“Si acabas la comida te compro un chocolate” , “Si sales  aprobado en el examen te compro el juguete que tanto querías”… “Ahora te  vas a tu cuarto a pensar por pegarle a tu hermanito”, ”Una semana sin  ver tele”…  y la lista sigue…  Ya no sabemos qué hacer para que nos haga  caso o para controlar su comportamiento. Es entonces que recurrimos a  los premios y a los castigos, total, así nos educaron y  así educamos  nosotros, aún cuando muy en el fondo sabemos que ese tipo de disciplina  NO FUNCIONA. 
¿Y QUE TIENEN DE MALO LOS PREMIOS?
Los premios no tiene nada de malo, si es que están en una competencia   para conseguir algo. Pero no podemos premiarlo por comer, por hacer la  tarea o por arreglar su cuarto, esas actividades no merecen un premio,  pero sí un reconocimiento si la actividad lo amerita. Si les damos un  premio por esto, les estamos diciendo: ¨te doy tal cosa  a cambio de… ¨  es decir, hay un interés de por medio y no necesariamente una reflexión  sobre su conducta.
¿Pero y si se esforzó por lograr algo? En ese caso, felicítalo por su  responsabilidad, esfuerzo, constancia y fuerza de voluntad. Y aquí  separamos la diferencia entre premio (material) y felicitación (no  material que incluyen palabras, abrazos, aprobación, etc.).
Ahora, con esto no quiero decir que no le des un regalo a tus hijos o  que estamos en contra de los regalos!  Dales todos los regalos  (diferente a premio) que quieras, pero no porque se porto bien o hizo lo  que tú querías, dáselo de manera imprevista y disfruta de su carita de  alegría al recibirlo. (¿verdad que es hermoso ver a nuestro hijo  emocionado o feliz por recibir un regalo inesperado?) He aquí la  diferencia entre regalo y premio, el primero es gratuito, a cambio de  nada y el segundo es condicionado por algo que hizo.
¿Y SI NO LO CASTIGO, COMO LO DISCIPLINO?
El castigo no debería ser nuestro último recurso, simplemente NO  DEBERIA ESTAR DENTRO DE NUESTROS RECURSOS DISCIPLINARIOS. Antes de  pensar en aplicar un castigo, podríamos pensar en sus consecuencias.  Aquí cito, nuevamente a Jana Nelsen con sus 4Rs. de los castigos:
- Resentimiento: “Es inutil, no puedo confiar en los adultos”
 - Revancha “Ustedes ganaron ahora, pero yo ganaré después”
 - Rebeldía” Yo haré todo lo contrario para probar que yo no tengo que hacer lo que ustedes quieren”
 - Retraimiento Esto genera, dos comportamientos: Evación La próxima vez no se darán cuenta” y/o Baja auto estima : “Soy una mala persona”
 
Y dentro de los tipos de castigos, tenemos al físico, que es la   forma más errada de educar, pues conlleva al riesgo físico y daño  emocional. Y cuando hablo de castigo físico me refiero al simple palmazo  que ya es violencia física.
Pegar causa dolor en quien lo recibe y NADA absolutamente nada en el  mundo justifica que una persona cause dolor a otro, mucho menos un  adulto a un niño, mucho menos un padre a su hijo, pues al hacerlo está  lesionando no solo su cuerpo, sino también su autoestima y genera una  autoperceción negativa sobre si mismo: me pegan porque soy malo, porque  no me quieren, porque no hago bien las cosas. Recuerda:  El palmazo con amor no existe NO EXISTE.
EN CONCLUSION, CUANDO EDUCAMOS BASADOS EN EL PREMIO Y EL CASTIGO:
- Enseñamos a nuestros hijos que su conducta está condicionada por lo que ocurre fuera de ellos, por lo tanto, no se hacen responsables de sus actos.
 - Nuestro hijo no sabe lo que esta bien o mal, los padres son los que deciden.
 - Nuestros hijos se portaran bien por recibir el premio o por evadir el castigo.
 - El adulto regula la conducta del niño y no hay un proceso reflexivo por parte de él para modificar la conducta.
 - Con el premio compramos la buena conducta de nuestro hijo .
 - Con el castigo lo amenazamos para que nos haga caso.
 - Es una educación a CORTO PLAZO, solo para determinado comportamiento o circunstancia.
 
Yo les pregunto, ¿no sería mejor una disciplina a LARGO PLAZO? Es  decir, educar a nuestros hijos para que adquieran RESPONSABILIDAD,  AUTOCONTROL y AUTODISCIPLINA.
Entonces, en vez de premiar o castigar, mejor los ayudamos a asumir  evaluar las consecuencias de sus acciones y reflexionar sobre lo que  podrían hacer en vez, en este sentido, “un error se convierte en una  maravillosa oportunidad para el aprendizaje” Aquí quien aprende a  regular su propio comportamiento es el niño.
Tenemos que sacarnos de la cabeza la loca idea que disciplinar es  igual que controlar. Disciplina es enseñar y los niños aprender a través  de lo que ven… los padres nos convertimos en los guías de nuestros  hijos, ayudándolos a tomar decisiones inteligentes respecto a su  comportamiento y asumir la responsabilidad sobre sus acciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario