jueves, 7 de marzo de 2013

CUANDO TU HIJO NO QUIERE IR AL COLE


Imagínate que al dejar a tu niño en la escuela empieza a gritar “¡No me dejes, me quiero ir contigo, no me dejes!”  La última imagen que ves es la maestra cerrando la puerta del salón mientras tu pequeño llora con tanto sentimiento y refleja dolor en sus ojos.  En este instante quizás cuestiones lo que sucede en la clase una vez que te vas, ya que provoca una emoción tan fuerte en tu hijo.
Este es mi séptimo año como maestra en una escuela pública y parece que cada año he tenido unos cuantos pequeñitos que lloran al empezar la escuela. Varios de ellos lloran sólo unos cuantos días, principalmente los primeros minutos durante el inicio de clase. Sin embargo, esto parece ser muy normal.
Hay excepciones de niños que lloran aún después de varias semanas del inicio de la escuela. Creo que la comunicación con tu hijo y la sensibilidad a sus emociones son la clave para ayudarlo en la transición a la escuela.
A mí me tocó enfrentar uno de estos casos particulares el año pasado. Jonathan, un niño muy cariñoso y sonriente, lloró al subirse al autobús y prolongó su llanto hasta el salón. Después de un par de horas de intentos fallidos a consolarlo, me comuniqué con su mamá.
El llanto de Jonathan era cosa de todos los días. A partir de entonces nos manteníamos en contacto varias veces por semana sobre el progreso de Jonathan.
La madre me aseguraba que en casa hablaba con Jonathan sobre su día en clase para discutir las posibles razones de sus inquietudes.
En la escuela yo hacía lo mismo dándole oportunidad de sentirse confiado y seguro conmigo.
Logramos que nos confiara lo que le inquietaba. Temía ir a la escuela solito y sin su hermano mayor quien el año pasado lo acompañaba a la escuela pero que ahora asistía a la escuela secundaria.
Si crees que la reacción de tu hijo es inusual y te inquieta su estado emocional, comunícale a su maestra sobre la posibilidad de alternativas de rutina a la hora de la entrada.
Por ejemplo, podrías acompañarlo a clase los primeros minutos en lo que se tranquiliza y se siente a gusto.   También le puedes dar una foto tuya (o algún otro artículo personal) para que tu imagen lo consuele.
Si alguna maestra tiene una mascota en el salón puede empezar el día cuidando la mascota para calmarse y luego regresar a clase para seguir aprendiendo.
A veces, con el apoyo de la maestra, los mismos niños del salón pueden calmarlo contándole chistes, dándole abrazos o hacerlo sentir que su ayuda es importante en el salón.  Si la situación no mejora también puedes contar con el apoyo de la consejera de la escuela.
Nuestra consejera recomienda que primero deben averiguar la razón por el llanto. Ella típicamente lo descubre por medio de conversaciones con los niños.
Recomienda que lo mejor que pueden hacer los padres para solucionar este problema es hablar con sus niños sobre las rutinas escolares antes del inicio de la escuela.
Insiste que es muy importante también hablar con los niños sobre cambios radicales en la casa como por ejemplo: familiares que se encuentren enfermos, conflictos entre familiares, problemas económicos y cambios en el transporte.
Los niños son sensibles y sienten cuando algo está fuera de lo normal. Los efectos de estas situaciones suelen reflejarse por medio del comportamiento del niño en la escuela.
El inicio escolar es un tiempo de mucha ansiedad para los niños y les toma tiempo ajustarse.  Es importante que recuerdes que tú conoces a tu hijo mejor que nadie pero que si surgen este tipo de angustias sabes que puedes contar con el apoyo de la escuela de tu hijo.

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