Porque la desobediencia del niño
Mientras
  vivas en esta casa obedecerás las reglas. Cuando tengas tu casa  
obedecerás tus propias reglas. Aquí no gobierna la democracia, no hice  
campaña electoral para ser tu padre, tú no votaste por mí. Somos padre e
  hijo por la gracia de Dios, y yo acepto respetuosamente el privilegio y
  la responsabilidad aterradora. Al aceptarla adquiero la obligación de 
 desempeñar el papel del padre.
No soy tu cuate, nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir muchas cosas pero no somos compañeros. Soy tu padre ¡Y eso es cien veces más que un amigo!.
No soy tu cuate, nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir muchas cosas pero no somos compañeros. Soy tu padre ¡Y eso es cien veces más que un amigo!.
También
 soy tu amigo, pero estamos en niveles completamente distintos.  En esta
 casa harás lo que yo diga y no debes cuestionarme porque todo lo  que 
yo ordene estará motivado por el amor. Te será difícil comprenderlo  
hasta que tengas un hijo, mientras tanto confía en mí... 
La Desobediencia en el niño
La                         desobediencia en el niño está íntimamente 
ligada con el problema de                         la autoridad de los 
padres y de la tolerancia. El concepto que los                         
padres tengan de la autoridad, se manifiesta en el grado de tolerancia  
                       y, por lo tanto, en la clase de obediencia 
exigida. Unos padres                         autoritarios exigirán 
"obediencia ciega" por la simple razón de                         
"porque lo mando yo ! ; nunca reconocerán un error propio               
          porque "hay que mantener el principio de autoridad". En este 
caso,                         la desobediencia es casi inevitable y con 
ella el conflicto. 
El ejercicio irracional de la autoridad (lo que hoy se toma a risa mañana se castiga severamente, las bofetadas repentinas sin dejar explicarse a la víctima, gritos estertóreos o insultos) es semilla segura de desobediencia. Pero la desobediencia puede surgir también de un ejercicio demasiado blando de la autoridad. El niño aprende fácilmente o intuye que puede abusar puesto que las amenazas nunca se realizan o los castigos impuestos se levantan siempre apenas comenzados. El problema de la desobediencia de los hijos es también un problema de los padres que deben someter a examen su propio concepto de obediencia y tolerancia.
El ejercicio irracional de la autoridad (lo que hoy se toma a risa mañana se castiga severamente, las bofetadas repentinas sin dejar explicarse a la víctima, gritos estertóreos o insultos) es semilla segura de desobediencia. Pero la desobediencia puede surgir también de un ejercicio demasiado blando de la autoridad. El niño aprende fácilmente o intuye que puede abusar puesto que las amenazas nunca se realizan o los castigos impuestos se levantan siempre apenas comenzados. El problema de la desobediencia de los hijos es también un problema de los padres que deben someter a examen su propio concepto de obediencia y tolerancia.
A                         lo largo de todas las etapas del desarrollo
 evolutivo encontramos                         ciertos nivel de 
desobediencia.
Alégrese                         de que su hijo le desafíe. Una de 
las tareas principales de la niñez                         consiste en 
descubrir la estructura y el significado de la vida, y eso              
           se aprende en gran medida descubriendo las reglas y normas 
que regulan                         el funcionamiento de las cosas. A 
medida que su hijo crezca, su                         conducta será más 
compleja y variada y comenzará a ponerla a prueba                       
  para descubrir las diferenciaciones más finas de la disciplina.
Su                         hijo no está tratando necesariamente de 
amargarle la vida en forma                         deliberada, 
simplemente está poniendo a prueba los límites que usted                
         le impone o poniendo a prueba nuevas hipótesis acerca de la 
forma en                         que usted puede reaccionar ante lo que 
él hace. Este tipo de                         desobediencia puede 
considerarse como normal. No debe preocuparse al                        
 menos que su hijo lo desobedezca en forma constante. Si parece         
                disfrutar cuando usted se enoja y la desobedece cada vez
 que usted se                         enoja y la desobedece cada vez que
 usted expresa un deseo, entonces sí                         debe 
comenzar a preocuparse.
Si                         un niño siempre desobedece a los deseos de
 sus padres lo más                         probable es que se lo haya 
sometido a una disciplina muy estricta, que                         
puede haber llegado incluso a castigos severos.
Un                         niño totalmente obediente es un niño que 
se ha dado por vencido. No                         muestra interés en 
mostrarse como es el mismo. Sólo logra satisfacción                     
    sometiéndose a los demás. Es un buen subordinado. Cuando crezca será
                         un adulto pasivo carente de todo impulso, de 
imaginación e                         iniciativa.
En                         el colegio son muy bien considerados por 
los maestros que los ponen                         como ejemplo. Son muy
 amables, corteses y se ganan el aprecio de los                         
adultos.
Estos                         niños no tienen una infancia muy feliz.
 Dado que su único deseo es                         complacer a los 
adultos muy pronto y son incapaces de expresar su                       
  propia individualidad.
Por                         el contrario, un niño que                           siempre se porta mal,
 es un niño que no ha aprendido a posponer                         su 
gratificación, no puede renunciar al placer inmediato en espera de      
                   una satisfacción mayor que puede lograr a través de 
medios                         socialmente aceptados. Con frecuencia 
estos niños han crecido en un                         ambiente que no 
les brindó nunca satisfacciones suficientes como para                   
      permitirles aprender a controlar sus impulsos en espera de una    
                     gratificación mayor, diferida. O sea que para que 
su hijo pueda                         tolerar la frustración debe 
aprender que obtendrá cierta satisfacción                         por 
hacerlo. Por supuesto que su hijo nunca ha recibido recompensa no       
                  podrá aprender a posponer la gratificación.
La                         mala conducta puede tener otra causa .
                           El niño desobediente puede haber pasado por 
una serie de experiencias                           que alentaron la 
mala conducta. Por ejemplo, un maestro puede haberle                    
       puesto la etiqueta de travieso porque le resultaba difícil tratar
 con                           él. A este niño le resultará más fácil 
persistir y cumplir así                           las expectativas del 
maestro que intentar que cambie de opinión. Por                         
  eso continúa portándose mal.
A                         veces la mala conducta se debe a que el 
niño esta colocado siempre en                         situaciones en las
 cuales haga lo que haga el resultado será siempre                      
   el mismo. Lo castigan si actúa de una forma y lo castigan si actúa   
                      de otra forma.
La                         desobediencia también aparece en hogares 
en que los padres están                         preocupados por sus 
propios problemas o que por diversas razones les                        
 prestan poca atención a los niños. Casi obligados sólo le prestan      
                   atención cuando se portan mal o tienen un problema 
muy grave. Es lógico                         deducir que pueden llamar 
la atención de sus padres si ellos mismos                         están 
en dificultades o si les crean problemas en forma deliberada.           
              Sienten necesidad de que los padres los tengan en cuenta y
 les                         impongan una disciplina. Estos niños 
"desobedientes" han                         aprendido que llamar la 
atención para que los reten es mejor que ser                         
ignorados.
Ningún                         niño desea llamar la atención buscando
 que lo reten si le prestan la                         debida atención 
normalmente.
  ¿Qué                           podemos hacer si nuestro hijo es siempre desobediente? 
Para empezar, indagar las razones que originan esa mala conducta. Identificar con claridad el problema para poder resolverlo (escasa atención de los padres, padres que aspiran a la perfección, privación al niño de satisfacciones y privacidad cuando no cumple con exigencias desmedidas, celos por el nacimiento de un hermano, etc).
Para empezar, indagar las razones que originan esa mala conducta. Identificar con claridad el problema para poder resolverlo (escasa atención de los padres, padres que aspiran a la perfección, privación al niño de satisfacciones y privacidad cuando no cumple con exigencias desmedidas, celos por el nacimiento de un hermano, etc).
Un                         niño tratado con indiferencia o exigencias
 desmedidas es normal que                         se muestre 
desinteresado, carezca de motivaciones y se porte mal                   
      constantemente. No importa lo bien que se pueda portar o lo logros
 que                         pueda obtener, nada se le reconoce.
Los                         niños que siempre hacen lo opuesto a los que se les pide 
Esta actitud de los niños encubre un mensaje. Nos está pidiendo indirectamente que se interese más en él. La conducta de oposición persistente es en el peor de los casos un intento de contrariarla y en el mejor de los casos un medio para llamar su atención.
Esta actitud de los niños encubre un mensaje. Nos está pidiendo indirectamente que se interese más en él. La conducta de oposición persistente es en el peor de los casos un intento de contrariarla y en el mejor de los casos un medio para llamar su atención.
El                         intento de contrariarla es la expresión 
más directa de la hostilidad                         y el resentimiento 
del niño. A veces el niño miente, roba o actúa                         
con falsedad  no por las                         dudosas recompensas que
 puedan significarle estas acciones sino por el                         
el solo hecho de portarse mal. En general, un niño que manifiesta 
crónicamente                         estas conductas está pidiendo a 
gritos que le presten atención.
hola paso visitando tu blog, reciban muchísimas bendiciones.
ResponderEliminarMi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com