martes, 28 de agosto de 2012

NIÑOS DESOBEDIENTES

Porque la desobediencia del niño

¿
Mientras vivas en esta casa obedecerás las reglas. Cuando tengas tu casa obedecerás tus propias reglas. Aquí no gobierna la democracia, no hice campaña electoral para ser tu padre, tú no votaste por mí. Somos padre e hijo por la gracia de Dios, y yo acepto respetuosamente el privilegio y la responsabilidad aterradora. Al aceptarla adquiero la obligación de desempeñar el papel del padre.
No soy tu cuate, nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir muchas cosas pero no somos compañeros. Soy tu padre ¡Y eso es cien veces más que un amigo!.  
También soy tu amigo, pero estamos en niveles completamente distintos. En esta casa harás lo que yo diga y no debes cuestionarme porque todo lo que yo ordene estará motivado por el amor. Te será difícil comprenderlo hasta que tengas un hijo, mientras tanto confía en mí...


La Desobediencia en el niño
La desobediencia en el niño está íntimamente ligada con el problema de la autoridad de los padres y de la tolerancia. El concepto que los padres tengan de la autoridad, se manifiesta en el grado de tolerancia y, por lo tanto, en la clase de obediencia exigida. Unos padres autoritarios exigirán "obediencia ciega" por la simple razón de "porque lo mando yo ! ; nunca reconocerán un error propio porque "hay que mantener el principio de autoridad". En este caso, la desobediencia es casi inevitable y con ella el conflicto.

El ejercicio irracional de la autoridad (lo que hoy se toma a risa mañana se castiga severamente, las bofetadas repentinas sin dejar explicarse a la víctima, gritos estertóreos o insultos) es semilla segura de desobediencia. Pero la desobediencia puede surgir también de un ejercicio demasiado blando de la autoridad. El niño aprende fácilmente o intuye que puede abusar puesto que las amenazas nunca se realizan o los castigos impuestos se levantan siempre apenas comenzados. El problema de la desobediencia de los hijos es también un problema de los padres que deben someter a examen su propio concepto de obediencia y tolerancia.
A lo largo de todas las etapas del desarrollo evolutivo encontramos ciertos nivel de desobediencia.
Alégrese de que su hijo le desafíe. Una de las tareas principales de la niñez consiste en descubrir la estructura y el significado de la vida, y eso se aprende en gran medida descubriendo las reglas y normas que regulan el funcionamiento de las cosas. A medida que su hijo crezca, su conducta será más compleja y variada y comenzará a ponerla a prueba para descubrir las diferenciaciones más finas de la disciplina.

Su hijo no está tratando necesariamente de amargarle la vida en forma deliberada, simplemente está poniendo a prueba los límites que usted le impone o poniendo a prueba nuevas hipótesis acerca de la forma en que usted puede reaccionar ante lo que él hace. Este tipo de desobediencia puede considerarse como normal. No debe preocuparse al menos que su hijo lo desobedezca en forma constante. Si parece disfrutar cuando usted se enoja y la desobedece cada vez que usted se enoja y la desobedece cada vez que usted expresa un deseo, entonces sí debe comenzar a preocuparse.
Si un niño siempre desobedece a los deseos de sus padres lo más probable es que se lo haya sometido a una disciplina muy estricta, que puede haber llegado incluso a castigos severos.
Un niño totalmente obediente es un niño que se ha dado por vencido. No muestra interés en mostrarse como es el mismo. Sólo logra satisfacción sometiéndose a los demás. Es un buen subordinado. Cuando crezca será un adulto pasivo carente de todo impulso, de imaginación e iniciativa.
En el colegio son muy bien considerados por los maestros que los ponen como ejemplo. Son muy amables, corteses y se ganan el aprecio de los adultos.
Estos niños no tienen una infancia muy feliz. Dado que su único deseo es complacer a los adultos muy pronto y son incapaces de expresar su propia individualidad.
Por el contrario, un niño que siempre se porta mal, es un niño que no ha aprendido a posponer su gratificación, no puede renunciar al placer inmediato en espera de una satisfacción mayor que puede lograr a través de medios socialmente aceptados. Con frecuencia estos niños han crecido en un ambiente que no les brindó nunca satisfacciones suficientes como para permitirles aprender a controlar sus impulsos en espera de una gratificación mayor, diferida. O sea que para que su hijo pueda tolerar la frustración debe aprender que obtendrá cierta satisfacción por hacerlo. Por supuesto que su hijo nunca ha recibido recompensa no podrá aprender a posponer la gratificación.
Gritos

La mala conducta puede tener otra causa . El niño desobediente puede haber pasado por una serie de experiencias que alentaron la mala conducta. Por ejemplo, un maestro puede haberle puesto la etiqueta de travieso porque le resultaba difícil tratar con él. A este niño le resultará más fácil persistir y cumplir así las expectativas del maestro que intentar que cambie de opinión. Por eso continúa portándose mal.
A veces la mala conducta se debe a que el niño esta colocado siempre en situaciones en las cuales haga lo que haga el resultado será siempre el mismo. Lo castigan si actúa de una forma y lo castigan si actúa de otra forma.
La desobediencia también aparece en hogares en que los padres están preocupados por sus propios problemas o que por diversas razones les prestan poca atención a los niños. Casi obligados sólo le prestan atención cuando se portan mal o tienen un problema muy grave. Es lógico deducir que pueden llamar la atención de sus padres si ellos mismos están en dificultades o si les crean problemas en forma deliberada. Sienten necesidad de que los padres los tengan en cuenta y les impongan una disciplina. Estos niños "desobedientes" han aprendido que llamar la atención para que los reten es mejor que ser ignorados.
Ningún niño desea llamar la atención buscando que lo reten si le prestan la debida atención normalmente.
  ¿Qué podemos hacer si nuestro hijo es siempre desobediente?
Para empezar, indagar las razones que originan esa mala conducta. Identificar con claridad el problema para poder resolverlo (escasa atención de los padres, padres que  aspiran a la perfección, privación al niño de satisfacciones y privacidad cuando no cumple con exigencias desmedidas, celos por el nacimiento de un hermano, etc).
Un niño tratado con indiferencia o exigencias desmedidas es normal que se muestre desinteresado, carezca de motivaciones y se porte mal constantemente. No importa lo bien que se pueda portar o lo logros que pueda obtener, nada se le reconoce.
Los niños que siempre hacen lo opuesto a los que se les pide
Esta actitud de los niños encubre un mensaje. Nos está pidiendo indirectamente que se interese más en él. La conducta de oposición persistente es en el peor de los casos un intento de contrariarla y en el mejor de los casos un medio para llamar su atención.
El intento de contrariarla es la expresión más directa de la hostilidad y el resentimiento del niño. A veces el niño miente, roba o actúa con falsedad  no por las dudosas recompensas que puedan significarle estas acciones sino por el el solo hecho de portarse mal. En general, un niño que manifiesta crónicamente estas conductas está pidiendo a gritos que le presten atención.

1 comentario:

  1. hola paso visitando tu blog, reciban muchísimas bendiciones.
    Mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

    ResponderEliminar