Aunque el crecimiento depende en gran medida de la salud alimentariade los niños, la estatura no es signo de perfección ni equilibrio orgánico. La medida de altura  se hereda de los padres, tanto como la constitución. Un niño de padres  bajos y contextura ancha y fuerte, difícilmente logrará, de grande, una  figura longilínea por más que se someta a dietas estrictas y muchas  horas diarias de deportes, pero la actividad física a diario iniciada de  pequeño ayudará a lograr un poco más de esbeltez, mejor que si no  hiciera deportes.
Hay profesionales que promocionan el uso de hormonas de crecimiento para estimular el desarrollo  en  hijos de personas bajas. Estos tratamientos son un arma de doble fijo,  dicha hormona actúa en el delicado sistema endocrino, un complejo  mecanismo de sustancias químicas producidas por el organismo, que si se  altera con el agregado de una cuota extra de alguna de dichas  sustancias, en este caso la hormona de crecimiento, el desequilibrio  endocrino puede dar lugar a serios dolores de cabeza.
Son muy efectivos si se aplican en niños de crecimiento  defectuoso o alterado y donde se encuentra explícitamente la falla  endocrina. Pero estos tratamientos no son aptos en niños normales sólo  con el fin de que, caprichosamente, sean un poco más altos.
Alrededor de los veinte años el crecimiento  cesa. La hormona de crecimiento que años antes era la responsable de  los grandes estirones, a esta edad, se ocupa de la desaparición del  cartílago de crecimiento, situado cerca de los extremos de los huesos,  consistente en una porción de tejido que a lo largo de los años hace que  los huesos crezcan.
Losjuguetes están  estrechamente ligados al desarrollo físico y psicológico de los niños.  Los colores, las texturas, los sonidos o las formas de cada uno de ellos  despertará su curiosidad y los ayudarán a desarrollar distintas  destrezas. Es por eso que a la hora de comprar un juguete es crucial  elegir aquél que mejor se adecue a laetapasque está atravesando.
A partir de las cinco semanas de vida aumenta el campo visual de los  bebés y es por eso que les gusta observar. Se recomiendan entonces los  móviles, que pueden ser colgados sobre su cuna o en el cambiador.
A los tres meses, los juguetes con sonido entran en escena. Es el  reinado de los sonajeros, preferiblemente con colores brillantes y que  puedan ser agitados y golpeados. Lo mejor son los livianos y con mango  ligero para que el bebé pueda cogerlos.
A los cuatro meses siguen en pie los juguetes con sonido aunque ahora  se amplía el rango, con la incorporación de botes de plástico rellenos  con judías o con agua que logran sonidos. Debido a su mayor destreza con  las manos, podrán cogerlos y jugar con ellas.
Entre los seis y los diez meses de vida, los bebés desarrollan cada  vez más su motricidad y entonces les resultan atractivos los juguetes  con ranuras, agujeros o mangos. También los pequeños y aquéllos en los  que pueden introducir los dedos. Y, por supuesto, los que tienen botones  y producen sonidos. Por otra parte, sienten atracción por los juguetes  con espejos.
Entre los 10 y los 12 meses los bebés pueden coger elementos pequeños  gracias a que tienen mayor movilidad. Por otra parte, es una etapa en  la que disfrutan empujar o tirara de los juguetes. Por esa razón, son  ideales los trenes, carros o juguetes con cuerdas que puedan tirar hacia  ellos.
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