Las enfermedades típicas de los niños en verano
Insolaciones, conjutivitis o cortes de digestión se multiplican durante esta época del año
Durante el verano los niños pasan gran parte del
tiempo al aire libre, disfrutando del campo y la playa. Aunque el agua y
el sol se convierten en sus compañeros favoritos durante estos meses,
es necesario prestar mucha atención para evitar que sufran algunas de
las dolencias típicas de los meses de calor: insolaciones, conjuntivitis
y cortes de digestión.
Insolación:
Durante el verano, los niños suelen tener problemas para adaptarse a las altas temperaturas y a la elevada humedad del ambiente, por eso no es de extrañar que algunos sufran una insolación. Los mareos, el dolor de cabeza, la sequedad de la piel, las náuseas y el dolor abdominal son sus síntomas más habituales, pero si no se trata a tiempo puede dar lugar a pérdidas de conciencia y convulsiones.
Para mantener controlada la situación es necesario llevar al niño a una estancia oscura y fresca. Un baño con agua fría también le ayudará a recuperarse, pero en caso de que no mejore, conviene consultar con personal experto por si es necesario que el pequeño tome medicación antitérmica.
Aún así, la prevención es la mejor de las armas en estos casos. Por ello, conviene que el niño vista ropa fresca, ligera y transpirable. Además, se le debe proteger del sol con sombrero y darle con frecuencia agua y bebidas isotónicas que aseguren un buen nivel de hidratación.
Conjuntivitis
Hay una serie de síntomas llamativos que ayudan a reconocerla. ¿Los más frecuentes? Ojos rojos, lacrimeo, escozor, fotofobia y secreción mucosa. Para evitarlos es básico proteger la vista de los niños con gafas ahumadas si van a montar en moto o en bicicleta. Además, se deben evitar los ambientes cargados o con sustancias tóxicas en suspensión e intentar que los peques no se froten los ojos con las manos sucias. Una última recomendación es mantener una buena higiene nasal para evitar que el niño arrastre la mucosidad hacia las conjuntivas
Insolación:
Durante el verano, los niños suelen tener problemas para adaptarse a las altas temperaturas y a la elevada humedad del ambiente, por eso no es de extrañar que algunos sufran una insolación. Los mareos, el dolor de cabeza, la sequedad de la piel, las náuseas y el dolor abdominal son sus síntomas más habituales, pero si no se trata a tiempo puede dar lugar a pérdidas de conciencia y convulsiones.
Para mantener controlada la situación es necesario llevar al niño a una estancia oscura y fresca. Un baño con agua fría también le ayudará a recuperarse, pero en caso de que no mejore, conviene consultar con personal experto por si es necesario que el pequeño tome medicación antitérmica.
Aún así, la prevención es la mejor de las armas en estos casos. Por ello, conviene que el niño vista ropa fresca, ligera y transpirable. Además, se le debe proteger del sol con sombrero y darle con frecuencia agua y bebidas isotónicas que aseguren un buen nivel de hidratación.
Conjuntivitis
Hay una serie de síntomas llamativos que ayudan a reconocerla. ¿Los más frecuentes? Ojos rojos, lacrimeo, escozor, fotofobia y secreción mucosa. Para evitarlos es básico proteger la vista de los niños con gafas ahumadas si van a montar en moto o en bicicleta. Además, se deben evitar los ambientes cargados o con sustancias tóxicas en suspensión e intentar que los peques no se froten los ojos con las manos sucias. Una última recomendación es mantener una buena higiene nasal para evitar que el niño arrastre la mucosidad hacia las conjuntivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario