sábado, 15 de mayo de 2010

EDUCAR EN EL AMOR A LA NATURALEZA

Amar la naturaleza no es algo que se aprenda solo teniendo una mascota. Pero ayuda. Los expertos señalan que los niños menores de 7 años son todavía incapaces de controlar sus impulsos agresivos y que podrían lastimar sin querer a una mascota, pero que sí pueden entender lo que significa cuidar el medio ambiente. Los niños sienten curiosidad hacia la naturaleza, pero depende de la importancia que los padres le den a la misma y de la educación ecológica que reciban, el discernimiento que hagan entre lastimar o cuidar las plantas y los animales.

Algunos niños cuando están pequeños torturan a las lagartijas arrancándoles las patas o la cola; les lanzan piedras a los sapos y golpean a caninos y felinos.

Las diferentes asociaciones defensoras de animales señalan que la educación sobre la naturaleza en la infancia es clave para que un niño desarrolle su amor por el mundo que lo rodea.

“Si se permite que un niño maltrate a un animal, más adelante será incapaz de desarrollar un amor verdadero por otros seres vivos”, explica Miguel Acero, ecologista y defensor de los derechos de los animales en Bucaramanga.

La psicóloga Beatriz Gómez está de acuerdo con la afirmación de Acero.

“La relación interpersonal primaria de un niño es con el mundo de la naturaleza. Si el niño desarrolla una relación mezquina con los animales, es muy posible que esa relación se traslade también hacia sus amigos y más adelante hacia las personas que conozca”.

Gómez explica que si un niño maltrata un animal, es posible que más adelante sea incapaz de sentir simpatía por los sentimientos de otro ser humano.

Los expertos recomiendan salir de excursión con los chicos, fomentar la cultura de la conservación y del reciclaje y, cuando estén mayores, si las condiciones en la casa son apropiadas, comprarles una mascota.

Ejercicios para el docente

El siguiente es un ejercicio que los especialistas recomiendan a los docentes para introducir a los niños en el tema del cuidado de la naturaleza:

●Se les explica a los niños que el tema del día son las distintas personas y profesiones en relación con el cuidado de los campos, bosques, océanos…
● Guardabosques: cuida y protege a los animales. Vigila que los cazadores no les hagan daño.
● Guarda forestal: cuida de los árboles, observa si están enfermos, si hay que podarlos y también a los paseantes cómo deben cuidar la naturaleza.
● Guarda marino: vigilan el mar, no permiten a las personas que ensucien el agua y hagan daño a los peces.
● Animadores de la naturaleza: su labor es enseñar a los niños y mayores los elementos que hay en la naturaleza.
Al igual que estas personas participan en el cuidado de la naturaleza y enseñan a los demás cómo hacerlo, los profesores les pedirán a los niños que sean guardas o cuidadores de algo:
● Cuidadores del patio
● Cuidadores de los árboles del jardín.
● Cuidadores de las entradas y salidas de los niños.
● Cuidadores de las macetas de clase.
● El profesor propondrá diferentes responsabilidades que pueden tomar y cada niño elige una de ellas y con la ayuda de él elaborará un colgante con un distintivo para que todos los niños de la clase sepan qué responsabilidad han elegido.

Amar la naturaleza

La siguiente es una historia que puede inducir en los niños la sensibilidad y el aprecio por la naturaleza.

“Hubo una vez un pájaro de piedra. Era una criatura bella y mágica que vivía a la entrada de un precioso bosque entre dos montañas. Aunque era tan pesado que se veía obligado a caminar sobre el suelo, el pajarillo disfrutaba de sus árboles día tras día, soñando con poder llegar a volar y saborear aquel tranquilo y bello paisaje desde las alturas.

Pero todo aquello desapareció con el gran incendio. Los árboles quedaron reducidos a troncos y cenizas, y cuantos animales y plantas vivían allí desaparecieron. El pajarillo de piedra fue el único capaz de resistir el fuego, pero cuando todo hubo acabado y vio aquel desolador paisaje, la pena y la tristeza se adueñaron de su espíritu de tal modo que no pudo dejar de llorar.

Lloró y lloró durante horas y días, y con tanto sentimiento que las lágrimas fueron consumiendo su piedra, y todo él desapareció para quedar convertido en un charquito de agua.

Pero con la salida del sol, el agua de aquellas lágrimas se evaporó y subió al cielo, transformando al triste pajarillo de piedra en una pequeña y feliz nubecita capaz de sobrevolar los árboles.

Desde entonces la nube pasea por el cielo disfrutando de todos los bosques de la tierra, y recordando lo que aquel incendio provocó en su querido hogar. Acude siempre atenta con su lluvia allá donde algún árbol esté ardiendo”.

LISTA
Estimular el contacto con la naturaleza

1 Incentivar los paseos familiares al aire libre. En la casa se pueden hacer actividades entretenidas para fomentar el cuidado del medioambiente.
2 Invitar a los chicos a ver programas sobre la naturaleza.
3 Llevar a los niños a sembrar árboles.
4 Favorecer el consumo responsable como limitar los tiempos en la ducha, cerrar los grifos mientras no se estén utilizando y reciclar. 
5 Hacer experimentos entretenidos sobre fuentes de energía alternativa como calentadores solares caseros.

LA VOZ DEL EXPERTO
Manuel Núñez / Pedagogo

“Si permitimos que los niños crezcan en contacto íntimo con la naturaleza, su bienestar y el del planeta están casi garantizados. No es una idea romántica, sino una conclusión basada en conocimientos pedagógicos y psicológicos. Los niños forman su visión del mundo de una forma completamente diferente a los adultos.

Necesitan que el tipo de entorno y los estímulos se correspondan con sus fases de desarrollo, intereses, habilidades y modos personales de aprendizaje. Entre los tres y los siete años el niño descubre lo que ha sido definido como el “ego ecopsicológico” o percepción armoniosa del yo en relación con el mundo natural.

En esta etapa es importante desarrollar la empatía del niño hacia el mundo natural. Una de las maneras más eficaces de conseguirlo es cultivar las relaciones con los animales, sean domésticos, silvestres o imaginados. Un hecho poco conocido y demostrado a través de estudios, es que los animales protagonizan el 90 por ciento de los sueños en los niños menores de seis años, lo que revela su especial vinculación”.

isabel salama / Psicóloga

“A través del contacto con un animal y con la Naturaleza se potencia y realiza en los niños la intercomunicación, la interacción y se desarrolla el respeto tanto por uno mismo como por el otro. Todo esto se puede trasladar más tarde al campo de las relaciones interpersonales. En la naturaleza hay momentos activos y momentos de reposo, momentos de sembrar y otros de cosechar y unos más de reposo en los que la tierra se recupera... cuando un niño comparte en la naturaleza y comienza a comprender los ciclos que en ella se dan, comienza a entender que existen espacios y momentos para cada actividad y que es tan importante el movimiento, como el reposo.

A los niños les atrae la Naturaleza y tienen ya de por sí un espíritu ecologista con el que nacen y por tanto no se les hace ninguna “violencia” acercarles al mundo de lo natural y ponerles en contacto con la enseñanza de la etología (ciencia de la conducta animal) y de los ciclos naturales en que se desenvuelven los animales. Les viene ya dado una curiosidad por el conocimiento del instinto y presentan siempre interés por cómo se desenvuelve el mismo en temas de supervivencia y aceptación de cómo provee la propia naturaleza”

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