Embarazo y sexualidad no siempre van de la mano. Es normal que  durante el período de gestación y tras el parto, la mujer no tenga ganas  de mantener relaciones sexuales. Tras el parto la mujer desea la  proximidad con su pareja, mimos y carantoñas porque durante los primeros  meses se sentirá fatigada, molesta e incluso puede que tenga miedo al  coito. Y es que el sexo después del embarazo es una tarea a retomar con mucho cariño y comunicación en la pareja.
Si el embarazo ha transcurrido con normalidad, no hay porqué eludir  las relaciones sexuales. Ambos tienen que mantenerse unidos y afrontar  los cambios que van a experimentar juntos. Es necesario que la pareja no  se olvide de ellos en ningún momento, aunque tenga que cuidar y criar a  un hijo. La llegada del bebé origina un pequeño caos pero han de tener  su propia intimidad y evitar que el niño absorba sus vidas. La  paternidad y maternidad no es en absoluto incompatible con la  sexualidad.
Problamente si la mujer o el hombre no desean mantener  relaciones sexuales, se trataría de un trastorno transitorio aunque hay  que cuidar que no se convierta en crónico. El sexo en una  pareja es una forma más de comunicación. Si ésta es óptima, ninguno de  ellos ha de tener miedos o preocupaciones con respecto a su intimidad.
Después del parto, la mujer experimenta cambios hormonales con lo que es aconsejable el uso de geles vaginales y lubricantes  que mejoren y faciliten el coito. Trascurrido el tiempo establecido  (cuarentena), es aconsejable que la pareja retome sus relaciones  sexuales lo antes posible y dentro de la normalidad más absoluta.
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