La actitud de los padres   es fundamental para encarar la solución a este problema. Por eso es tan  importante que mantengan hábitos cotidianos coherentes con el  tratamiento. Además el apoyo de un especialista y un clima familiar  agradable y cooperador pueden hacer que perder kilos se convierta en un  juego divertido. Para ello, es conveniente que los papas conozcan todo  lo que deben hacer para ayudar a un hijo con sobrepeso.
No a las dietas estrictas. El I niño está creciendo y  necesita un plan de alimentación que tenga las calorías esenciales.  Además, la dieta debe estar coordinada por el pediatra o médico  nutricionista para que el niño no tenga ninguna carencia de vitaminas o  minerales.
No a los gritos y amenazas acerca de la dieta. No es  conveniente que los padres se enojen o amenacen a su hijo cuando quiere  comer algo que engorda. Lo mejor es que lo ayuden y apoyen en la  realización de la dieta.
No al reproche cada vez que se pesa. El chico debe sentir que la balanza es una aliada y no su enemiga.
No a los cambios drástiícos. No tiene por qué incluir dentro de la  dieta familiar cambios bruscos en la comida ni hacerle pasar hambre.  Trate de adaptar la dieta que le indique el médico para toda la familia.  Una alimentación sana le viene muy bien a todos.
No al sedentarismo. El complemento imprescindible es un programa de ejercicios fisicos .  Pero nunca lo debe forzar porque de esta forma lo único que logrará es  que odie la actividad física. Descubra qué deporte le gusta más y  fomente su afición.
No al ayuno matinal. Recuerde que el desayuno es el pilar de la  alimentación diaria, especialmente en el niño, porque prepara su cuerpo  física y mentalmente para las actividades de toda la jornada.
No a esconder la comida. No sirve de nada mantener bajo llave las  papas fritas o las galletitas de chocolate. Es mejor tener a la vista y  con acceso libre, postres y alimentos de bajas calorías que el niño  pueda comer.
No a las prohibiciones. De nada sirve mostrarle todo lo que no puede  ni debe comer. Lo mejor es enseñarle a elegir los alimentos más  nutritivos. Además, sería conveniente que los padres dieran el ejemplo  comiendo comidas sanas.
No a ridiculizarlo con su problema. Las burlas generan sentimientos  de desvalorización y para bajar de peso es necesario reforzar la  autoestima. Diciéndole gordito cada dos palabras sólo conseguirá que el  chico se sienta más frustrado.
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