La natación terapéutica, es un programa que utiliza las actividades
acuáticas educativas con una finalidad de realizar un trabajo higiénico-preventivo y rehabilitador, aprovechando las propiedades físico-químico que el medio acuático nos
brinda. La natación terapéutica, desde una perspectiva global, es
entendida como aquellos programas de salud que se dirigen, por un lado, a
las diferentes patologías locomotor, cardiorrespiratorio , vascular ,
enfermedades crónicas que requieren de la actividad física aeróbica , potenciación
muscular, el trabajo de mantenimiento funcional aritucular y la
reeducación respiratoria; como también a la compensación de las
desviaciones de la columna vertebral, es decir, escoliosis,
hiperlordosis e hipercifosis y lesiones que pueden aparecer en cualquier
etapa del ser humano, utilizando para ello desplazamientos acuáticos
descritos en el marco de la natación educativa. Este programa,
inicialmente, se sustenta en el principio de Arquímedes, según el cual
todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje hacia arriba
igual al peso del fluido que desaloja. El proyecto
de Natación Terapéutica consiste en realizar un programa de natación
sistemático para personas con diferentes discapacidades ya sea visual,
auditiva, físico-motora como: diaplejía espástica, malformación
de extremidades superiores, neurofibromatosis escoliosis y acortamiento
de extremidades, discapacidad intelectual y/o psíquicos de diferentes edades y sexo.
Los ejercicios en el agua se han constituido en un medio muy importante
para la mayoría de las personas que desean mejorar su salud, estar en
forma o realizar esta actividad como medio, para conservar y mejorar su calidad de vida. La variedad y la forma de
los ejercicios que se realizan en la piscina, tienen un valor
incalculable para aquellas personas que necesitan de una actividad menos
agresiva. Debido al principio de Arquímedes, nuestro cuerpo pierde en
el agua aproximadamente un 90% del peso corporal, esta liberación de la
fuerza de gravedad hace que disminuya considerablemente la presión
sobre: articulaciones en general, columna vertebral, cadera; sintiéndose
diferente al no sentir el rechazo que ofrecen los ejercicios en la
tierra. Entre los efectos terapéuticos que ofrece la temperatura del
agua de la piscina, se menciona que la persona que está inmersa
experimenta una sensación de alivio en aquellas articulaciones
afectadas, permitiendo una mejor relajación. Como también las personas
con trastornos motores se sienten libres al dejar los pesados aparatos
con los que deben movilizarse. Todo esto junto a otros beneficios son
verdaderos logros en beneficio de la calidad de vida.
A
medida que el dolor disminuye, la persona es capaz de moverse con mayor
comodidad y de incrementar la amplitud de movimiento articular. El
calor del agua también dilata los vasos superficiales e incrementa el
riego sanguíneo de la piel, mejorando el estado trófico cutáneo,
especialmente en aquellos con mala circulación periférica. Cuando la
sangre caliente llega a los músculos y se eleva la temperatura, los
mismos se contraen más fácilmente y con mayor potencia. La flotación en
el agua ayuda al cuerpo a realizar movimientos con mayor libertad y
menor esfuerzo que si los llevase a cabo en césped y/o colchoneta.
Teniendo en cuenta las diferentes posibilidades de ampliar el movimiento
que brinda este medio, permite planificar distintos programas que sin
lugar a dudas van a mejorar la calidad de la circulación sanguínea y
física en general. Las personas con capacidades diferentes se sienten independientes aumentando su autoestima y seguridad personal conllevándolo a la AUTONOMIA TOTAL.
La
variedad y calidad de los ejercicios que se realizan en la piscina,
tienen un valor incalculable para aquellas personas que necesitan de una
actividad menos agresiva.
Evita
la creación de dependencia emocional del terapeuta, al activar procesos
de autosanación, y otorgar a la persona un manejo de información y
técnicas, para el mantenimiento de su salud tanto física como
psicológica, con permanencia en el tiempo.
Mi
enfoque apunta a la consideración del ser humano como una entidad
integrada de tipo físico, psíquico y espiritual, y por lo tanto el
trabajo terapéutico va enfocado más que a la supresión de síntomas, a
una reeducación de la persona, un mejoramiento de su calidad de vida, y
al reconocimiento de que es un ser espiritual, viviendo una experiencia
terrena. (Experiencia de vida integral, saliendo de las postraciones)
La
mayor parte de las personas con discapacidad están expuestas a niveles
mucho más altos de stress de lo que creen estar. Tanto por su propia
incapacidad de realizar libremente sus movimientos como por la cantidad
de medicamentos y tratamientos dolorosos a los que se deben enfrentar.
Los ejercicios en la piscina les permiten la desprogramación de la
categoría de diagnóstico médico o psiquiátrico, que la persona trae
permitiéndole sentirse libre y capaz.
En
consecuencia, y consciente que ésta no es la única alternativa de
terapia para estas personas, me propongo justificar que es la más
favorable en cuanto libera al cuerpo de la acción de la gravedad y
permite realizar un trabajo aeróbico sin gran esfuerzo, por lo que
estaríamos hablando de la aplicación de los conocimientos en la
enseñanza aprendizaje.
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