jueves, 13 de diciembre de 2012

NIÑOS OBESOS


Con tanto que se ha hablado sobre la obesidad infantil en estos años, es normal que como padre se preocupe si su hijo ha presentado tendencia al exceso de peso.
El problema es que muchos esfuerzos para el mantenimiento de peso saludable en niños mas bien están llevando a resultados contradictorias y en hacer más daño que bien!
En Estados Unidos se han puesto en marcha muchos programas “anti – obesidad” en escuelas. Recientemente se realizó una encuesta con padres de niños entre 6 y 14 años que están participando en estos programas. Los reportes de los padres mas bien fueron alarmantes! El 30% informó que su hijo desde que estaba en la intervención, presentaba al menos una conducta asociada al desarrollo de un trastorno de alimentación. Entre estas conductas los padres reportaron el tomar dietas inapropiadas, preocupación excesiva con las grasas en los alimentos y con leer etiquetas, rechazo de comidas familiares, y ejercicio excesivo. Además, muchos padres también expresaron su preocupación porque a sus hijos se les había hecho sentir mal por su peso y forma de comer.
Aunque para muchos estas conductas pueden considerarse como una “fase” por la que pasan los niños, su relación con el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria serios, es muy fuerte. No se debe dejar pasar por alto el daño que pueden causar las intervenciones, que aunque sean bien intencionadas, no han sido bien planificadas.
¿Qué hacer entonces si su hijo tiene sobrepeso u obesidad?
A continuación, le brindamos una guía sobre cómo intervenir sin dañar, cuando un niño tiene tendencia al exceso de peso.
1.    Identifique si se necesita intervenir o no.
Todo padre debe tener claro que es TOTALMENTE NORMAL, para algunos niños ser más grandes que el promedio. En especial, cuando esta es la tendencia de la familia.
Para saber cuándo intervenir, los padres deben primero tener claro, en qué consiste un crecimiento NORMAL, y para esto es importante que comprendan las gráficas de crecimiento.
El Índice de Masa Corporal, IMC, que es la relación entre el peso y la estatura, se utiliza como método fácil y rápido para evaluar si hay un exceso de peso. En los niños el peso varía según la edad y el sexo, no solo según la estatura.  Por esta razón la OMS ha diseñado gráficas de IMC según la edad y el sexo, que son las que se deben utilizar para monitorear a los niños después de los 2 años. Según estas gráfica, un peso considerado adecuado es entre los percentiles 5 y 85, entre el 85 y 95 es sobrepeso, y mayor del 95 percentil obesidad.
Ahora bien, si gráfica el IMC de su hijo, y está en el percentil 85 o superior, no es un indicador absoluto que necesita intervenir por exceso de peso!
Estadísticamente, la gráfica se puede leer como que el niño cuyo peso está en el 85 percentil es relativamente pesado en relación a otros niños. 85 de cada 100 niños pesan menos que él a esta edad. Pero comparar a un niño con otros niños no es lo importante! Los niños se deben comprar con sí mismos en su tendencia de crecimiento.
Las pregunta más importantes que debe plantearse al observar las gráficas es ¿crece constantemente y sin problemas?
Si el patrón de crecimiento muestra una tendencia a cruzar percentiles pero lentamente, esto también es considerado como desarrollo normal, siempre y cuando el crecimiento sea lento y no abrupto, consistente con el patrón anterior. Una vez que los niveles de crecimiento de un niño se estabilizan en un percentil dado, es donde probablemente se va a mantener a medida que crece hasta los 18 años de edad.
¿Qué no es normal? Cuando ocurren cambios abruptos en el patrón de crecimiento, que se pueden observar como “picos” es cuando usualmente hay problemas en la forma de alimentar al niño, tanto en la selección de alimentos, como en el cómo se está alimentado. Por ejemplo, un niño que iba creciendo bien el percentil 75, y de repente tiene un aumento abrupto al percentil 90.
Si estas alteraciones en el crecimiento se detectan a tiempo, se les puede dar una pronta y fácil solución.
Explicado lo anterior, si el peso de un niño aumenta constantemente sobre el percentil 5 o el 95 por percentil, es tan apropiado como la del niño que está creciendo más cerca de la media, el percentil 50. Sin embargo, dado que el crecimiento es estadísticamente inusual, y dado que el niño cuyas medidas se encuentran en los bordes exteriores de la curva de crecimiento es relativamente pequeño o de gran tamaño, médicos y padres suelen ser más vigilantes en estos casos.
Los problemas surgen cuando padres de niños grandes inconscientemente  empiezan a restringir su alimentación, y los padres de los niños pequeños empiezan tratar de alimentar a los niños más allá de sus señales de saciedad.
Es importante que los padres primero acepten la tendencia de su hijo y resistan el impulso de cambiarla cuando no hay problemas. Intervenir definitivamente puede hacer más daño que bien, como se explicará a continuación.
En resumen, la inconsistencia en el patrón de crecimiento, es lo que indica la necesidad de revisar la dinámica de alimentación del niño, y no solo el hecho de crecer sobre los percentiles considerados “adecuados”.

2.    ¿Cómo intervenir? Lo que no se debe hacer.
Si ha identificado estas inconsistencias en el crecimiento de su hijo, es cuando se debe analizar qué es lo que ha ocurrido. Puede ser que sean recientes o que se dieron hace mucho tiempo, pero lo importante es preguntarse qué sucedió en ese momento en cuanto a la forma de alimentación del niño.
En la mayoría de los casos, estas inconsistencias están asociadas a problemas en la forma de alimentar al niño. Los problemas más comunes son:
  1. Exceso de control en la alimentación
  2. Poca estructura en la alimentación
  3. Ambas
  La restricción de la alimentación ha probado ser una de las causas más importantes que llevan al niño al exceso de peso, y la más común! Padres preocupados por el peso de sus hijos que inician restricciones, en especialmente de alimentos de alta palatabilidad, son los que más fácil llevan a sus hijos a los extremos del exceso de peso.
 
  Aunque inicialmente los niños bajen cierto peso, después la mayoría de los padres empiezan a notar que tienen un apetito voraz. Este apetito “voraz” es consecuencia natural de que se le está obligando al niño a estar muy por debajo de lo que es apropiado para él. Se llega un punto en que la restricción de los padres no es sostenible, por lo que el niño termina comiendo a sus anchas, recupera su peso, y probablemente más de lo que había perdido. Esto se observa en las curvas como un pico hacia abajo, seguido por un pico todavía más abrupto hacia arriba.
 
  Por otro lado, cuando los padres no establecen estructura en la alimentación de los niños, dejando que pasen horas sin comer, y no tengan horarios definidos, suelen hacer que sus hijos coman más cuando tengan la oportunidad. Esto simplemente como una adaptación, de defensa, ya que anticipan que pueden pasar mucho tiempo hasta su siguiente comida.
 
  ¿Qué es entonces lo que más puede dañar a su hijo?
  a.    Restringirle
  b.    Falta de estructura
  c.    Fomentar una sobre preocupación con el peso en el hogar: estar haciendo comentarios sobre el peso, y la forma de comer.
  d.    Medirlos y compararlos con otros niños.
3.    ¿Cómo intervenir? Lo que sí debe hacer.
 
  Como se explicó, muchos de los problemas en el peso de los niños surgen cuando hay un conflicto en su forma de alimentación, y en su relación con la comida. Por lo tanto, lo primero es establecer una dinámica de alimentación positiva, entre el niño y los padres - entre toda la familia!
 
  La nutricionista Ellyn Satter (www.ellynsatter.com), denomina a esto como dinámica de alimentación de niños, y ha probado ser el método más exitoso para ayudar a los niños y padres en mantener un peso saludable sin las consecuencias negativas de los programas restrictivos.
 
  Este modelo se basa primero que todo en la CONFIANZA por parte de los padres hacia sus hijos.
 
  Todos los niños tienen una capacidad innata para autorregular su ingesta de alimentos, y alcanzar el peso y tamaño más apropiado para su estructura natural. La obesidad infantil se deriva de alteraciones en esta autorregulación. Cuando los padres sobre restringen los alimentos o cuando fuerzan a comer a su hijo, hacen que pierdan estos mecanismos. Sin esta autorregulación es que los niños terminan por comer más de lo apropiado, llegando a extremos de peso. Por lo tanto, para volver a su hijo a un peso saludable para siempre, se debe volver a reestablecer estos mecanismos, y para esto es que los padres deben CONFIAR en sus niños.
 
  Las bases para mejorar la dinámica de alimentación del niño en el tratamiento de la obesidad son:
 
  a. Mantenga una división de responsabilidades en cuanto a la alimentación. El punto clave para reestablecer una buena dinámica de alimentación es la división de responsabilidades, descrita también por Ellyn Satter. Esto consiste en que tanto padres como hijos tienen sus responsabilidades a la hora de alimentarse, no depende solo de los padres. Conocer estas responsabilidades y aplicarlas, es necesario para ayudarle a los niños a autorregular su consumo.Los padres son responsables de dar estructura, apoyo y oportunidades para comer de forma saludable. El padre de familia decide:
  • ¿Qué se come?
  • ¿Cuándo se come?
  • ¿Dónde se come?
  En el “dónde y cuándo” se come, es imperativo fomentar las comidas en familia. Se ha demostrado que el compartir con la familia es clave tanto en el tratamiento como prevención de la obesidad infantil.
 
  La otra parte de la división de responsabilidades es en CONFIAR en las responsabilidades que tienen los niños en su propia alimentación. Los niños son responsables de elegir si comen o no de lo que se ofrece,  y cuánto de esto es apropiado para ellos.
 
  Puede ser difícil, pero los padres para que el tratamiento tenga éxito, deben aprender a no forzarles o restringirles.
 
  Al inicio, niños que se les ha restringido la ingesta tienden a comer en exceso, cuando se les deja elegir las cantidades. En este sentido los padres deben ser PACIENTES, ya que consistentemente se observa como con el tiempo, ellos por si solos dejan de abusar, y vuelven a consumir lo apropiado para ellos.
 
  b. Mantenga una estructura constante en los tiempos de comida que incluya meriendas. Tener horarios de comida y respetarlos es clave en el tratamiento de la obesidad infantil. Una estructura es la respuesta para cuando a los 5 minutos de comer llegan rogando por una galleta, o cuando regresan de la escuela, y “pican” toda la tarde hasta la cena. Si su hijo tiene un horario fijo, le podrá responder que la galleta la podrá comer cuando le toque la merienda, o que cuando regrese de la escuela se puede sentar a comer su merienda y después esperar hasta la cena. Si no mantiene un horario constante, es muy difícil controlar estas y otras situaciones.
 
  Al planear un horario considere:
     
  • Se deben planear comidas cada 3 a 4 horas. No deben quedar las meriendas muy cercanas a las comidas principales, ya que se trata de que tenga apetito para la siguiente comida.
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  • Una merienda es PEQUEÑA, el propósito no es que se “llenen”, sino complementen su alimentación.
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  • Todo tiempo de comida, ya sea merienda, desayuno, comida o cena, debe ser en la mesa! No viendo televisión, en el carro, o con otras distracciones.
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c. Procure que la comidas principales sean siempre en familia. Las comidas en familia le ayudan a reconocer al niño, que no debe enfocarse solo en la comida, y se ha comprobado en diversos estudios que son clave para prevenir y tratar la obesidad infantil. El momento de comida también es un tiempo de compartir y conversar y no de comer todo en piloto automático. Estar interactuando con sus padres y hermanos le ayuda a comer más despacio y poner más atención a sus señales de hambre y saciedad.
  Por supuesto, DEBE SER UN MOMENTO AGRADABLE! Nunca dirija el tema de conversación hacia lo que come o no, o hacia la cantidad de comida. Debe permitirle tomar de la mesa lo que quiera y en la cantidad que quiera, sin reprimirle o premiarle por esto.
 
  Las comidas en familia y con estructura son la clave! Una vez que logra que el niño se siente a la mesa y disfrute, todo lo demás fluye mejor.
 
  El qué comer, se puede ir modificando una vez que ya se establecen las comidas regulares en la familia. Eso si los cambios se deben hacer gradualmente y aplicados PARA TODO EL GRUPO FAMILIAR! Nunca enfocados solo al niño que tiene sobrepeso. De todas formas, lo que no es saludable para el niño tampoco es saludable para la familia.

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