En el último artículo, comenzamos a abordar el tema del divorcio algunas medidas prácticas para ayudar a los hijos a asimilarlo y a adaptarse a su actual rutina de la mejor forma posible. Continuando esa línea, hoy veremos qué sucede cuando una vez separados sus padres, éstos vuelven a casarse pasando los niños a convivir entonces, con la nueva pareja de uno de sus progenitores, ya sea que se encuentren casados o no. Pudiendo sumarse los hijos del nuevo compañero y/o los que vayan a tener en común.
En nuestros días los segundos matrimonios no son una rareza en lo absoluto. Esta situación por supuesto, da cuenta de importantes cambios a nivel socio – cultural. ¿Y qué pasa entonces en este ensamble donde los integrantes traen consigo pautas de comportamiento correspondientes al estilo de vida que llevaban hasta hace poco? Sin mencionar la carga emocional que siempre implican las separaciones. Estos factores dificultan la adaptación, especialmente para los pequeños.
Al encontrar una nueva persona con la que quisiéramos compartir nuestra vida y crear una familia, sería muy oportuno presentarla primero como una amistad para que los niños la fueran conociendo de a poco, ya que si se les dice desde un primer momento que es un/a novio/a es posible que lo primero que les aflore sea el rechazo.
No es aconsejable que vivan con la nueva pareja de uno de sus padres, ya sea que traiga a sus hijos o no, en el mismo sitio donde residían antes del divorcio. Permanecer en esa misma casa les ayudará a recordar todavía más todas aquellas experiencias vividas anteriormente. A su vez, puede dar pie a la idea de que el padre que ya no vive allí fue desplazado, lo que podría generar sentimientos de rencor.
Que ambos progenitores cambien de lugar físico hará más fáciles las cosas, si ello no es posible, no hay que olvidar que no es adecuado iniciar una convivencia con otra persona a poco tiempo que la ex pareja dejó la casa. Si se les transmite la sensación de que el nuevo compañero ha venido a robar su lugar, se negarán a establecer una buena relación con esta persona. Es muy importante llegar a un acuerdo de colaboración con el ex cónyuge, no es bueno para los hijos ver que el trato de sus padres es tempestuoso, ya que aunque se hayan separado de esa forma se continúa el daño.
Si un niño que hasta el momento había sido hijo único pasa a compartir su vida cotidiana con los hijos de su madrastra o padrastro, es esperable que demuestre celos al encontrarse de repente con que ahora tiene hermanos. Aquí juega un papel muy importante el comportamiento de los adultos. Para que los infantes de ambas partes se sientan miembros igualitarios del nuevo hogar, los adultos no deben hacer distinciones en su trato. Si los niños del nuevo conyugue vienen de visita de vez en cuando, es necesario dejarles bien en claro a los que habitan la casa, que las atenciones especiales que se les brinda se deben específicamente a su carácter de visita.
Como todos sabemos, también existen aquellas situaciones en las que la nueva pareja no trae consigo hijos de un matrimonio anterior, si luego se tienen hijos en común y no puede evitar quererlos más, es necesario que controle su expresividad en presencia de los no biológicos para que éstos no lo noten.
Siempre es preciso prepararlos para la llegada de un hermano. En caso de haber un bebé en camino, para manejar mejor los celos el procedimiento sería igual que si se tuviera con la pareja anterior. No olvidar las necesidades del niño, charlar con él todo lo que fuese necesario, solicitar su opinión y colaboración en la preparación del espacio físico que ocupará el bebé y en su cuidado luego de nacer.
Es importante que los ex conyugues tengan la suficiente madurez como para actuar de manera adulta refiriéndose respetuosamente a la nueva pareja del otro. Lo único que se consigue al intentar poner a los hijos en contra de esa persona, es dañarlos y causarles conflictos serios. No olvidemos que no son armas para atacar a nadie, sino personas con derechos y necesidades propias, que requieren de un ambiente seguro y lo más armonioso posible para crecer psico – físicamente sanos.
Si tú mismo no te resignas a la separacion y por más que has intentado volver con tu ex pareja las cosas ya no funcionan, no tienes por qué volverte amigo de su novio/a, pero definitivamente sembrando discordia quedarás peor ante los ojos de tu ex. Difícilmente ese proceder te ayude a sentirte mejor. A lo que se suma el hecho de que si ha decidido vivir su vida sentimental junto a alguien más va a hacerlo lo quieras tú o no. Por tanto, lo mejor será que te procures un espacio terapeutico donde poder analizar y trabajar sobre tu experiencia y tus sentimientos
No olvidemos que lo más importante es ver qué es lo más adecuado para los niños, cuáles son aquellas acciones que podemos y debemos tomar para que crezcan sanos y felices
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