jueves, 22 de abril de 2010

PROBLEMAS OSEOS

Una técnica artesanal puede corregir brazos estéticamente asimétricos, piernas chuecas o centímetros de diferencia entre extremidades. Es la elongación ósea que, desde hace unos años, se usa en chicos y adultos para corregir malformaciones congénitas y que, ahora, comenzará a utilizarse con fines estéticos.

“La idea de incluirla en el campo de la estética surgió por pedido de los pacientes”, explica el doctor Guillermo Blugerman, codirector de la Clínica B&S, donde comenzará a aplicarse. El mecanismo clave es la regeneración ósea (osteogénesis), el proceso natural que repara las fracturas. Aquí, con la ayuda de la cirugía y de un dispositivo ortopédico, se logra engañar al hueso y hacerlo crecer hasta tres centímetros por mes.

Para poder aplicar esta técnica en estética, algo habitual en China y Rusia, se recurrió a la experiencia del doctor Eduardo Stéfano, jefe de la Unidad XIII de Ortopedia y Traumatología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

Junto con su equipo, Stéfano realizó con éxito unas 900 cirugías para corregir malformaciones, como las que produce la acondroplasia, un trastorno hereditario en el que los huesos de las extremidades crecen de manera anormal y que es el tipo más común de enanismo.

Pero en esta nueva aplicación, el especialista considera imprescindible poner límites a los deseos de los pacientes. "Es habitual que pidan elongar 15 centímetros porque quieren ser más altos, pero esto hay que desalentarlo por varios motivos: el primero, porque hay que mantener la proporción corporal y, el segundo, por prudencia, para no formar un hueso débil", señala. Otro motivo de consulta son las piernas curvadas o con falta de eje, un problema físico que produce un desgaste acelerado de las articulaciones.

Hasta ahora, según Blugerman, los pacientes no tenían ninguna solución disponible. Claro que, aclara, no reemplazará a los implantes de silicona en las pantorrillas, una técnica frecuente para corregir las piernas curvadas (en paréntesis o en equis) o para disimular piernas chuecas.

El tratamiento, que se puede utilizar en chicos, adultos y adultos mayores, consiste en el uso de un aparato externo (tutor) que se coloca a ambos lados de la extremidad a elongar y se fija quirúrgicamente al hueso mediante tornillos pasantes de 15 centímetros (sólo cuatro quedan dentro del segmento óseo), responsables de la extensión del tutor.

El segundo paso es fracturar el hueso para que se vuelva a "unir" por osteogénesis, con un milímetro diario de hueso nuevo. Para ello, todos los días a la mañana y a la noche, el paciente debe girar los tornillos. En un mes, gana tres centímetros de talla. "Parece poco, pero es mucho más que el máximo de crecimiento aun en el primer año de vida de un chico", aclara Stéfano.

En los chicos, la consolidación ósea es más rápida que en los adultos (entre medio y un milímetro por día). En los menores de 12 años, esta técnica se recomienda cuando el problema afecta a otros sistemas (cardíaco o urinario) y puede poner en riesgo la vida del niño. En los chicos más grandes, se debe considerar si la baja talla patológica los afecta emocional o psicológicamente.

Las aplicaciones más habituales son enanismo, una pierna o un brazo dos o tres centímetros más corto que el otro, o una altura por debajo de 1,50 (hombres) y 1,40 (mujeres), pero siempre teniendo en cuenta la proporción del largo de las piernas con respecto al largo del tronco.

Según los entrevistados, el dispositivo no afecta las actividades diarias como trabajar o ir al colegio, salvo ciertas actividades deportivas, como jugar al fútbol. "No se le pide al paciente que se quede sentado en su casa para ver cómo crece, sino que debe seguir su rutina y mantener ese tiempo psicológicamente ocupado -dice el especialista-. Incluso, los dejamos que vayan de vacaciones y se metan en el mar o la pileta."

Mover las articulaciones y los músculos mejora los resultados y mantiene la movilidad, que se recuperará por completo con kinesiología. Por cada mes de elongación, el tutor se mantiene otro mes para garantizar la solidez del hueso.

Hasta ahora, los riesgos conocidos son las infecciones alrededor de los tornillos, que se curan con antibióticos; que el cayo de la fractura tarde en formarse, lo que se controla mediante radiografías y se acelera con estimulación eléctrica nocturna, o la depresión que causa el uso continuo del aparato. El más grave es el retiro temprano del dispositivo, que se evita con la lectura correcta de las radiografías.

Una vez que el hueso elongado está sólido y fuerte, el médico afloja el tutor sin retirarlo para que el paciente haga todas sus actividades con normalidad. Una semana más tarde, si el hueso resistió sin fisuras, retira el dispositivo. Las únicas pequeñas marcas que quedan son las de los tornillos, que, según los entrevistados, desaparecen con el tiempo.

El resultado de esta técnica es bastante previsible. Así lo demuestran las estadísticas del doctor Eduardo Stéfano, con unas 900 cirugías: 260 para generar hueso en el fémur (126), la tibia (122) y los húmeros (12) en pacientes con ambas piernas o brazos más cortos; el resto, para alargar un solo miembro, un diagnóstico tres veces más frecuente.

"Es más común que las personas pidan tener más largas las piernas para aumentar la talla y que les preocupe menos la extensión de los miembros superiores", asegura. El uso de esta técnica no es aconsejable cuando el sistema inmunológico está alterado, dado que los tornillos se pueden infectar con mayor frecuencia, o si se padece una enfermedad contagiosa, ya que las secreciones alrededor de los tornillos pueden ser peligrosas para el entorno.

Además de las alteraciones de crecimiento, esta técnica ayuda en las ausencias de hueso congénita

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