Durante nuestra pasada estadía en Lima visitamos el . Lo comenté en el muro de Facebook refiriéndome a la necesidad de explicarle a Carlos lo qué eran las “armas del mundo”.
Por qué decidimos visitar este museo:
En mi guía de viajes el museo de oro estaba muy recomendado, así que
lo pusimos en la lista de lugares a los que iríamos si era posible. Una
tarde estábamos en un mercado en Angamos, hubo tiempo, me di cuenta de
que la calle Angamos se convierte en la calle Primavera (no era difícil
llegar en transporte público), y decidimos ir para allá, luego de
compra un coco por 1 sol
El precio de la entrada fue lo más caro que pagamos en Perú
(18 dólares por los dos). En realidad tuve que pagarlo en dólares
porque no tenía tantos Soles. Casi me desanimo de pagar tanto…y qué tal
si Carlos se cansaba y no podíamos ver mucho del museo?
Entonces,
lo primero que hicimos fue sentarnos. Carlos a comer su coco y yo a
leer algo sobre el museo. Luego él se puso un rato a jugar con sus
burbujas. Ya bien descansados y comidos, entramos al museo de Oro.
En el Museo de Oro
Este es sin duda el museo con más oro que he visto en mi vida. Sobra
decir que es impresionante. Miramos muchísimas piezas, deteniéndonos
solo en las que más nos llamaban la atención. La mayor parte de piezas
son preincáicas, y es tan impresionante la cantidad de oro como el
trabajo y las técnicas, que también son explicadas.
A Carlos le gustaron las narigueras.
Ma, imagínate yo con esa nariguera, no vería nada.
También me preguntaba mucho para qué servían ciertos objetos, y se
alegraba cuando encontraba algún pájaro o animal en los diseños.
Por supuesto, no se puede tocar nada. Es solo mirar y mirar, por lo
que hay que planificar una visita rápida si es con niños pequeños. Creo
que es mejor ir con niños de 5 en adelante, o que ya les guste detenerse
a mirar piezas. Si vas a quedarte muy poco, no lo recomiendo, ya que
hay otros museos con pocas, pero asombrosas piezas de oro (por ejemplo
el El Museo del Banco Central de la Reserva
entrada gratuita). Carlos estuvo a punto de aburrirse con tanto oro y
piedras preciosas, pero para mi suerte siempre surgía una pieza que lo
animaba.
Tal vez debí explicarle que el oro es un material muy caro y que es
muy difícil encontrar tanto oro en un mismo sitio. Para él el oro es un
material brillante y bonito, y yo preferí que vea los objetos como arte y
no como tesoro “caro”.
El Museo de Armas del Mundo
La
parte de arriba del museo está dedicada a las armas del mundo: cañones,
dagas, armaduras, escudos, espadas, rifles, pistolas…de todo para la
guerra.
Pronto me vi enfrentada a la pregunta: para qué es esto?
Decidí explicar lo que me preguntara. Que las armas son objetos que se
usan para cazar y para la guerra, y que la guerra es una pelea entre un
grupo de personas con otro grupo de personas. Que en ese tipo de peleas
algunos deciden matar a las otras personas, y que para eso usan las
armas.
No seguí explicando porque Carlos no estuvo tan interesado. Él solo
quería saber las generalidades y no siguió preguntando más. Tal vez le
pareció algo muy lejano y no se interesó tanto, así que solo pasamos por
las salas mirando algunas piezas.
A mí sí me pareció interesante ver las armas antiguas. Vi algunos
“regalos” que se hacen entre los comandantes generales de diferentes
países: Qué increíble que alguien regale a otra persona un revólver, o
un puñal, no? Parece que esa es la norma entre algunas personas. No sé
qué dedicatoria habrán puesto…”espero que nunca la uses”, o algo así?
A Carlos le gustó el corredor con uniformes de Samurais y las armaduras. Me preguntó que si podía mandarse a hacer una para él.
En conclusión, para mí fue super interesante. Para Carlos, no muy
diferente que otros museos: con cosas que nunca había visto y
explicaciones extrañas. A la salida me dijo que quería volver otro día.
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