COMO CALMAR EL MIEDO DE LOS NIÑOS
Los niños pequeños y sus miedos Es normal que tu niño pequeño tenga miedo. Al fin y al cabo, la ansiedad es una condición natural que nos ayuda a sobrellevar nuevas experiencias y a protegernos del peligro.
Algunos niñitos temen cosas o situaciones muy específicas como los insectos, los perros, la oscuridad o los ruidos fuertes, como el de la aspiradora. A otros les asustan las situaciones nuevas o las personas desconocidas. La mayoría de estos miedos, puedes estar segura, irán desapareciendo poco a poco a medida que tu hijito se vaya sintiendo más seguro de sí mismo y de su entorno.
¿Qué es lo que más asusta a tu pequeño? ¿Los animales? ¿El agua? ¿La oscuridad? Por favor mándanos un comentario a nuestro Blog de Corazón Alimentado.
LO QUE TU PUEDES HACER PARA CALMAR SUS MIEDOS Las siguientes estrategias te ayudarán a hacer que tu hijito se sienta más seguro, pero no esperes que tu pequeño supere inmediatamente sus miedos. Pueden pasar varios meses, o incluso un año, hasta que tu niño logre vencer un temor. Mientras tanto, no te sorprendas si tu pequeño parece estar obsesionado con lo que más le asusta, dibujándolo, diciendo que sus muñequitos tienen miedo, o hablando sobre el tema sin cesar. Ésa es precisamente su manera de elaborar sus inquietudes.
No menosprecies sus miedos. Puede que te parezcan tontos o irracionales, pero para tu niño son temores muy reales y serios. Procura no reírte ni tratar de disminuir lo que él siente cuando se asuste ante, por ejemplo, el ruido de una sirena de ambulancia o la descarga de agua del inodoro. Asegúrale que tú también sabes lo que es sentir miedo, reconociendo su aprensión y hablándole de algo que te asusta a ti ("A mami no le gustan las montañas rusas"). Al sentir tu comprensión y apoyo, tu hijo aprenderá que tener miedo es normal y que es mejor enfrentarse al miedo que tratar de encubrirlo.
Si tratas de convencer a tu pequeño de que no hay nada que temer, seguramente el tiro te saldrá por la culata. Lo único que lograrás es que se sienta aún más molesto si le dices algo como, "No te preocupes, no hay ningún motivo para tenerle miedo al perrito". Lo mejor que puedes hacer es ofrecerle seguridad y confianza diciéndole tranquilamente: "Sé que el perrito te da miedo. Me puedes dar la mano y caminar a mi lado. Si no quieres, te puedo alzar en brazos".
Ofrécele un "talismán". Un objeto que pueda transmitir seguridad, como un muñequito, cobija o un viejo osito de peluche, les ayuda a muchos niños a superar sus miedos. Esta clase de objetos pueden brindarle calma y seguridad a tu hijo, sobre todo cuando tengas que alejarte de él, como al dejarlo en la guardería o de noche al acostarlo.
Su "talismán" también le ayudará a enfrentar situaciones que le causan temor, como saludar a una persona desconocida, participar en un nuevo grupo de juegos, o ir al doctor. O sea que permite que tu pequeño ande con su muñequito o cobija especial. Lo más probable es que deje de cargar ese monito ya casi sin pelo antes de cumplir los 4 años de edad. Para entonces ya habrá aprendido otras maneras de calmarse en las situaciones que le asusten.
Explica, expón y explora. A veces un niño logra superar su miedo tras escuchar una explicación sencilla y racional. Es posible que logres eliminar el miedo de tu hijo de irse por el tubo de desagüe cuando se vacía la bañera, diciéndole: "El agua y las burbujas sí pueden irse con el agua, pero los patitos de goma y los niños no". O explícale que las ambulancias tienen que hacer un ruido muy fuerte para que los autos las dejen pasar.
A algunos niños también les ayudan las demostraciones en vivo. Es posible que tu niño se tranquilice al ver que aunque la aspiradora absorbe migajas de pan, basura y arena, no puede aspirar su tren de juguete ni los zapatos de papá (elige uno sin cordones para demostrárselo). Igualmente, puedes pasear con tu niño al atardecer para enseñarle a ver la noche como algo bello y mágico en lugar de terrorífico. O si tu niño tiembla cuando sugieres un corte de pelo, haz que el peluquero te corte primero uno o dos mechones a ti para demostrarle que no duele.
Si la raíz de sus miedos está en alguna experiencia pasada (si, por ejemplo, los pinchazos de las vacunas anteriores ahora ponen muy nerviosa a tu niña cada vez que tiene que ir al doctor) no trates de decirle que esta vez no va a pasar nada. Pero tampoco insistas en el lado negativo. Dile suavemente que aunque la inyección duela al principio, va a ser muy rápida, y que después las dos pueden hacer algo divertido, como ir al parque o a tomar un helado (¡y no olvides cumplir tu promesa!). La perspectiva de una recompensa podría ayudarle a superar el miedo al pinchazo.
También puedes ayudar a tu hijito a aprender más acerca de las cosas que lo asustan, mostrándoselas de una forma menos amenazadora. Si los disfraces de Halloween lo aterrorizan, puedes leerle cuentos o mostrarle videos sobre brujas buenas, fantasmas amigables o gatitos negros simpáticos. Si los animales le dan miedo, tal vez le ayude visitar un pequeño rancho, zoológico o hasta la casa de algún amigo donde pueda tocar y alimentar a animales pequeños y tranquilos, o acariciar a cachorritos.
Otra forma de tranquilizar a tu niño pequeño es contándole una historia inspiradora acerca de otro niño que logra hacer algo que le da miedo y sale victorioso y satisfecho. Invéntatela si quieres, o busca algún libro infantil sobre el tema en la biblioteca de tu vecindario.
Encuentren juntos una solución. Si a tu niño le asusta la oscuridad, coloca una lucecita nocturna en su habitación. Otras tácticas que puedes usar para acabar con los temores nocturnos incluyen el uso de un "guardián" (uno de sus animalitos de peluche), "poción contra monstruos" (agua en un rociador), o palabras mágicas que espantan las visitas no deseadas.
Al probar diferentes estrategias, tú y tu hijo descubrirán cuales son las que le proporcionan mayor fuerza y control para lograr vencer sus miedos.
Prepáralo a través del juego. Si a tu hijito le aterrorizan las visitas al doctor, puedes ayudar a atenuar su miedo jugando a ir al médico (los utensilios médicos de juguete son buenos para esto). Algunos niños se sienten más confiados si sus papás les permiten traerse su propio "equipo médico" a las citas con el doctor.
Si tu niño se esconde detrás de tus piernas al ver a un desconocido, puede que se sienta más seguro después de jugar a saludar a un nuevo amigo con sus muñecos y animalitos. Si lo que le asustan son las máscaras y disfraces, jueguen a disfrazarse.
Controla tus propios miedos. Si tu hijita te ve gritar y correr cuando hay una araña en la habitación, o nota lo nerviosa que te pones si tienes que ir al dentista, lo más probable es que también le asusten esas cosas. Procura controlar tus propios miedos o, al menos, no mostrarlos de forma muy intensa.
Está bien, sin embargo, que le confieses que a ti tampoco te gustaba ir al dentista cuando eras niña, pero que ibas de todos modos para mantener sanos los dientes. A tu niño le ayudará saber que no es el único que tiene miedo y que, como tú, aprenderá a superarlo.
Pide consejos. Coméntales los miedos específicos de tu niño a otros padres, y pídeles su opinión sobre cómo superarlos.
SEÑALES DE QUE ALGO ANDA MAL
Si los temores de tu hijito interfieren con su rutina normal diaria (si se niega a lavarse la cabeza por pavor al agua, o no quiere salir a la calle por miedo a encontrar un perro) habla con su médico sobre el problema, sobre todo si crees que sus inquietudes han crecido con el tiempo. Es posible que tenga una fobia verdadera (que es un miedo intenso, persistente e irracional), o algún trastorno de ansiedad.
También debes hablar con el doctor de tu niño si su miedo se vuelve tan intenso que no logras calmarlo de ninguna manera.
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