Con tanto que se ha hablado sobre la obesidad infantil en estos años,
es normal que como padre se preocupe si su hijo ha presentado tendencia
al exceso de peso.
El problema es que muchos esfuerzos para el mantenimiento de peso
saludable en niños mas bien están llevando a resultados contradictorias y
en hacer más daño que bien!
En Estados Unidos se han puesto en marcha muchos programas “anti –
obesidad” en escuelas. Recientemente se realizó una encuesta con padres
de niños entre 6 y 14 años que están participando en estos programas.
Los reportes de los padres mas bien fueron alarmantes! El 30% informó
que su hijo desde que estaba en la intervención, presentaba al menos una
conducta asociada al desarrollo de un trastorno de alimentación. Entre
estas conductas los padres reportaron el tomar dietas inapropiadas,
preocupación excesiva con las grasas en los alimentos y con leer
etiquetas, rechazo de comidas familiares, y ejercicio excesivo. Además,
muchos padres también expresaron su preocupación porque a sus hijos se
les había hecho sentir mal por su peso y forma de comer.
Aunque para muchos estas conductas pueden considerarse como una
“fase” por la que pasan los niños, su relación con el desarrollo de
trastornos de la conducta alimentaria serios, es muy fuerte. No se debe
dejar pasar por alto el daño que pueden causar las intervenciones, que
aunque sean bien intencionadas, no han sido bien planificadas.
¿Qué hacer entonces si su hijo tiene sobrepeso u obesidad?
A continuación, le brindamos una guía sobre cómo intervenir sin dañar, cuando un niño tiene tendencia al exceso de peso.
1. Identifique si se necesita intervenir o no.
Todo padre debe tener claro que es TOTALMENTE NORMAL, para algunos
niños ser más grandes que el promedio. En especial, cuando esta es la
tendencia de la familia.
Para saber cuándo intervenir, los padres deben primero tener claro,
en qué consiste un crecimiento NORMAL, y para esto es importante que
comprendan las gráficas de crecimiento.
El Índice de Masa Corporal, IMC, que es la relación entre el peso y
la estatura, se utiliza como método fácil y rápido para evaluar si hay
un exceso de peso. En los niños el peso varía según la edad y el sexo,
no solo según la estatura. Por esta razón la OMS ha diseñado gráficas
de IMC según la edad y el sexo, que son las que se deben utilizar para
monitorear a los niños después de los 2 años. Según estas gráfica, un
peso considerado adecuado es entre los percentiles 5 y 85, entre el 85 y
95 es sobrepeso, y mayor del 95 percentil obesidad.
Ahora bien, si gráfica el IMC de su hijo, y está en el percentil 85 o
superior, no es un indicador absoluto que necesita intervenir por
exceso de peso!
Estadísticamente, la gráfica se puede leer como que el niño cuyo peso
está en el 85 percentil es relativamente pesado en relación a otros
niños. 85 de cada 100 niños pesan menos que él a esta edad. Pero
comparar a un niño con otros niños no es lo importante! Los niños se
deben comprar con sí mismos en su tendencia de crecimiento.
Las pregunta más importantes que debe plantearse al observar las gráficas es ¿crece constantemente y sin problemas?
Si el patrón de crecimiento muestra una tendencia a cruzar
percentiles pero lentamente, esto también es considerado como desarrollo
normal, siempre y cuando el crecimiento sea lento y no abrupto,
consistente con el patrón anterior. Una vez que los niveles de
crecimiento de un niño se estabilizan en un percentil dado, es donde
probablemente se va a mantener a medida que crece hasta los 18 años de
edad.
¿Qué no es normal? Cuando ocurren cambios abruptos en el patrón de
crecimiento, que se pueden observar como “picos” es cuando usualmente
hay problemas en la forma de alimentar al niño, tanto en la selección de
alimentos, como en el cómo se está alimentado. Por ejemplo, un niño que
iba creciendo bien el percentil 75, y de repente tiene un aumento
abrupto al percentil 90.
Si estas alteraciones en el crecimiento se detectan a tiempo, se les puede dar una pronta y fácil solución.
Explicado lo anterior, si el peso de un niño aumenta constantemente
sobre el percentil 5 o el 95 por percentil, es tan apropiado como la del
niño que está creciendo más cerca de la media, el percentil 50. Sin
embargo, dado que el crecimiento es estadísticamente inusual, y dado que
el niño cuyas medidas se encuentran en los bordes exteriores de la
curva de crecimiento es relativamente pequeño o de gran tamaño, médicos y
padres suelen ser más vigilantes en estos casos.
Los problemas surgen cuando padres de niños grandes
inconscientemente empiezan a restringir su alimentación, y los padres
de los niños pequeños empiezan tratar de alimentar a los niños más allá
de sus señales de saciedad.
Es importante que los padres primero acepten la tendencia de su hijo y
resistan el impulso de cambiarla cuando no hay problemas. Intervenir
definitivamente puede hacer más daño que bien, como se explicará a
continuación.
En resumen, la inconsistencia en el patrón de crecimiento, es lo que
indica la necesidad de revisar la dinámica de alimentación del niño, y
no solo el hecho de crecer sobre los percentiles considerados
“adecuados”.
2. ¿Cómo intervenir? Lo que no se debe hacer.
Si ha identificado estas inconsistencias en el crecimiento de su
hijo, es cuando se debe analizar qué es lo que ha ocurrido. Puede ser
que sean recientes o que se dieron hace mucho tiempo, pero lo importante
es preguntarse qué sucedió en ese momento en cuanto a la forma de
alimentación del niño.
En la mayoría de los casos, estas inconsistencias están asociadas a
problemas en la forma de alimentar al niño. Los problemas más comunes
son:
- Exceso de control en la alimentación
- Poca estructura en la alimentación
- Ambas
La restricción de la alimentación ha probado ser una de las causas más
importantes que llevan al niño al exceso de peso, y la más común!
Padres preocupados por el peso de sus hijos que inician restricciones,
en especialmente de alimentos de alta palatabilidad, son los que más
fácil llevan a sus hijos a los extremos del exceso de peso.
Aunque inicialmente los niños bajen cierto peso, después la mayoría de
los padres empiezan a notar que tienen un apetito voraz. Este apetito
“voraz” es consecuencia natural de que se le está obligando al niño a
estar muy por debajo de lo que es apropiado para él. Se llega un punto
en que la restricción de los padres no es sostenible, por lo que el niño
termina comiendo a sus anchas, recupera su peso, y probablemente más de
lo que había perdido. Esto se observa en las curvas como un pico hacia
abajo, seguido por un pico todavía más abrupto hacia arriba.
Por otro lado, cuando los padres no establecen estructura en la
alimentación de los niños, dejando que pasen horas sin comer, y no
tengan horarios definidos, suelen hacer que sus hijos coman más cuando
tengan la oportunidad. Esto simplemente como una adaptación, de defensa,
ya que anticipan que pueden pasar mucho tiempo hasta su siguiente
comida.
¿Qué es entonces lo que más puede dañar a su hijo?
a. Restringirle
b. Falta de estructura
c. Fomentar una sobre preocupación con el peso en el hogar: estar haciendo comentarios sobre el peso, y la forma de comer.
d. Medirlos y compararlos con otros niños.
3. ¿Cómo intervenir? Lo que sí debe hacer.
Como se explicó, muchos de los problemas en el peso de los niños
surgen cuando hay un conflicto en su forma de alimentación, y en su
relación con la comida. Por lo tanto, lo primero es establecer una
dinámica de alimentación positiva, entre el niño y los padres - entre
toda la familia!
La nutricionista Ellyn Satter (www.ellynsatter.com), denomina a esto
como dinámica de alimentación de niños, y ha probado ser el método más
exitoso para ayudar a los niños y padres en mantener un peso saludable
sin las consecuencias negativas de los programas restrictivos.
Este modelo se basa primero que todo en la CONFIANZA por parte de los padres hacia sus hijos.
Todos los niños tienen una capacidad innata para autorregular su
ingesta de alimentos, y alcanzar el peso y tamaño más apropiado para su
estructura natural. La obesidad infantil se deriva de alteraciones en
esta autorregulación. Cuando los padres sobre restringen los alimentos o
cuando fuerzan a comer a su hijo, hacen que pierdan estos mecanismos.
Sin esta autorregulación es que los niños terminan por comer más de lo
apropiado, llegando a extremos de peso. Por lo tanto, para volver a su
hijo a un peso saludable para siempre, se debe volver a reestablecer
estos mecanismos, y para esto es que los padres deben CONFIAR en sus
niños.
Las bases para mejorar la dinámica de alimentación del niño en el tratamiento de la obesidad son:
a. Mantenga una división de responsabilidades en
cuanto a la alimentación. El punto clave para reestablecer una buena
dinámica de alimentación es la división de responsabilidades, descrita
también por Ellyn Satter. Esto consiste en que tanto padres como hijos
tienen sus responsabilidades a la hora de alimentarse, no depende solo
de los padres. Conocer estas responsabilidades y aplicarlas, es
necesario para ayudarle a los niños a autorregular su consumo.Los padres
son responsables de dar estructura, apoyo y oportunidades para comer de
forma saludable. El padre de familia decide:
- ¿Qué se come?
- ¿Cuándo se come?
- ¿Dónde se come?
En el “dónde y cuándo” se come, es imperativo fomentar las comidas en
familia. Se ha demostrado que el compartir con la familia es clave tanto
en el tratamiento como prevención de la obesidad infantil.
La otra parte de la división de responsabilidades es en CONFIAR en las
responsabilidades que tienen los niños en su propia alimentación. Los
niños son responsables de elegir si comen o no de lo que se ofrece, y
cuánto de esto es apropiado para ellos.
Puede ser difícil, pero los padres para que el tratamiento tenga éxito, deben aprender a no forzarles o restringirles.
Al inicio, niños que se les ha restringido la ingesta tienden a comer
en exceso, cuando se les deja elegir las cantidades. En este sentido los
padres deben ser PACIENTES, ya que consistentemente se observa como con
el tiempo, ellos por si solos dejan de abusar, y vuelven a consumir lo
apropiado para ellos.
b. Mantenga una estructura constante en los tiempos
de comida que incluya meriendas. Tener horarios de comida y respetarlos
es clave en el tratamiento de la obesidad infantil. Una estructura es la
respuesta para cuando a los 5 minutos de comer llegan rogando por una
galleta, o cuando regresan de la escuela, y “pican” toda la tarde hasta
la cena. Si su hijo tiene un horario fijo, le podrá responder que la
galleta la podrá comer cuando le toque la merienda, o que cuando regrese
de la escuela se puede sentar a comer su merienda y después esperar
hasta la cena. Si no mantiene un horario constante, es muy difícil
controlar estas y otras situaciones.
Al planear un horario considere:
- Se deben planear comidas cada 3 a 4 horas. No deben quedar las
meriendas muy cercanas a las comidas principales, ya que se trata de que
tenga apetito para la siguiente comida.
- Una merienda es PEQUEÑA, el propósito no es que se “llenen”, sino complementen su alimentación.
- Todo tiempo de comida, ya sea merienda, desayuno, comida o cena,
debe ser en la mesa! No viendo televisión, en el carro, o con otras
distracciones.
c. Procure que la comidas principales sean siempre
en familia. Las comidas en familia le ayudan a reconocer al niño, que no
debe enfocarse solo en la comida, y se ha comprobado en diversos
estudios que son clave para prevenir y tratar la obesidad infantil. El
momento de comida también es un tiempo de compartir y conversar y no de
comer todo en piloto automático. Estar interactuando con sus padres y
hermanos le ayuda a comer más despacio y poner más atención a sus
señales de hambre y saciedad.
Por supuesto, DEBE SER UN MOMENTO AGRADABLE! Nunca dirija el tema de
conversación hacia lo que come o no, o hacia la cantidad de comida. Debe
permitirle tomar de la mesa lo que quiera y en la cantidad que quiera,
sin reprimirle o premiarle por esto.
Las comidas en familia y con estructura son la clave! Una vez que
logra que el niño se siente a la mesa y disfrute, todo lo demás fluye
mejor.
El qué comer, se puede ir modificando una vez que ya se establecen las
comidas regulares en la familia. Eso si los cambios se deben hacer
gradualmente y aplicados PARA TODO EL GRUPO FAMILIAR! Nunca enfocados
solo al niño que tiene sobrepeso. De todas formas, lo que no es
saludable para el niño tampoco es saludable para la familia.