataca la integridad  emocional o espiritual de   una persona.   
La violencia psicológica se detecta con mayor dificultad.  Quien ha   sufrido violencia física tiene huellas visibles y puede  lograr ayuda más   fácilmente. Sin embargo, a la víctima que lleva  cicatrices de tipo psicológicas   le resulta más difícil comprobarlo.  También lo dificulta, por ejemplo, la   habilidad manipuladora de su  esposo que presenta a su esposa como exagerada en   sus quejas o  simplemente como loca..   
A la violencia física precede, a veces, años de violencia    psicológica. La violencia psicológica es, despreciar a la mujer,  insultarla de   tal manera, que llega un momento en que esa mujer  maltratada psicológicamente,   ya cree que esos golpes se los merece. Y  qué difícil es convencer a una mujer de   que vaya a pedir auxilio  cuando cree que no lo necesita.   
Hay mujeres que se avergüenzan por lo que les sucede y que  hasta   se creen merecedoras de los abusos. Por eso prefieren  mantenerlos en secreto y   así esa situación puede prolongarse durante  años. Los que maltratan a sus   víctimas lo hacen de acuerdo a un patrón  de abuso psicológico.   
Igual que en el caso del alcohólico, el que golpea a una  mujer o   la maltrata psicológica o sexualmente, lo primero que hará es  negarlo.   
Negación es decir: "No, es que yo le pego con razón". No  hay   ninguna razón para golpear a una mujer, ni a nadie. Pero lo  niegan. Dicen: "Yo   no la he golpeado, yo no le hecho nada, sólo  tocarla".   
Otra forma de abuso psicológico es el aislamiento, en que  le hacen   el vacío a la mujer, ni le hablan, ni la miran y entonces  ella se va creyendo   que se merece ese trato.   
La intimidación es también un abuso. "Si dices algo te  mato."   Muchas mujeres no se atreven a hablar, por las amenazas que sus  maridos o sus   compañeros lanzan contra ellas.   
Tanto el adicto a cualquier droga como el abusador, siempre  tienen   excusas y le echan la culpa a alguien.   
También dentro de ese hábito de abuso psicológico está el  abuso   económico. "Si dices algo no te voy a dar la mensualidad".   
Dentro de ese abuso psicológico de los maridos que golpean  (lo que   se llama en psicología la triangulación), hay otro tipo de  abuso: utilizar a los   hijos para hacerles sentir culpables a las  esposas. En este caso los hijos   sirven de mensajeros: "dile a tu madre  que..."   
Las amenazas a través de los hijos, las amenazas de que le  van a   quitar al hijo, todos estos son abusos psicológicos que preceden  al abuso   físico.   
Todos estos abusos impiden que la mujer deje el hogar, ese  hogar   violento. Es que esa violencia psicológica a que están sometidas  muchas mujeres,   es más horrorosa que el abuso físico. Pregúntele a  cualquier mujer a la cual han   maltratado físicamente qué es lo que le  duele más; si las palabras hirientes,   los desprecios o los golpes. Los  golpes se pasan, los abusos psicológicos, los   insultos, los  desprecios se clavan en el corazón.   
Manifestaciones de violencia psicológica:
| a) Abuso verbal: Rebajar, insultar,  ridiculizar, humillar,   utilizar juegos mentales e ironías para  confundir, etc.  b) Intimidación: Asustar con miradas, gestos o gritos. Arrojar objetos o destrozar la propiedad. c) Amenazas: De herir, matar, suicidarse, llevarse a los niños. d) Abuso económico: Control abusivo de finanzas, recompensas o castigos monetarios, impedirle trabajar aunque sea necesario para el sostén de la familia, etc. e) Abuso sexual: Imposición del uso de anticonceptivos, presiones para abortar, menosprecio sexual, imposición de relaciones sexuales contra la propia voluntad o contrarias a la naturaleza. f) Aislamiento: Control abusivo de la vida del otro, mediante vigilancia de sus actos y movimientos, escucha de sus conversaciones, impedimento de cultivar amistades, etc. g) Desprecio: Tratar al otro como inferior, tomar las decisiones importantes sin consultar al otro.  |                  
¿Por qué se mantiene la mujer en esta relación?
La persona abusada se vuelve codependiente de su marido (el    agresor), aún después de ser golpeada. Es frecuente escuchar esta  frase: "Es que   yo lo quiero tanto". Personas que llevan años  soportando golpes dicen: "Yo no me   separo porque lo quiero". Es  imposible querer a una persona que te está tratando   como si fueras un  animal, eso es depender de esa persona.   
Otro motivo por el cual algunas mujeres no se separan de  este   problema de codependencia, es que las anima la familia y  lamentablemente la   Iglesia, a permanecer con el abusador. Sobre todo  la familia les aconseja que   mantengan esa relación por "el bien de tus  hijos". "¿Cómo vas a dejar a tus   hijos sin padre?", les dicen.   
¿Qué es mejor, tener un padre que golpea a su madre y que  luego   golpeará a sus hijos, o no tener padre? Se les hace mucho más  daño a los hijos   cuando ven que su padre golpea a su madre. Para los  niños pequeños la madre es   la base de toda su vida, la base de su  afectividad, la base de su seguridad. Si   una madre es golpeada, sus  hijos se derrumban afectivamente. Es mucho mejor   separase. Yo no estoy  a favor del divorcio, pero la separación es, a veces,   menos dañina.    
A veces las mujeres no se separan y sufren en silencio por  miedo a   perder su seguridad económica y la de sus hijos. Esto sucede  sobre todo en la   mujer que no tiene educación.   
Otras veces no se separan debido a las amenazas de más  violencia o   de muerte, si intentan separarse. "Si le dices algo a la  policía te   mato".  
Cuando se pregunta a algunas mujeres por qué aguantaron  maltrato   durante años, la respuesta más común es ésta: "Por mis hijos;  no quería que se   criaran sin un padre". Parece una respuesta válida,  pero si la analizamos   profundamente descubrimos su inconsistencia.  Sucede que en una situación de   violencia los hijos también sufren. El  crecimiento en una atmósfera de miedo,   tensión y terror influirá  negativamente en su desarrollo emocional y más tarde   se manifestará en  el abandono escolar, en el uso de drogas, en desórdenes   psicológicos y  en violencia y delincuencia.   
En muchos casos influye el factor económico. Soportan  cuanta   vejación venga con tal de no perder la seguridad económica para  sí y sus hijos.   Se trata generalmente de mujeres con poca preparación  académica, conscientes de   que sin el marido no podrían vivir  cómodamente.   
Lo peor es que la mujer repetidamente abusada se destruye    psicológicamente. Su yo, su identidad individual. Eso la incapacita  para tomar   las decisiones correctas. Cae en la ambivalencia efectiva  ("¡Qué bueno es él   cuando no me golpea!"); su autoestima queda por los  suelos hasta creer ella   misma que merece tales insultos y golpes.   
Cuando una persona cae a ese nivel, su capacidad de  decisión queda   prácticamente anulada, porque el principio vital está  herido de muerte. Si a una   persona así aplastada se le amenaza con un  "Si me denuncias, te mato", se   sentirá paralizada. Quizás en un último  intento de supervivencia reaccione, pero   usando las mismas armas que a  ella la han destruido.   
El amor no debe doler. El amor implica confianza,  protección,   respeto a los gustos del otro, comunicación, caricias,  ayudas al crecimiento   emocional y espiritual. Consiste en compartir la  vida con alegría, dialogar   sobre las diferencias y preferencias, y  respetar la integridad física, moral y   espiritual de la persona  amada.   
Las mujeres que aguantan una relación abusiva  indefinidamente   acaban perdiendo su salud física y menta, se enferman,  toda la familia termina   enferma. Las mujeres en situaciones abusivas  pierden su autoestima. No saben   protegerse, ni se dan cuenta del  peligro que corren.   
El porqué de la violencia doméstica
Primero hay una raíz cultural histórica. Durante mucho  tiempo   nuestra sociedad ha sido muy machista, el hombre ha creído que  tiene el derecho   primario a controlar, a disciplinar con severidad,  incluso a abusar de la vida   de la mujer y de los hijos. Eso ha  sucedido bajo la apariencia del rol económico   del hombre, proveedor de  la alimentación.   
No crea que en EE.UU.. no se golpea a la mujer. El padre    americano, en tiempos de la colonia, tenía derecho hasta de matar al  hijo cuando   no le obedecía.   
Otra causa es la cultura actual. La gente se tira de los  pelos.   ¿Por qué pasa esto? El modelo presente de nuestra sociedad está  reforzando el   uso de la fuerza para resolver los problemas. Por eso  el abusador usa la fuerza   física, para mantener el poder y el control  sobre la mujer, porque ha aprendido   que la violencia es efectiva para  obtener ese fin de control y como ellos no han   sufrido las  consecuencias, las mujeres se han callado.   
La violencia doméstica ocurre en todos los niveles de la  sociedad,   no solamente en las familias pobres. En las familias ricas  sucede lo mismo. Lo   que pasa es que una mujer a quien le dieron una  paliza, si tiene dinero, se va   tranquilamente a una clínica privada y  aquí no ha pasado nada. Las que son   pobres tienen que ir al hospital y  allí los médicos dicen: "A esta mujer la han   golpeado" y la policía  se encarga de eso.   
Entre blancos, negros, amarillos, católicos, judíos,  protestantes   y evangélicos; entre todos, existe la violencia  doméstica. Pero no por ser   protestantes o católicos, sino, por no ser  como deben ser.   
Otra causa de este problema son los medios de comunicación.  En la   televisión la violencia es glorificada, los estereotipos que  nos presentan son   de violencia sexual. Cuando un marido por la fuerza  tiene relaciones sexuales   con su esposa, eso se llama violencia  sexual, porque la mujer también tiene   derecho a decir que no. Si a una  mujer, como yo oigo todos los días, se le   insulta, se le veja, se le  dice barbaridades, no se le habla y solamente se la   utiliza para tener  relaciones sexuales con ella; ¿Cómo va a querer estar con su   marido?  Tiene el derecho a decir que no, todo el derecho del mundo.   
En muchos casos, también la violencia doméstica está  íntimamente   relacionada con el alcohol y las drogas. ¿Qué sucede  cuando una persona consume   drogas o se emborracha? En esta parte del  cerebro tenemos los centros vitales,   comunes con los animales y allí  está el centro de la agresividad o del instinto   agresivo. Todos los  hombres y las mujeres lo tenemos. Pero en la persona normal,   esos  centros se comunican con la parte consciente del hombre, lo cual  diferencia   al hombre del animal.   
Cuando uno toma alcohol o usa cualquier droga, estos  centros   quedan como un barco sin timón. Y ¿Qué le pasa a un barco sin  timón? Pues se   estrella contra las rocas. Sobre todo la agresividad,  el instinto sexual, quedan   sin control. Entonces viene el golpear a la  mujer y a los hijos bajo el efecto   del alcohol y el abusar de la  mujer sexualmente. El 50 % de los casos (que se   conocen) de abuso  sexual entre los hijos, es entre personas alcohólicas o   adictas,  porque surge el animal que hay dentro de nosotros mismo, en   España.   
Los recuerdos, los valores, los consejos, cuando uno usa o  abusa   del alcohol o drogas, no funcionan y viene la violencia  doméstica.   
A pesar de la llamada "liberación femenina" (que en  realidad   muchas veces ha llevado a la mujer a mayor esclavitud),  todavía hay hombres que   consideran a esposa e hijos como objetos de su  propiedad. Por eso se creen con   el derecho a descargar sobre ellos su  frustración o malhumor maltratándolos a su   antojo.   
Como los hijos imitan a padres, se da con frecuencia que  quienes   en la niñez fueron testigos de abusos físicos entre sus  padres, repiten la misma   conducta cuando llegan al estado adulto.  Aprendieron que los problemas y   conflictos se afrontan con la fuerza  bruta.   
Ese aprendizaje negativo se arraiga tanto que muchas veces  pasa de   generación en generación. Si a esto se añade la  "glorificación" de la violencia   en los medios de comunicación, podemos  entender el por qué muchos seres humanos   recurren a la violencia, a  veces con una frialdad que asusta más que el mismo   acto violento.   
La experiencia enseña que muchos de los abusadores  familiares   parecen "mosquitas muertas"; pasan por personas educadas y  suaves, pero en el   fondo son individuos celosos con una pobre imagen  de sí mismos y que viven en un   mundo irreal. Si a esas personas les da  por tomarse unos tragos de más, cosa   frecuente, la explosión violenta  será mucho mayor.   
¿Qué pasa con las víctimas de la violencia familiar?
Muchas siguen sufriendo hasta quedar completamente  destruidas   física, psicológica y moralmente. Otras acusan a sus  agresores ante la policía,   que muchas veces no toma debidas cartas en  el asunto. Y ocurre, además, lo que   no quisiéramos que ocurriera: La  víctima también se vuelve violenta.   
           Entendemos que las personas que sufren hambre endémica se  subleven   y hasta se alcen en armas. ¿Por qué no entendemos que una  mujer pisoteada,   escarnecida, degradada en lo más íntimo de su ser  pueda explotar y volverse   violenta? Eso, aunque no se justifique, se  explica.
hola , me encanta tu pagina , es excelente ,
ResponderEliminarte mando un abrazo