El niño que tiene un “desorden psiquiátrico grave” tiene una  enfermedad muy seria que puede afectar muchos aspectos de su vida. Estos  aspectos pueden incluir sus emociones, su habilidad social o  intelectual, o su habilidad lingüística. Los niños con desórdenes  psiquiátricos graves también pueden tener problemas físicos o pueden ser  retrasados mentales.
Cuando un psiquiatra de niños y adolescentes examina a un niño para  determinar si tiene un desorden psiquiátrico grave, éste busca, o le  pregunta a los padres si han notado algunos de los siguientes síntomas:
- No le sonríe a sus padres o a otros que lo cuidan;
- Actúa de forma rara o tiene apariencia extraña;
- Le falta movimiento o expresión facial;
- Habla de forma extraña o tiene un lenguaje privado que nadie entiende;
- Lleva a cabo conversaciones extrañas consigo mismo;
- Hace movimientos repetitivos extraños, tales como dar vueltas como un trompo, sacudir los brazos o dar golpes con la cabeza; y
- Demuestra pánico cuando va de un lugar a otro.
Hay muchos tipos de desórdenes psiquiátricos graves. El nombre que se  le da a la enfermedad del niño depende de la combinación de síntomas  mencionados arriba que presenta y de la severidad de la enfermedad.
Los desórdenes psiquiátricos graves persisten por mucho tiempo y  pueden durar de por vida. Sin embargo, cuando el niño con estos síntomas  se trata desde una temprana edad, su salud y su habilidad para  desempeñar las funciones diarias, usualmente mejoran.
Cuando los padres sospechan que su hijo puede tener un desorden  psiquiátrico grave, deben de procurar que se le haga una evaluación  psiquiátrica exhaustiva e integral lo más pronto posible. Los padres  observadores, pediatras, maestros y otros que ven al niño regularmente,  pueden comparar al niño con otros de su misma edad. Sus observaciones  pueden ser útiles para llevar a cabo una evaluación inicial del  problema.
Una evaluación integral y exhaustiva y el plan de tratamiento  requieren los servicios de un psiquiatra de niños y adolescentes, el  cual coordina sus observaciones con las de los padres, maestros  especiales, pediatras, neurólogos y con los resultados de pruebas  psicológicas y del desarrollo.
El plan de tratamiento integral envuelve el coordinar varios de los factores siguientes:
- Psicoterapia,
- Programas especializados de aprendizaje,
- Programas para enseñar las destrezas sociales y programas de comportamiento,
- Medicamentos psiquiátricos,
- Escuelas especiales u hospitales y la participación activa de la familia.
Tal vez, como los niños cambian tanto durante su desarrollo, el  diagnóstico de los desórdenes psiquiátricos graves es una de las tareas  más difíciles de la medicina. Por consecuencia, es sumamente importante  que existan médicos con el entrenamiento y la experiencia necesarios y  que los padres busquen ayuda tan pronto sospechen algún síntoma extraño  en su hijo para así poderlo ayudar.
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