domingo, 14 de noviembre de 2010

LOS NIÑOS ENLA PISCINA

Armados con 'patatas' de gomaespuma y tablas de natación. Así aparecen cada mañana, a eso de las once y cuarto, 20 niños en la piscina municipal. Tienen entre cuatro y siete años. Y algunos, también, terror al agua. Por eso acuden a los cursillos de iniciación.

Javier Rosado, cargado en ocasiones de grandes dosis de paciencia, es su monitor. Tiene 19 años y desde hace tres comparte las mañanas de verano con los pequeños. «Me gusta ver su evolución. Me hace mucha ilusión ver que un niño que el primer día no era capaz de meterse en el agua, termina aprendiendo a nadar».

Es el caso de Ángela. En su segundo día de cursillo permanece sentada en el bordillo sin atreverse a mojarse más que los pies. «Los primeros días no hay que agobiarlos porque si no cogen miedo», explica Javier. Pero tiempo al tiempo.

Pues lo mismo le ocurría a Elsa y tras quince días acudiendo a la piscina ahora no quiere salir del agua. «Tiene cuatro años y le daba pánico el agua. Sólo se bañaba con flotador. Ahora hasta ha aprendido a nadar», dice Esperanza Martín, su madre.

Divertir a los chicos es, sin duda, el mejor método. A través de juegos los monitores que imparten los cursos de natación tratan de lograr su objetivo. En el caso del nivel de iniciación, la finalidad es que los niños estén relajados dentro del agua. «Buscamos que tengan autonomía en la piscina», comenta Javier Rosado.

El grupo de perfeccionamiento recibe sus clases entre las diez y media y las once y cuarto de la mañana. Se trata de dieciocho chicos de entre cinco y doce años. La mayoría ya pasaron otros veranos por el nivel de iniciación.

Con ellos, se persigue una mejora de la técnica. «Les damos consejos para perfeccionar. También les enseñamos los distintos estilos: croll, braza, espalda y mariposa», prosigue el monitor.

Responsabilidad

Otro de los objetivos que se persigue con los niños más pequeños es crear en ellos un hábito de responsabilidad. Se tiene en cuenta sobre todo en el momento de recoger el material que han usado durante el baño. Tanto a la hora del inicio como al finalizar la clase cada chico se encarga de colocar en su sitio el equipo que ha utilizado.

Son las 11.15, hora en que termina el curso de iniciación. Ángela aún no se ha decidido a probar el agua. Aún le quedan dos semanas por delante para hacerlo.

Javier intenta convencer a los niños de que salgan del agua. Las madres hacen lo propio. Pero no es tarea fácil. Aquellos que al principio tenían miedo de sumergirse ahora se encuentran 'como pez en la piscina'.

«Me quiero quedar un rato más», grita Daniel. A sus cinco años y tras pocos días en el curso de iniciación ya está deseando «nadar en la piscina grande». Cuenta, además, que «he aprendido a nadar muy bien y a tirarme de cabeza».

Javier Rosado se convirtió en monitor de estos cursillos a través del Club de Natación de Plasencia. En él lleva desde los ocho años. Ha sido campeón de Extremadura en distintas categorías. Sigue entrenando, compitiendo y ahora, además, enseña a otros a nadar. Quién sabe si de entre sus muchos alumnos saldrá un buen sucesor suyo

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