lunes, 6 de mayo de 2013

NIÑOS NIÑAS


Nuestros hijos e hijas ya no son tan pequeños. La relación con ellos se vuelve mucho más interactiva y comienzan a hacerse preguntas, a elegir, a imaginar de otra manera el mundo que los rodea.
Mantén la práctica de leerles cada noche antes de dormir, pero ahora les puedes contar historias más largas. No es necesario contar un cuento completo de una vez; ese puede ser un espacio prolongado a lo largo de la semana, empezando siempre con un “¿te acuerdas en qué parte habíamos quedado ayer?”.
En ese espacio, déjalos interrumpir y preguntar. Si no lo hacen, motívalos a que te digan qué les pasa con la historia que les cuentas o qué creen que sucederá. Mucho más importante que el relato que lees, son sus impresiones.
Si a un niño o una niña no le gusta el cuento que le lees, no lo fuerces, trata de explicarle, coloca emoción en el relato. Si pese a ello el disgusto persiste, cambia de libro y empieza con otro. Incluso, si un día no quiere que le leas un cuento, no le des importancia; aprovecha de compartir con él o ella un juego o una canción que puedan cantar juntos.
Intenta siempre tener más libros en casa para él o ella, de ésos que puede leer solo o sola, donde abundan las ilustraciones y que no requieren tanto del texto para su comprensión. Así, después de leerle, quiere seguir viendo otros libros, podrá hacerlo.
Permítele siempre ver otros libros si lo desea, no se lo prohíbas porque es tarde ni le apagues la luz.
En ocasiones a los más pequeños les gusta un cuento en particular y desean escucharlo una y otra vez. No te niegues a esa petición, cuéntaselos cuantas veces quiera; trata, eso sí, de enfatizar más la narración o los diálogos y aprovecha de que él o ella participe más de la historia, contando lo que le gusta o no, relatando lo que sucederá, introduciendo o cambiando algún personaje o el final de la historia.

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