miércoles, 13 de junio de 2012

LIMITES EN LA ADOLESCENCIA

Desde pequeños, estamos confrontados con la noción del límite. Los límites del mundo exterior, nuestros propios límites interiores,… Existen diferentes tipos de límites: los corporales, los temporales, los espaciales, los morales,...

En la adolescencia, los límites están verdaderamente en el centro de las preocupaciones del adolescente. Seguro que hemos oído muy a menudo al referirse a adolescentes, las siguientes frases: "Rechazan cualquier tipo de límite" o "Desafían siempre los límites". Y es que aunque los límites sirven para posicionarse con relación al mundo cercano, son un punto de referencia que nos recuerdan que no somos todopoderosos y que no podemos tenerlo todo, ni que todo nos está permitido. Y eso se empieza a asimilar en esta etapa de cambios.

Ya hemos dicho que desde pequeños estamos confrontados con los límites. Al principio experimentamos el límite de nuestro propio cuerpo (frustración por no poder andar, alcanzar algo,…), posteriormente, sentimos la frustración por no poder acceder a todo lo que queremos. La aceptación de los límites va a la par de la aceptación de las frustraciones. Cuando el niño no puede tener algo se queja, pero sabe que no puede hacer ni tener todo. Si en esa etapa cediéramos en todo, en el futuro se sentiría privado y enfadado cuando no pudiera tener lo que desea. Y no aprendería a administrar su frustración.

Poco a poco los límites se van interiorizando, se van conociendo y se aprende a respetarlos. Pero en la adolescencia, la pregunta de los límites vuelve a aparecer. Los cambios corporales y psicológicos hacen que el adolescente ponga en duda lo que se le ha impuesto hasta el momento. Ahora se siente más fuerte, se cree en condiciones de comprenderlo todo, y su pensamiento se autonomiza.

No es sino destruyendo el modelo que sus padres le proponen, que construirá su personalidad. Generalmente vuelven al modelo paterno después de la adolescencia pero, en ese momento, necesitan ponerlo en duda. En el fondo, él no desea que las reglas sean totalmente abolidas, sino que necesita que evolucionen. Es importante que los padres y el adolescente se pongan de acuerdo sobre los nuevos límites. La parte de responsabilidad que toma en la creación de las nuevas reglas de vida, le incitará a respetarlas.

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