viernes, 26 de febrero de 2010

INFECCION URINARIA

La infección urinaria es la inflamación de las vías urinarias, vejiga, uréter (conducto que comunica el riñón con la vejiga) y a veces del riñón, provocada por la acción de gérmenes, en general bacterias.

La infección de orina es más frecuente en la infancia que en cualquier otra época de la vida, especialmente en los primeros dos años de edad. Además, es en la infancia cuando esta enfermedad puede ser más grave y dejar secuelas más importantes.


¿Cuál es la causa?
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Las bacterias que con mayor frecuencia provocan una infección urinaria son las que conviven con nosotros en el aparato digestivo. Normalmente, los mecanismos naturales de defensa de las vías urinarias, permiten mantener la orina limpia de bacterias. El fallo de estas defensas, debido a diversos factores como: la presencia de alguna alteración congénita de las vías urinarias, exposición excesiva a la humedad y al frío del área genital o la higiene inadecuada, facilita la infección por estas bacterias, de las cuales la más frecuente es la llamada Echerichia coli.


¿Cómo reconocerla?

Los síntomas de una infección urinaria varían mucho si se trata de un niño menor de 1 año de edad o si es mayor:

  • En el niño mayor son frecuentes los síntomas relacionados con la acción de orinar, como: escozor, urgencia para orinar y ganas continuas, apreciándose en ocasiones la presencia de sangre y/o orina turbia y de mal olor. Cuando la infección de orina afecta al riñón (pielonefritis) puede aparecer, además, fiebre, vómitos y dolor en la región lumbar derecha, izquierda o en las dos (zona baja de la espalda a ambos lados de la columna vertebral).
  • Los niños más pequeños, 1 o 2 años, puede que no presenten estos síntomas. En estas edades puede que el único síntoma de infección urinaria sea la fiebre, lo cual indica, en muchas ocasiones, que la infección ha alcanzado al riñón. Otros síntomas que pueden presentar los niños más pequeños con infección urinaria son: orina de mal olor y aspecto turbio, falta de ganancia de peso, vómitos, llanto excesivo, etc. Debido a que los síntomas de infección de orina en los niños pequeños, son poco claros, es muy frecuente que el pediatra realice un análisis de orina, ante la presencia de cualquiera de los síntomas comentados.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de una infección urinaria se realiza, generalmente, practicando un análisis de orina mediante una tira reactiva (se introduce una tira de papel en la orina; esta tira tiene diferentes reactivos que dan distintos colores según las alteraciones que existan en la misma). Los hallazgos más frecuentes, cuando hay una infección, son la presencia de leucocitos (células de defensa de nuestro organismo) y nitritos (sustancia que fabrican las bacterias en la orina y que indican su presencia en gran cantidad). El resultado de esta prueba es aproximado pero inmediato y la confirmación de la infección se consigue cultivando la orina en el laboratorio, durante 24 a 48 horas (urocultivo). Dependiendo del resultado de la tira reactiva en la orina, se suele iniciar el tratamiento hasta la llegada del urocultivo.

En ocasiones, principalmente cuando la infección de orina se acompaña de fiebre, es preciso realizar otros estudios, análisis de sangre, ecografía y otros estudios radiológicos más sofisticados (cistografía y DMSA), encaminados a determinar si la infección ha alcanzado el riñón y sí existen alteraciones congénitas de las vías urinarias que hayan favorecido la misma.


¿Cómo se trata?

La infección urinaria debe ser detectada y tratada con prontitud para evitar posibles daños en el riñón. El tratamiento de la infección de orina se realiza con antibióticos, administrados generalmente por vía oral.

Cuando se sospecha que la infección ha llegado al riñón, puede ser preciso administrar las dosis iniciales por vía intramuscular o intravenosa, e incluso hospitalizar al niño durante unos días. Con el antibiótico adecuado, la mejoría de los síntomas se produce muy rápidamente, a las 24-48 horas, con desaparición de las molestias al orinar y disminución de la fiebre. Aún así, se debe prolongar el tratamiento antibiótico durante 5-7 días y hasta 21 días si se trata de una pielonefritis.

En el caso de que el niño con infección urinaria y fiebre sea muy pequeño, menor de 2 meses, se encuentre muy enfermo o presente vómitos que impidan la administración de antibióticos por vía oral, el pediatra recomendará su hospitalización.

En algunos niños con alteraciones congénitas de las vías urinarias ya conocidas o que se descubren coincidiendo con la infección de orina, será necesario mantener un tratamiento antibiótico preventivo durante meses. La alteración congénita más frecuente de las vías urinarias es el reflujo vesico-ureteral que consiste en que parte de la orina fluye de la vejiga hacia el uréter y el riñón, dilatándolos, en lugar de hacia la salida (uretra: conducto que comunica la vejiga de la orina con el exterior). Esto hace que la orina se estanque y se infecte con mayor facilidad.

Se debe tratar la fiebre, si es que se presenta, con medicamentos antitérmicos como paracetamol, ibuprofeno o aspirina y recomendar que se beban muchos líquidos, agua, zumos, etc.


¿Cuáles son sus complicaciones?
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La complicación más frecuente de la infección urinaria es la formación de una cicatriz en el riñón. Esto sucede con mayor frecuencia en las infecciones urinarias que se producen en los primeros 5 años de vida, especialmente el primer año. La formación de cicatrices en el riñón puede afectar el funcionamiento de este órgano en la edad adulta, pudiendo llevar a la Hipertensión arterial (tensión alta) y a la Insuficiencia Renal (ausencia de funcionamiento de los riñones) que pueda hacer necesario la diálisis (riñón artificial) o la realización de un Transplante de riñón. Afortunadamente, hoy en día, gracias a la mejora en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, estas complicaciones son mucho menos frecuentes.

En el niño muy pequeño, sobre todo en el primer mes de vida, la infección urinaria puede complicarse por el paso a la sangre de las bacterias que infectan la orina, pudiendo provocar enfermedades muy graves como la sepsis urológica y Meningitis. Es para prevenir estas complicaciones, por lo que el pediatra hospitalizará a los niños de esta edad con una infección urinaria.

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