domingo, 8 de agosto de 2010

PSICOLOGIA DEL NIÑO

El niño y la niña de 1 a 2 años:
Comer, Dormir e Higiene Corporal
Algunos niños son muy activos y necesitan largos períodos de sueño para lograr descansar, en cambio otros no pueden dormir durante mucho tiempo. Esto no quiere decir nada, simplemente tienen un "reloj" biológico distinto.
A finales del primer año los niños tienden a trepar por los barrotes de su cuna para levantarse ellos mismos. Conviene facilitarles este hecho bien bajando un poco la barandilla o bien colocándole alguna silla para que ellos mismos puedan bajar sin peligro.
Respecto a la comida, el niño de 1 a 2 años come ahora tres veces al día, siendo el desayuno su comida predilecta, ya que esta comida se realiza por lo general acompañado de toda o gran parte de la familia. Su apetito puede variar considerablemente de un mes a otro: un día puede no comer, y otro devorar los alimentos. El hecho de no comer puede estar relacionado con la dentición, o que no se siente bien, o que ha introducido algún cambio en su rutina diaria: de todos es conocido que la salida de la familia un domingo a comer fuera de casa significa un desorden en la alimentación.
Los hijos únicos pueden experimentar más dificultades respecto de la alimentación; en ese caso el recurso de invitar a otro niño para el almuerzo o merienda durante unos días puede ser un buen remedio.
Otros niños, cuando se sienten bien, pasan por tener una dieta caprichosa queriendo un mismo alimento todos los días. Transcurrido algún tiempo lo rechazan y vuelven a comer de forma normal. La madre debe respetar las preferencias y aversiones del niño (¡Siempre que pueda, claro está!) ofreciéndole una variedad de comidas, sabiendo de todas formas que el rechazo a algunos alimentos será temporal y entendiendo los "no quiero" como una afirmación de la personalidad del niño respecto a sus gustos y aversiones. En esta etapa el niño ya puede discriminar y no siempre come todo lo que le ofrecen.
Durante este año, los niños aprenden a comer solos. Algunos niños se niegan por completo a que se les introduzca la comida en la boca, teniendo que ingeniarse la madre la forma de encontrar una dieta de alimentos que el niño pueda tomar el mismo y masticar con sus escasos dientes. Por lo general, antes de cumplir los dos años, el niño aprende a manejar sin ayuda la cuchara.
En relación al sueño, a partir de los 12 meses es posible que los niños tengan dos períodos de sueños por día. Una siesta después del desayuno, o a lo largo de la mañana, y otra después del almuerzo. Progresivamente la de la mañana irá tendiendo a desaparecer. La de la tarde puede durarle aún hasta los 3 ó 4 años de vida. (Y en muchos países durante toda la vida: la siesta).
Esto va implicar un cambio en la rutina y un modo diferente de organizar el día. La madre debe estar preparada para ajustarse a estos cambios.
En este período, cuando llega el momento de irse a dormir por la noche, es probable que durante algunos períodos el niño sienta un especial afecto por un determinado objeto que siempre deberá llevar consigo a la cama: puede ser un peluche o una mantita e incluso un gesto que repite mecánicamente como tocarse el pelo o manosear una parte del pijama. Es lo que Winnicott llama el objeto transicional, el cual proporciona consuelo en los momentos de ansiedad. (Es posible que estos objetos sean tan importante para ellos que incluso pueda acompañarlos una buena parte del día). Dicho de otro modo, este objeto es un puente entre la seguridad que le ofrece el contacto directo con la madre y su ausencia.
Los "cuentos" de la hora de dormir - o el hecho de mirar juntos un libro ilustrado o de cantar pequeñas canciones - pueden representar los momentos más agradables del día entre padres e hijos.
Durante este año es frecuente que el niño tenga dificultades para dormir. La dentición puede ser una de las razones por las cuales se despierta y comienza a llorar. Otras razones pueden ser el hambre y las perturbaciones cuando se introduce algún cambio en su vida: vacaciones, cambio de domicilio, nacimiento de otro hermanito, etc...
En el transcurso de este año es posible que surja en el niño el capricho de no dejar nunca solos a sus padres. Se siente celoso porque se ve excluido de una parte de la relación que existe entre ellos. Desea que ellos sean sólo su padre y su madre y no una pareja unida por una mutua atracción sexual. La incoporación en la cuna o el introducirse en la cama de sus padres es una eficaz manera de mantenerlos separados.
Las pesadillas, muy comunes a esta edad, son otra de las causas por las cuales los niños se despiertan durante la noche. Este es una edad que constituye una especial fuente de angustias para el niño: su imaginación es muy rica y las intensas y contradictorias emociones del día pueden convertirse en imágenes terroríficas durante la noche. No tiene aún la capacidad de verbalización suficiente como para hablarle a la madre de sus miedos y experimentar alivio con ello. El niño debe contentarse con comunicar a su madre la fuerza del terror que ha sentido.
La Higiene: Sobre los 18 meses de vida, se introduce el aprendizaje del control de esfínteres, con la esperanza de buscar la cooperación del niño. No obstante, dos condiciones previas son imprescindibles para su éxito: el niño debe estar físicamente preparado, debe tener el suficiente control sobre los esfínteres, y en segundo lugar, debe estar preparado desde el punto de vista emocional.
Cuando el niño le interese lograr el control sobre sus funciones corporales, entonces el hecho de aprender a estar limpio le parecerá una parte de su propio crecimiento y una manera de agradar a sus padres. De ese modo, el control de los esfínteres se convertirá en un logro del que puede estar orgulloso, y no en un límite impuesto a su libertad y en un freno al placer que le provocan los productos de su cuerpo.
Es necesario señalar que aunque este aprendizaje se inicia en el transcurso del segundo año, si se permite que se desarrolle de una manera natural y fácil para el niño, se prolongará durante bastante tiempo. La madre debe sentirse complacida cuando su hijo esté limpio y seco y no desesperar si luego vuelve a mojarse o ensuciarse. Es muy raro que durante el segundo año de vida el niño se mantenga seco durante la noche.

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