La capacidad de recordar es moldeable. Por eso existen modos de
ayudar el complejo proceso mediante el cual el cerebro almacena cierta
información y desecha otras. Pero retener y evocar información requiere
de elementos que la motiven, ayuden a relacionar la información y le den
sentido, especialmente en los niños.
Este es un proceso que parte tempranamente. Se calcula que desde los tres meses de vida los niños ya recuerdan, indica Paola Schönffedt, directora de la carrera de Psicopedagogía de la Universidad Mayor. Desde ese momento se puede favorecer el proceso de la memoria, mediante actividades lúdicas, entretenidas y agradables para ellos.
EXPERIENCIAS GRATAS SIN ESTRES
El primer paso para estimular la memoria infantil es la motivación de los padres. Ellos son claves en el proceso mediante el cual el niño aprende a relacionar los sentidos, como la visión, la audición y el olfato, con los recuerdos. "Es lo que sucede, por ejemplo, cuando el niño siente un olor y le evoca el perfume de su madre", dice Schönffedt.
Para la neuróloga estadounidense Judy Willis, un modo efectivo de motivar la memoria a largo plazo es aprender mediante experiencias agradables, evitando el estrés. "Este hace que el envío de información hacia la corteza prefrontal del cerebro se interrumpa, impidiendo la formación de la memoria", recalca.
Por ello, regañarlos con frases como "es el colmo que no te acuerdes" o "en qué mundo vives" no es provechoso. La neuróloga aconseja establecer rutinas agradables, como usar sus canciones favoritas, sorpresas o juegos, para aprender.
De ese modo, desde pequeños se les puede indicar que recuerden, por ejemplo, dónde dejaron un juguete y rescatarlo. A una edad mayor, los padres pueden jugar con los hijos a realizar operaciones matemáticas de forma rápida mientras están en el supermercado.
COLORES Y PATRONES
El uso de colores para resaltar aquello hacia lo cual se desea guiar la atención en los niños se puede hacer a través de lápices o notas. Al igual que el color, añadir novedad, también es provechoso. "Los niños pueden usar modos personales para conectarse con la información", aclara.
Se pueden considerar, además, pautas o patrones de reconocimiento de información. Así se estimula en los niños las relaciones entre conocimientos nuevos y conocimientos previos, para así almacenarlos a largo plazo. Esto logra al realizar listas de cosas por recordar, establecer diferencias y hacer analogías. Este proceso permite categorizar información, lo que mejora el rendimiento y organiza sus conocimientos.
Relacionar recuerdo, también permite al cerebro guardar la información en la memoria a corto plazo, proceso que dura menos de un minuto.
Activar su conocimiento previo se fomenta relacionando lo que ha aprendido en otras materias con la nueva información. Es decir, relacionar lo que se quiere recordar con experiencias conocidas, como espacios familiares, nombres o lugares que se conozcan.
También es posible moldear la memoria, es decir, buscar las maneras que resultan más efectivas para los niños para recordar. Para crear recuerdos permanentes, se pueden usar, indica la neuróloga, formatos como canciones, cuentos, rimas, etc.
Finalmente, la práctica es otro elemento importante. El modo en que el cerebro almacena la información en distintas áreas es a través de la estimulación con diferentes redes neuronales. Por eso, es importante que los niños constantemente recuerden aquello que desean mantener en su memoria, ya que este ejercicio activa los circuitos neuronales.
ESTIMULACIÓN POR ETAPAS
Existen diferentes actividades que logran desarrollar y estimular este proceso. Para cada edad de desarrollo existen diferentes tipos de ejercicios.
Etapa preescolar: Juegos de memorización, encaje, rompecabezas, canciones, escuchar cuentos, secuencias, trabajos de temporalidad y especialidad.
Etapa escolar: Trabajos de secuencias, lectura de cuentos, exposiciones orales, poesías, canciones, juegos de puzzles o ajedrez, películas, trabajos sensoriales.
Etapa adolescente: Lectura de libros, diarios, revistas, trabajos de secuencias, exposiciones orales, canciones, películas, videos, trabajos sensoriales, apreciación artística.
Este es un proceso que parte tempranamente. Se calcula que desde los tres meses de vida los niños ya recuerdan, indica Paola Schönffedt, directora de la carrera de Psicopedagogía de la Universidad Mayor. Desde ese momento se puede favorecer el proceso de la memoria, mediante actividades lúdicas, entretenidas y agradables para ellos.
EXPERIENCIAS GRATAS SIN ESTRES
El primer paso para estimular la memoria infantil es la motivación de los padres. Ellos son claves en el proceso mediante el cual el niño aprende a relacionar los sentidos, como la visión, la audición y el olfato, con los recuerdos. "Es lo que sucede, por ejemplo, cuando el niño siente un olor y le evoca el perfume de su madre", dice Schönffedt.
Para la neuróloga estadounidense Judy Willis, un modo efectivo de motivar la memoria a largo plazo es aprender mediante experiencias agradables, evitando el estrés. "Este hace que el envío de información hacia la corteza prefrontal del cerebro se interrumpa, impidiendo la formación de la memoria", recalca.
Por ello, regañarlos con frases como "es el colmo que no te acuerdes" o "en qué mundo vives" no es provechoso. La neuróloga aconseja establecer rutinas agradables, como usar sus canciones favoritas, sorpresas o juegos, para aprender.
De ese modo, desde pequeños se les puede indicar que recuerden, por ejemplo, dónde dejaron un juguete y rescatarlo. A una edad mayor, los padres pueden jugar con los hijos a realizar operaciones matemáticas de forma rápida mientras están en el supermercado.
COLORES Y PATRONES
El uso de colores para resaltar aquello hacia lo cual se desea guiar la atención en los niños se puede hacer a través de lápices o notas. Al igual que el color, añadir novedad, también es provechoso. "Los niños pueden usar modos personales para conectarse con la información", aclara.
Se pueden considerar, además, pautas o patrones de reconocimiento de información. Así se estimula en los niños las relaciones entre conocimientos nuevos y conocimientos previos, para así almacenarlos a largo plazo. Esto logra al realizar listas de cosas por recordar, establecer diferencias y hacer analogías. Este proceso permite categorizar información, lo que mejora el rendimiento y organiza sus conocimientos.
Relacionar recuerdo, también permite al cerebro guardar la información en la memoria a corto plazo, proceso que dura menos de un minuto.
Activar su conocimiento previo se fomenta relacionando lo que ha aprendido en otras materias con la nueva información. Es decir, relacionar lo que se quiere recordar con experiencias conocidas, como espacios familiares, nombres o lugares que se conozcan.
También es posible moldear la memoria, es decir, buscar las maneras que resultan más efectivas para los niños para recordar. Para crear recuerdos permanentes, se pueden usar, indica la neuróloga, formatos como canciones, cuentos, rimas, etc.
Finalmente, la práctica es otro elemento importante. El modo en que el cerebro almacena la información en distintas áreas es a través de la estimulación con diferentes redes neuronales. Por eso, es importante que los niños constantemente recuerden aquello que desean mantener en su memoria, ya que este ejercicio activa los circuitos neuronales.
ESTIMULACIÓN POR ETAPAS
Existen diferentes actividades que logran desarrollar y estimular este proceso. Para cada edad de desarrollo existen diferentes tipos de ejercicios.
Etapa preescolar: Juegos de memorización, encaje, rompecabezas, canciones, escuchar cuentos, secuencias, trabajos de temporalidad y especialidad.
Etapa escolar: Trabajos de secuencias, lectura de cuentos, exposiciones orales, poesías, canciones, juegos de puzzles o ajedrez, películas, trabajos sensoriales.
Etapa adolescente: Lectura de libros, diarios, revistas, trabajos de secuencias, exposiciones orales, canciones, películas, videos, trabajos sensoriales, apreciación artística.
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