De un tiempo a esta parte es habitual ver en los supermercados cientos de productos enriquecidos con vitaminas y minerales.
Las vitaminas son esenciales para la vida, sin embargo, se les otorga actualmente el papel de fortalecedor de la salud y muchas mamás tienden a elegir la leche con más vitaminas, el yogur más enriquecido o los cereales con más letras (A, B1, B2, B6, D, E, etc.) e incluso a comprar complejos multivitamínicos cuando la realidad es que todas las vitaminas están en los alimentos.
Dar vitaminas de más a un niño no sería nada cuestionable si un exceso de ellas fuera saludable o no ejerciera efecto alguno, el inconveniente es que darle al cuerpo más vitaminas de las que necesita puede ser contraproducente.
¿Pero no dicen que las vitaminas son muy importantes?
Por supuesto que lo son, antiguamente había enfermedades producidas por la carencia de ellas sobretodo en grupos de población desfavorecidos sin acceso a una dieta saludable.
La lógica simplista dice que si la falta de vitaminas nos enferma, la presencia de ellas o su consumo nos sana. Incluso se ha conseguido hacer creer a la población que a más vitaminas, más salud, logrando que personas sanas sin carencias las consuma.
En otras palabras, se trata de un auténtico triunfo de las multinacionales farmacéuticas, que han conseguido que personas sanas consuman fármacos.
Para hacernos una idea del dinero que la industria de las vitaminas mueve: se calcula que sólo en Estados Unidos genera unas ganancias de 22.000 millones de dólares al año.
Semejante negocio necesita respaldarse de información que nos haga creer en sus beneficios, así que poco a poco se han ido sumando nuevos beneficios a su consumo: que previenen enfermedades, que nos ayudan a curarnos de las infecciones, que nos devuelven la energía o nos quitan el cansancio, que mejoran nuestra vista,…
¿Y no es verdad?
Como ya he comentado, lo que perjudica la salud es carecer de ellas, pero como todas las vitaminas están en los alimentos y hoy día podemos disponer de todos ellos, tanto los niños como los adultos podemos vivir perfectamente sanos sin necesidad de tomar vitaminas suplementarias.
Por ejemplificar el efecto de las vitaminas en nuestro cuerpo bien alimentado (dieta equilibrada) imaginad que disponemos, como en los videojuegos, de una barra de salud que se va llenando conforme tomamos vitaminas. En el momento en que está llena, el tomar más vitaminas no hace ni que la barra se llene más ni que crezca su capacidad para albergar más salud. Vamos, que no hacen nada.
¿Y pueden llegar a ser malas?
Pues me temo quealgunos estudiosque se están haciendo al respecto están documentando no sólo que no aportan beneficios, sino que en personas que toman altas dosis de vitaminas se producen complicaciones en su salud.
En el caso de la vitamina A, por ejemplo, se ha visto que un excesoafecta a los horganos que las metabolizan(ojos, huesos e hígado). Las zanahorias son buenas para la vista, dicen, pues llevan vitamina A, pero un exceso de esta vitamina puede producir visión borrosa a largo plazo.
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