Cada vez que le aviso a mi hija de tres años que voy a bañarla, su respuesta en automático es la misma: "Mamá, ¿verdad que no me vas a bañar?", acto seguido hay que hacer labor de convencimiento para que acepte tomar un baño.
Quizás te has enfrentado con el mismo problema, así es que lo primero que debes recordar es que las etapas en los niños son pasajeras (menos mal), tu hij@ no será una persona sucia y con malos hábitos de higiene.
Según expertos, de los 3 a los 5 años de edad, los pequeños pueden resistirse al baño, afortunadamente es una etapa en la que el sudor no huele como en la adolescencia.
Cuéntanos tu experiencia:
En general, el rechazo al baño puede deberse a varios motivos:
+ Una mala experiencia en la bañera: puede que se haya escurrido alguna vez, o le haya entrado espuma en un ojo o que el agua haya estado demasiado caliente o fría, lo que le podría haber creado la idea de que el baño es algo desagradable.
+ Temor de colarse por el desagüe: aunque te parezca cómico, es un temor frecuente en niños entre uno y tres años de edad.
+ Se ha iniciado en la edad del no: trata de reafirmar su personalidad, oponiéndose a lo que le dicen los mayores.
+ Le es difícil cambiar de actividad: en tal caso le costará el mismo trabajo entrar a la bañera que salirse.
Si tu hijo se niega a bañarse y se encuentra en cualquiera de los casos anteriores te damos algunos consejos:
No obligues a tu hij@ a bañarse si no quiere, sólo agravarás el problema y provocarás que se incremente su aversión al baño.
Procura bañarlo cuando esté más tranquilo y relajado
Si se pone nervioso, intenta primero bañarlo en seco, fuera de la bañera; utiliza una esponja con agua y jabón para tallarlo y otra sólo con agua para enjuagarlo. Anímalo a que meta las manos en el recipiente donde tienes el agua para enjuagarlo y procura que éste sea uno de los momentos más divertidos del día.
Después de un par de baños en seco, utiliza un recipiente más grande o su bañera de bebé, si es que la conservas, invítalo a que meta los brazos o las piernas y en el momento en que está más entusiasmado invítalo a que se meta por completo a la bañera, lo más seguro es que lo hará.
El siguiente y último paso será colocar la bañera pequeña dentro de la bañera grande. Proponle a tu hij@ meterse a la bañera grande, asegúrate de que no resbale y de que el agua esté tibia, para que no tenga miedo, puedes colocar juguetes con los que se entretenga.
Cuando vayas a lavarle el cabello puedes utilizar una visera que te permita lavarle la cabeza sin mojarle la cara o ponle vaselina en la cara, ésta hará que el agua se resbale hacia afuera y no le caerá en los ojos.
Utiliza champú para niños, evitará que se le irriten los ojos; puedes meterlo en un recipiente con agua para que se tibie y evitarás que tu hijo se impresione cuando se lo eches.
Haz la cabeza del pequeño hacia atrás y échale el agua poco a poco con un recipiente, te tardarás un poco más, pero te asegurarás de que el agua no le caiga en los ojos.
En cuanto termines de enjuagarlo, apresúrate a sacarlo de la bañera y a cubrirlo con una toalla para que no le de frío.
Quita el tapón del desagüe hasta que tu hijo este fuera del baño, ya que si escucha el ruido del desagüe puede espantarse.
Predica con el ejemplo
Es importante que los niños se familiaricen con el hábito de la higiene. Si ve que sus padres se bañan a diario, se cepillan los dientes, se cortan las uñas las, etc. propiciará que ellos asuman las mismas acciones cuando lo requieran.
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