miércoles, 14 de noviembre de 2012

PEQUES GOLPEADOS

El domingo 23 de mayo, el periódico La Nación, publicó una noticia que me desgarró el corazón, el titular decía de esta manera: “País incapaz de frenar violencia contra niños”. En medio de un panorama de discusión, en el que unos culpan a los otros, el Pani menciona que no hay presupuesto, y el hospital de niños agudiza la cifras de menores atendidos por esta causa.
Es doloroso mirar como la familia, siendo la base fundamental de la sociedad costarricense se ha contaminado tanto, y hoy en día se encuentra resquebrajándose cada vez más. Sin embargo, amen de todo lo que el estado y las autoridades de diversos sectores intenten hacer, el cambio debe empezar desde la raíz del problema.
No importa cuanto dinero destinen al Pani y a las instituciones de bien social, o cuantos profesionales se preparen en este campo (no cabe duda que estas medidas son buenas y necesarias), la situación se suscita desde la crianza, desde el padre y la madre que se encuentran sumidos en el alcoholismo, desde los embarazos no deseados, la falta de información, los familiares agresores, y la influencia de los medios de comunicación que han ayudado a fomentar la agresividad.
Es terrible darse cuenta a través de los noticieros de la forma tan violenta, en que reaccionan de los jóvenes de hoy. Es alarmante que un muchacho salga a las calles, a enfrentarse a la policía con tal de que le permitan infringir las leyes del colegio, llevando sus “piercings” a clases. Todos sabemos que la adolescencia es una etapa conflictiva de cada ser humano, y que en este periodo de la vida, no se posee la madurez suficiente para acatar ciertas normas, pero de esto a pasar al uso de la violencia, hay pasos abismales.
Difícilmente se puede entender que este hecho, simplemente se deje en manos del cuerpo de policía y de las autoridades del colegio, cuando claramente se sabe que lo que el muchacho refleja afuera, es lo que está viviendo dentro del ceno de su hogar. Son los padres de familia los responsables de inculcar valores, y de preocuparse por la clase de personas que están formando para un futuro, un pasaje de la Biblia dice: “instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo, jamás se apartará de él”.
Lo más triste de todo es que estos niños, y jóvenes que hoy en día son golpeados, y se encuentran sufriendo, serán los adultos del mañana. Y si no se le pone un freno de una vez a la agresión, mañana se convertirán en adultos que tomarán todo ese odio y dolor que llevan por dentro, y lo desencadenarán contra la sociedad.
Ya es suficiente de seguir en lo mismo, se deben tomar acciones rápidas y contundentes, las autoridades deben separar inmediatamente a esos niños de las personas que los están lastimando, y ofrecerles otro estilo de vida, en el cual ellos aprendan un camino diferente.
Costa Rica necesita volver a los principios y a los valores, aunque muchas personas los critiquen. Este país está urgido de volver la mirada a Dios, quien es el único que puede sanar el corazón de una persona que recibió golpes en su infancia, y convertirlo en un padre o una madre ejemplar, que no repita este patrón con sus hijos.
No más cuerpecitos golpeados, no más gritos, no más regaños con ira, si usted es padre o madre, y se encuentra leyendo estas palabras, le ruego que analice la manera en la que se está comportando en su hogar.
No hay mejor manera para que los niños y jóvenes aprendan, que viendo el ejemplo de quienes están a su alrededor. Si usted identifica que no ha actuado bien y no decide cambiar, no se queje más adelante. Recuerde que los hijos, siempre van a ser el resultado de sus padres. Lo que usted les enseñe hoy, es lo que ellos van a reflejar

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