La pubertad y los periodos menstruales
La menstruación (el período) es una etapa importante de la pubertad 
en las niñas; es uno de los principales indicios físicos que señalan que
 una niña se está convirtiendo en mujer.
Y como tantos otros cambios asociados con la pubertad, es posible que
 la menstruación genere confusión. Algunas niñas no ven la hora de tener
 su primera menstruación, mientras que a otras les genera temor o 
ansiedad. Muchas niñas (¡y niños!) no comprenden del todo el aparato 
reproductor de la mujer o lo que realmente sucede durante el ciclo 
menstrual; esto hace que el proceso parezca aún mucho más misterioso.
Cuando las niñas comienzan a transitar la pubertad (que suele 
comenzar entre los ocho y 13 años de edad), sus cuerpos y mentes cambian
 de muchas maneras. Las hormonas de su cuerpo estimulan nuevos 
desarrollos físicos; por ejemplo, el crecimiento y el desarrollo de sus 
senos. Aproximadamente después de dos o dos años y medio de que los 
senos hayan comenzado a desarrollarse, aparece el primer periodo 
menstrual.
Alrededor de seis meses antes de tener su primer periodo menstrual, 
las niñas pueden observar mayor cantidad de flujo vaginal transparente. 
Este flujo es normal. No hay necesidad de preocuparse por el flujo, a 
menos que genere un olor fuerte o picazón.
El primer periodo menstrual se conoce como menarca. La menarca no 
aparece hasta que todas las partes del aparato reproductor de una niña 
estén maduras y funcionen en conjunto.
Qué es un ciclo?
El ciclo de una niña se cuenta desde el primer día de sangrado en un 
mes hasta el primer día de sangrado del mes siguiente. Entonces, si una 
niña tiene su período el 8 de enero y luego otra vez el 2 de febrero, su
 ciclo duró 25 días (desde el 8 de enero hasta el 1 de febrero).
El aparato reproductor femenino
Las niñas nacen con ovarios, trompas de Falopio y útero. Los dos 
ovarios son de forma ovalada y se ubican uno a cada lado del útero 
(matriz) en la pelvis, que es la parte más baja del abdomen. Los ovarios
 contienen miles de huevos u óvulos. Las dos trompas de Falopio son 
largas y delgadas. Cada trompa de Falopio se extiende desde un ovario 
hasta el útero, un órgano en forma de pera que se ubica en el medio de 
la pelvis. Los músculos del útero femenino son fuertes y capaces de 
expandirse para permitir que el útero aloje al feto en crecimiento y 
luego ayudan a pujar durante el parto.
A medida que una niña madura e ingresa a la pubertad, la glándula 
pituitaria libera hormonas que estimulan los ovarios para que produzcan 
otras hormonas llamadas estrógeno y progesterona. Éstas hormonas 
influyen de varias maneras en el cuerpo de una niña, tanto en la 
maduración física como en el crecimiento y las emociones.
Alrededor de una vez por mes, un diminuto óvulo abandona uno de los 
ovarios, lo que se conoce como "ovulación", y se desplaza a través de 
una de las trompas de Falopio hacia el útero. En los días previos a la 
ovulación, el estrógeno estimula al útero para que se recubra con sangre
 y tejidos adicionales, de modo que sus paredes se vuelven más gruesas y
 acolchadas. De esta manera, el útero se prepara para un embarazo: si el
 óvulo llega al útero y es fertilizado por un espermatozoide, se adhiere
 a la pared acolchada del útero para luego convertirse poco a poco en un
 bebé.
Por el contrario, si el óvulo no es fertilizado, lo que ocurre en la 
mayoría de los ciclos mensuales de una joven, éste no se adhiere a la 
pared del útero. Cuando ésto sucede, el útero elimina el tejido 
adicional que recubre su interior. La sangre, el tejido y el óvulo sin 
fertilizar abandonan el útero y atraviesan la vagina para ser eliminados
 del cuerpo. En ésto consiste el periodo menstrual.
Éste ciclo ocurre casi todos los meses durante varias décadas (salvo,
 por supuesto, cuando la mujer está embarazada) hasta que la mujer llega
 a la menopausia y sus ovarios ya no liberan óvulos.
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