Hoy en día, a los jóvenes se nos acusa de muchos aspectos en los que no solamente nosotros tomamos parte de ello.
Son  muchas las veces en las que somos tratados como inmaduros e  irresponsables, mientras nosotros nos consideramos más bien  incomprendidos. A cada uno le ha tocado vivir su juventud en una  determinada sociedad, y por suerte o por desgracia a los jóvenes de hoy  en día nos ha tocado vivir en ésta, donde las cosas cambian  continuamente y todo se renueva antes de que te puedas dar cuenta.
Las  puertas se nos abren cada día a nuevos mundos donde nos tocará decidir  que papel queremos tomar en ese juego y ahí es donde cada uno elegirá  que camino seguirEntre los jóvenes hay de todo, pero como en todo lo  demás, no se puede generalizar y hablar de “los jóvenes de hoy en día”  como un todo.
Hay que saber distinguir y diferenciar. Nosotros  también trabajamos y luchamos por nuestro futuro, no somos solamente una  “cuadrilla de gamberros” que solo piensan en salir de fiesta y hacer  “botellón” para manchar las calles. Seguro que habrá cosas que haremos  mal, pero no es justo que seamos criticados solo por los aspectos de  nuestras vidas que los “críticos” consideren. Una buena opción sería  tratar de ponernos en la situación del prójimo para entenderla mejor,  tanto unos como otros, de tal forma que todos podríamos juzgar con más  justicia.
LA ADOLESCENCIA es una etapa de la vida que puede  resultar bastante difícil, incluso en las mejores circunstancias.  Durante la pubertad, los jóvenes se ven invadidos por una serie de  emociones y sentimientos nuevos.
Afrontan presiones diarias de  parte de maestros y compañeros. Se ven expuestos a la incesante  influencia de la televisión, el cine, la música e Internet. De ahí que  un informe de las Naciones Unidas defina la adolescencia como “una fase  de transición que suele caracterizarse por el estrés y la ansiedad”.
Lamentablemente, los jóvenes carecen por lo general de la experiencia necesaria para sobrellevar bien el estrés y la ansiedad. Y si no reciben la dirección apropiada, pueden caer con facilidad en diversos tipos de conducta destructiva. Por ejemplo, el citado informe de la ONU dice: “Los estudios indican que el problema de la droga a menudo comienza durante la adolescencia o al inicio de la edad adulta”. Lo mismo puede decirse de otras formas de mala conducta como la violencia y la promiscuidad sexual.
Sería un lamentable error que los padres pensaran que eso solo sucede entre “los pobres” o en ciertos grupos étnicos en particular. Los problemas que experimentan los jóvenes hoy trascienden las barreras económicas, sociales y raciales. “Si usted cree que un ‘delincuente juvenil’ solo puede ser un chico de 17 años perteneciente a alguna minoría de un barrio marginal, cuya madre es pobre y depende de la asistencia social, no está al día con la realidad”, dice el escritor Scott Walter. Y añade: “El niño problemático de nuestros días puede ser blanco, vivir en un hogar de clase media o clase media alta, tener menos (mucho menos) de 16 años y puede incluso ser una niña”.
Pero ¿por qué corren peligro de caer en esos tipos de conducta tantos jóvenes? ¿Acaso la juventud de otras generaciones no estaba también expuesta a problemas y tentaciones? Claro que sí, pero vivimos en una época de “tiempos críticos, difíciles de manejar” . Los jóvenes de hoy afrontan circunstancias y presiones exclusivas de esta época particular de la historia.
Lamentablemente, los jóvenes carecen por lo general de la experiencia necesaria para sobrellevar bien el estrés y la ansiedad. Y si no reciben la dirección apropiada, pueden caer con facilidad en diversos tipos de conducta destructiva. Por ejemplo, el citado informe de la ONU dice: “Los estudios indican que el problema de la droga a menudo comienza durante la adolescencia o al inicio de la edad adulta”. Lo mismo puede decirse de otras formas de mala conducta como la violencia y la promiscuidad sexual.
Sería un lamentable error que los padres pensaran que eso solo sucede entre “los pobres” o en ciertos grupos étnicos en particular. Los problemas que experimentan los jóvenes hoy trascienden las barreras económicas, sociales y raciales. “Si usted cree que un ‘delincuente juvenil’ solo puede ser un chico de 17 años perteneciente a alguna minoría de un barrio marginal, cuya madre es pobre y depende de la asistencia social, no está al día con la realidad”, dice el escritor Scott Walter. Y añade: “El niño problemático de nuestros días puede ser blanco, vivir en un hogar de clase media o clase media alta, tener menos (mucho menos) de 16 años y puede incluso ser una niña”.
Pero ¿por qué corren peligro de caer en esos tipos de conducta tantos jóvenes? ¿Acaso la juventud de otras generaciones no estaba también expuesta a problemas y tentaciones? Claro que sí, pero vivimos en una época de “tiempos críticos, difíciles de manejar” . Los jóvenes de hoy afrontan circunstancias y presiones exclusivas de esta época particular de la historia.
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