Recomendaciones para evitar accidentes en el hogar
La mayoría de los accidentes caseros se
pueden evitar con precauciones simples que deben adoptarse en función
de las características de la vivienda, las peculiaridades y costumbres
familiares y, sobre todo, la edad, habilidades y temperamento de los
niños que habitan en ella.
Lo primero que hay que hacer es descubrir dónde están las fuentes de
peligro. Para eso lo mejor es ponerse a la altura del niño (por ejemplo,
en cuatro patas) y rastrear la casa desde esa perspectiva.
Así se advierten los puntos críticos:
- Debemos fijamos en bordes afilados, sustancias tóxicas almacenadas en estantes bajos, alacenas con vajilla y cubertería al alcance de la mano, cables a ras del suelo, enchufes desprotegidos, etc.
- En comercios especializados se pueden encontrar un sinfín de elementos diseñados para salvaguardar a los niños de los peligros domésticos : cantoneras para esquinas puntiagudas, pestillos para armarios y ventanas, topes para puertas y cajones, etc. Colocar dispositivos de este tipo no garantiza que el niño no se accidentará nunca, pero reduce enormemente las probabilidades. En cualquier caso, los mecanismos de seguridad no pueden sustituir la supervisión de un adulto, que es siempre indispensable.
- Es importante que las medidas preventivas que se adopten sean compatibles y respetuosas con la actividad infantil, y que restrinjan lo menos posible la libertad de movimientos. Los niños deben poder corretear, jugar y explorar a su antojo, sin correr riesgos y sin tener que estar todo el tiempo escuchando la palabra cuidado. Las prohibiciones constantes -”no hagas eso”, “no lo toques”, etc.- son estresantes para los padres y muy frustrantes para los niños pequeños.
- Por muchas precauciones que se tomen, nunca hay que bajar la guardia. A medida que el niño crece, puede ser necesario introducir cambios para adaptarse a los nuevos riesgos: lo que es seguro para un chico de uno o dos años, puede no serlo para uno de tres.
- No debemos olvidar que los niños son siempre imprevisibles y aprenden muy rápido. La regla de oro para evitar desgracias es no subestimar nunca sus capacidades y anticiparse a sus ocurrencias. “Facundo (dos años y medio) se quedó solo en la cocina, mientras yo iba a atender el teléfono”, cuenta su madre. “Segundos después, apareció en el living con un cuchillo que estaba colgado en la pared. Mi hijo lo había tomado subiéndose a una banqueta. Nunca imaginé que pudiera hacer eso. Ahora guardo todos los cubiertos bajo llave.”
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