Frente al creciente número de madres adolescentes y su exclusión de los establecimientos educativos chilenos, los sociólogos José Olavarría y Rodrigo Molina Gutiérrez estudiaron la problemática desde el punto de vista de la vulneración de derechos de las jóvenes.
“Hay una valoración novedosa de la paternidad por parte de los adolescentes que tuvieron un hijo”, aseguró el sociólogo chileno Rodrigo Molina Gutiérrez, que investigó la situación de los padres que no alcanzan la mayoría de edad y hacen un esfuerzo por sostener el vínculo afectivo con su hijo o hija en un contexto de vulnerabilidad debido a la ausencia de políticas que los asistan. Frente al creciente número de madres adolescentes y su exclusión de los establecimientos educativos chilenos, los sociólogos José Olavarría y Rodrigo Molina Gutiérrez, investigadores del Centro de Estudio para el Desarrollo de la Mujer en Chile(CEDEM ), decidieron estudiar la problemática desde el punto de vista de la vulneración de derechos de las adolescentes. En ese proceso, descubrieron que existen adolescentes varones comprometidos con sus paternidades y con unos vínculos familiares diferentes a los tradicionales. Esta novedad dio lugar a una nueva investigación que fue presentada por Molina Rodríguez en Argentina y propone visibilizar las nuevas dinámicas familiares que tienen como protagonistas a padres adolescentes. Estos papás que tienen un niño o una niña con una mamá adolescente construyen una relación afectiva con la criatura. Sin embargo, deciden no convivir con la madre, optando quedarse en la casa paterna. Hacen un esfuerzo para generar recursos, pero intentan una inserción laboral que no les impida finalizar la escuela media, ya que las adolescentes abandonan sus estudios para dedicarse a la maternidad. Estos jóvenes sostienen la relación de noviazgo, pero desean sobre todo la subsistencia del vínculo con su hijo o hija. ¿Qué llamó su atención cuándo entrevistaron a los papás adolescentes? Un número importante de adolescentes que sostienen un vínculo afectivo con el hijo, un vínculo que perdura más allá del embarazo y el parto. ¿Qué hubieran esperado? Más casos en que el noviazgo se rompa o el adolescente no se responsabilice del hijo. ¿Cómo viven la paternidad estos chicos? La relación con el hijo es fundamental y, en ese marco, el adolescente construye una dinámica familiar diferente a la tradicional. Igualmente, experimentan sentimientos positivos y negativos. Pero cuado hablan de sus nuevas responsabilidades tienen muy presentes quienes dejaron a sus hijos atrás, permanentemente hacen referencia a esos compañeros del colegio. ¿Qué es lo diferente respecto de parámetros más tradicionales? La revalorización de la educación. La noticia sobre su paternidad impacta en la relación que tenían con la escuela. Antes de ser padres vivían el día a día. A partir de la llegada del hijo, empiezan a tener proyectos y la educación forma parte de ellos. Creen que la formación va a brindarles mejores posibilidades de conseguir trabajos para cubrir los gastos de sus hijos. Ellos dicen “soy proveedor, entrego lo que puedo a mi hijo, pero mi responsabilidad es prepararme para un mejor trabajo”. Entonces, ¿cuentan con el respaldo de sus padres y madres? Absolutamente. Todos subrayan que si no fuera por el respaldo de sus padres y de los padres de la pareja, no podrían hacer lo que están haciendo. La familia de la madre adolescente pasa a tener un rol importante en el cuidado del hijo, mientras que la familia del padre adolescente completa la entrega de recursos. ¿Estos adolescentes creen que las madres de sus hijos también deben terminar la escuela media? Hay una respuesta tradicional en cuanto a la división de roles. La mamá adolescente se retira del colegio para cuidar a su hijo. Varones y mujeres adolescentes coinciden en que es un sacrificio que debe hacerse, pese a que ellas estén rescindiendo su futuro económico. Como ellas hacen el sacrificio de retirarse del colegio, ellos sienten la obligación de finalizar con los estudios para proveer a sus hijos. Estas parejas de adolescentes no comparten el mismo techo... La gran mayoría no convive con su pareja. Cuando estos adolescentes hablan de sus parejas se remiten a situaciones previas a la llegada del bebé, posiblemente porque se trataba de relaciones temporales. Si bien la llegada del bebé modifica esa situación, ellos siguen preguntándose si es la mujer con la que hubieran querido compartir la paternidad. Ellos se encuentran en este proceso de evaluación y nuestra hipótesis es que la convivencia dependerá en parte de la respuesta que den a este interrogante. No obstante, en la mayoría de los casos, la relación con la pareja ha subsistido después del nacimiento del hijo. ¿Reciben ayuda del Estado? El tipo de familia que está construyendo estos adolescentes está invisibilizado desde el punto de vista de las políticas públicas. Difícilmente, estos jóvenes considerados menores de edad puedan acceder a determinados derechos en carácter de jefes de familia o de forma independiente. Por ejemplo, no hay facilidades para que tengan una vivienda. No siendo óptimo estos adolescentes consideran preferible que el hijo viva con la madre y se conforman con visitar a ambos. Tienen como prioridad el conseguir un espacio propio e iniciar un proyecto más autónomo. Se desvinculan de la crianza de sus hijos... Ese es un costo que ellos sienten. Ellos anhelan tener una cotidianeidad con sus hijos y una mayor cercanía afectiva. Tras el nacimiento del niño o niña, ¿los adolescentes se involucran en decisiones en torno a la sexualidad y la reproducción? Plantean que un segundo hijo sería catastrófico y consideran importante evitarlo. De todas maneras, en Santiago de Chile los adolescentes tienen dificultades para acceder a métodos anticonceptivos y obtener asesoramiento. Estos temas siguen dependiendo de las concepciones personales de quienes brindan estos servicios. Estas personas exigen el consentimiento de los padres en los casos en que las adolescentes quieren utilizar el DIU; también hay quienes consideran que sólo los padres deben orientar a sus hijos en relación a la sexualidad y la reproducción. La situación cambia cuando se trata de adolescentes que ya fueron padres, éstos tienen un mayor acceso a métodos anticonceptivos, sobre todos las madres tienen más posibilidades de utilizar un DIU. En estos casos, los adolescentes entienden que sus parejas están protegidas, a veces incluyen el preservativo para obtener doble seguridad. Pero también hay muchos jóvenes que no se involucran y dejan este tema en manos de sus parejas. ¿No se cumple con la legislación vigente en torno a la salud sexual y reproductiva? La ex presidenta Michelle Bachelet instrumentó cambios importantes otorgándoles más derechos a los jóvenes respecto de la salud sexual y reproductiva, pero las medidas no tienen suficiente consenso en algunos distritos del país, donde la aplicación depende de las autoridades municipales y de la personas que atienden en los servicios. Molina Rodríguez insiste en que hay una valoración especial del vínculo con los hijos e hijas por parte de los padres adolescentes, y opina que los padres adultos están revalorizando cada vez más ese mismo vínculo. “Los varones están buscando una relación más gratificante en el espacio privado. Esto tiene relación con las transformaciones en el espacio público, donde las mujeres están consiguiendo oportunidades más igualitarias”, aseguró el investigador de CEDEM, quién aclaró que el estudio presentado en Argentina estuvo centrado en la paternidad adolescente. No obstante, están llevando adelante una nueva investigación para estudiar quién hace qué en cuanto al cuidado de los hijos e hijas y las tareas domésticas por parte de padres y madres adolescentes. El sociólogo chileno reconoció luego que la resignificación de la paternidad y revalorización del espacio privado muchas veces no implican cambios en la distribución de roles en el ámbito privado, donde las mujeres tienen una mayor carga de trabajo. Hay estudios recientes -por ejemplo, sobre el uso del tiempo- que demuestran que una distribución más equitativa de las responsabilidades en la crianza de los niños y niñas, el cuidado de las personas mayores o enfermas, y el trabajo en el hogar sigue estando en el plano del discurso. |
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