En esta etapa, el niño de cinco años está atrevesando uno de los momentos más importantes a nivel afectivo o emocional . En cuanto a su desarrollo motriz, se observa una mejoría de sus movimientos como resultado de las etapas anteriores.
Su agilidad alcanza niveles altísimos, pues su coordinación motora está bastante más desarrollada. Les encanta jugar a la familia con sus amigos , de profesora con sus muñecos, a cantar andar en bicicleta, , montar en patines y a todos los juegos que impliquen un desafío y el niño sienta que está dispuesto a superarlos.
El niño de 5 años y su interés por el mundo
Asimismo, manifiesta su interés por sus orígenes familiares y le inquieta algunos problemas, como puede ser la muerte , que la vincula a una ausencia afectiva. Las diferencias sexuales quedan relegadas en un segundo lugar. Se interesan
por temas más diversificados como el universo, los dinosaurios, de
dónde venimos, y muchos otros cuyas respuestas inquietan a los niños y
cuyas preguntas nos ponen, a veces, en una aprieto.
Agilidad y precisión en sus movimientos
Nuestros hijos son más ágiles en psicomotricidad fina. Prueba de ello, es que tienen un mayor dominio sobre sus movimientos. Ya pueden usar la tijera, dibujar y manejan el lápiz con mayor seguridad y precisión.
También puede ayudar en las tareas Domesticass, poniendo la mesa, haciendo la cama, y guardando sus juguetes. El niño de 5 años es cada día más sociable, le gusta mucho hablar y comunicarse, y se siente a gusto cuando sus comentarios resultan interesantes para los demás.
A los 5 años, su comportamiento es mejor
La edad se nota y mucho. Si las anteriores etapas se caracterizaban por la rebeldia
del niño, ahora a penas hay que corregirle. También es verdad que no
conviene generalizar y que cada niño lleva su propio ritmo. En cada uno,
el comportamiento es distinto. Los niños son más respetuosos, obedientes y comprensivos. Eso es porque adquieren más confianza en sí mismos y en los demás.
Ya tienen una capacidad de razonamiento, cercana al adulto y, en
ocasiones, se sienten preparados y dispuestos a todo. En muchos
aspectos, son más realistas y equilibrados. Nuestros hijos ya han
crecido y con esta edad ya no paran de hacer preguntas y, a veces, incluso, hablan como un adulto.
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