En la actualidad no es para nada raro que un niño presente problemas con el sueño o directamente insmnio ,
algo que para muchas familias sigue siendo todo un inconveniente ya que
no saben como reaccionar o de que manera ayudar a sus niños. Lo primero
en todos los casos es llevar al pequeño al pediatra para que el
especialista pueda descartar si el insomnio es un síntoma que declare la
presencia de alguna patología orgánica, en un bebé la forma de
determinar tales indicios es con un análisis de talla y peso.
El doctor Felipe Giácaman, neurólogo infantil de la Clínica Santa María, indica:
“Si no ha subido de peso tal vez se deba a que el pequeño esté quedando con hambre y que esa sea la causa de que se despierte en la noche”.
Una
vez descartado cualquier caso de anomalía física hay mucho por hacer
dependiendo de la edad del niño, en caso de lactantes es recomendable
realizarles rutinas basadas en horarios que lo vayan involucrando en el
sueño profundo, tales como bañarlos de noche, darles papilla y luego
meterlos en la cuna, cuando se encuentren bien relajados. Es
recomendable evitar que hagan siestas largas durante el día, que es el
momento en el que muchos no parecen tener problemas para conciliar el
sueño, en cambio las siestas no deben sobrepasar las 3 horas de
duración.
“El insomnio puede aparecer producto de un shock emocional, desorden alimenticio, mala distribución ornamental en su habitación, ansiedad, viajes largos y también ocurre cuando hay problemas psicofisiológicos, en la glándula pineal e idiopáticos relacionados con los estados de sueño y vigilia”.
En casos de niños en edad pre- escolar,
con edades entre los 4 y los 5 años, es también necesario descartar
causas de enfermedad física, ya que el insomnio puede ser provocado por
todo tipo de causas como adenoides, apneas, reflujos, enuresis o
alergias alimentarias. Llegado el caso el médico especialista indicará
cuál es el tratamiento farmacológico necesario para tratar el problema y
cuales son las pistas para acomodar los hábitos de sueño del niño.
“En el caso de los niños más grandes tienen que dormir entre 9 y 10 horas diarias, por lo que a las ocho de la noche deben estar acostados. Le puedes leer una historia, poner luz tenue, todo lo necesario para crear el ambiente para dormir y que se despierte sin problemas a las 7 de la mañana”.
Es importante estar atentos en todos los
casos y determinar si el insomnio no se suma a otros problemas como
problemas de alimentación, depresión, baja concentración y deficiente rendimiento escolar,
ya que en esos casos estamos hablando de un problema de fondo mucho
mayor. Si los problemas de descanso persisten a lo largo de la vida del
niño es necesario realizar una polisomnografía para estudiar la
estructura del sueño mediante un encefalograma, para poder determinar
las causas de forma personalizada.
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