La situación de los niños con capacidades diferentes
Se estima que aproximadamente 150 millones de niños en todo
el mundo viven con una discapacidad y que el 80% de ellos se encuentra
en países en vías de desarrollo. En la mayoría de los casos, estos niños
no reciben el tratamiento que necesitan y muchos son discriminados.
Definición
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, adoptada en el año 2006, define así la discapacidad:
“Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan
deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo
plazo que, al interactuar con diversas barreras, éstas puedan impedir su
participación plena y efectiva en la sociedad y en igualdad de
condiciones con las demás.”
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), adoptada en 1989, es
el primer tratado internacional que incluye una referencia específica a
la discapacidad; el Artículo 2 se refiere a la no discriminación de los
niños con discapacidad. Del mismo modo, existe otro artículo, el
Artículo 23, consagrado por completo a este mismo asunto:
“Los Estados Partes reconocen que el niño mental o físicamente
impedido deberá disfrutar de una vida plena y decente en condiciones que
aseguren su dignidad, le permitan llegar a valerse por sí mismo y
faciliten la participación activa del menor en la comunidad.” (art. 23
CDN)
Causas
Existen numerosas causas que pueden provocar una discapacidad.
Desafortunadamente, la mayoría de estos casos se podrían haber evitado
mediante la adecuada prevención y el acceso al tratamiento necesario.
Las principales causas de discapacidad son las siguientes:
- Problemas genéticos;
- Enfermedades (el polio, por ejemplo);
- Desnutrición;
- Guerras (especialmente debido a minas antipersona);
- Descuido en la higiene;
- Pobreza (acompañada a menudo por el resto de causas mencionadas).
Consecuencias
Marginación y exclusión social
A
menudo, la discapacidad de un niño es seguida por su marginación en la
sociedad. Por ejemplo, tan solo alrededor de un 2% de los niños con
discapacidad tiene acceso a la educación.
Además, la discapacidad impresiona a la gente. En la conciencia
colectiva existe con frecuencia la creencia de que las personas con
discapacidad sufren una maldición o castigo provocado por los pecados
que sus ancestros cometieron en el pasado. En muchas regiones de todo el
mundo, los niños que sufren una discapacidad son aislados, rechazados y
se consideran intocables.
Sobre todo, se trata de un hecho evidente en los países en vías de
desarrollo, donde la mayoría de los niños con discapacidad son
analfabetos y viven totalmente aislados del resto de la sociedad. En
muchos casos, estos menores se ven obligados a mendigar para poder
sobrevivir y viven en la calle en situaciones de extrema pobreza.
Violencia
Los niños con discapacidad corren un riesgo cada vez mayor de
convertirse en víctimas de la violencia debido a su incapacidad para
defenderse. Por tanto, la violencia física, psicológica y emocional pasa
a ser una triste realidad que los menores con discapacidad sufren en el
entorno familiar, institucional y social.
Desgraciadamente, en algunos países una minusvalía física o psíquica
puede suponer una razón para el infanticidio, debido a la carga social y
financiera que estos niños con discapacidad pudieran significar para su
familia.
La discapacidad como causa de discriminación
Existen numerosos casos de discriminación causados por una
discapacidad: en esferas como la educación, el alojamiento, el
transporte y la vida cultural, la mayoría de los lugares y servicios son
en buena parte inaccesibles para las personas que sufren algún tipo de
discapacidad. Estos obstáculos son numerosos y pueden ser de tipo físico
(edificios a los que las personas con silla de ruedas no pueden
acceder); institucional (falta de personal cualificado, como por ejemplo
los intérpretes de lengua de signos); o incluso obstáculos que
simplemente radican en la intolerancia.
Incluso en países desarrollados podemos observar cierta
discriminación hacia los niños con discapacidad: a menudo los separan
del resto de niños, las instituciones especializadas los alejan de la
familia, los sitúan en clases especiales, etc. De este modo, resulta
imposible para estos niños integrarse en la sociedad y encontrar
posteriormente un empleo.
Derechos de los niños con discapacidad
Los niños con discapacidad son iguales al resto de niños. De acuerdo
con la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), los menores con
discapacidad poseen los mismos derechos que cualquier otro niño.
Además del derecho a la no discriminación previamente mencionado, es
necesario destacar que los niños con discapacidad deben disfrutar no
sólo de los derechos garantizados por la Convención, sino también de los
derechos que se mencionan a continuación.
Derecho a un tratamiento adecuado
El segundo párrafo del Artículo 23 de la CDN, dedicado a los niños
con discapacidad, garantiza su derecho a obtener una asistencia especial
y a solicitar la concesión de una subvención del gobierno que se ajuste
en función del país del niño y de la situación financiera de sus padres
o tutor.
Resulta obvio que los niños con discapacidad tengan derecho a un
tratamiento especial pero, en la práctica, la mayoría de ellos son
privados incluso de un tratamiento médico adecuado. Sus posibilidades de
recuperación, o de vivir al menos con un sufrimiento menor, se reducen
por lo tanto a cero.
Derecho a la educación
Debido
a la falta de infraestructuras, medios, conocimiento y, sobre todo, de
buena voluntad, la mayoría de los niños con discapacidad no recibe
ninguna educación; en realidad, ni siquiera una educación primaria. De
hecho, de acuerdo con una serie de estadísticas internacionales, solo el
2% de los niños con discapacidad tiene el privilegio de asistir a la
escuela. Se trata, por lo tanto, de una violación grave de la CDN, que
garantiza el derecho de todos los niños a asistir a la escuela.
Derecho al ocio
En ocasiones, las personas que rodean a los niños con discapacidad
están tan involucradas en su asistencia que olvidan que éstos, antes que
nada, son niños; niños que necesitan divertirse, jugar, expresarse de
forma artística, practicar deportes, etc. Asimismo, el derecho al ocio
es un derecho contenido en la Convención sobre los Derechos del Niño
(Artículo 31), y que indudablemente atañe de igual forma a los niños con
capacidades diferentes.
Derecho a la opinión
Se trata de una de las necesidades fundamentales de un niño con
discapacidad, aunque desafortunadamente, también es una de las más
ignoradas. De acuerdo con el Artículo 12 de la CDN, los niños
minusválidos, al igual que el resto de niños, tienen derecho a expresar
su opinión sobre cualquier medida que les afecte.
El derecho a la opinión se extiende del mismo modo a todos los
ámbitos de la vida social, en la que el niño debería contar con la
oportunidad de expresar su opinión, ser consultado e informado y tener
la oportunidad de participar. Sin embargo, se considera a menudo que,
debido a sus discapacidades, estos niños no son capaces de expresar una
idea de forma coherente, por lo que se toman las decisiones sin escuchar
su opinión.
Producto de su vulnerabilidad, los niños que sufren alguna
discapacidad son particularmente susceptibles a la hora de expresar su
opinión, ya que en algunas ocasiones la comunicación con ellos conlleva
numerosos obstáculos (dificultades en la comunicación, pensamiento
lento, falta de comprensión). Por lo tanto, se debería considerar a los
niños minusválidos como parte integral de la toma de decisiones en los
asuntos que les afecten. De este modo, la erradicación de los obstáculos
que dificultan su camino hacia la integración social debería ser
inmediata.
Un largo camino por recorrer
La palabra minusválido a menudo contiene una connotación peyorativa: un
minusválido sufre una incapacidad, lo que invita a considerarle del
mismo modo que a una persona incompetente. Sin embargo, un niño con
discapacidad es capaz de involucrarse en acciones de tipo constructivo
y, sobre todo, es capaz de progresar. Desgraciadamente, rara vez cuentan
con la oportunidad de hacerlo.
A nivel mundial, existe un largo camino por recorrer en lo que a los
derechos de los niños con discapacidad se refiere. El cambio del término
‘niños con discapacidad’ por ‘niños con capacidades diferentes’ ha
supuesto un avance en este aspecto.
De hecho, es indispensable un cambio de mentalidad para garantizar
los derechos de los niños con capacidades diferentes. Además, las
autoridades de todo el mundo deberían llevar a cabo las reformas
necesarias para crear una estructura jurídica e institucional que
asegure la protección de los niños con capacidades diferentes, de forma
que estos puedan abandonar los tétricos lugares en los que se encuentran
y, consecuentemente, disfrutar de condiciones de vida adecuadas y de
las oportunidades que merecen.
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