Si entre padres e hijos existe un buen vínculo afectivo, que exprese cuidado y respeto, lo más probable es que esos hijos desarrollen un buen autoconcepto y autoestima, se reconozcan y se sientan personas dignas de ser amadas, importantes y valiosas, repercutiendo sobre su desarrollo y sus aprendizajes.
Por Claudia Romagnoli, en
base al material educativo “Reuniones de Apoderados: Tarea de Padres y
Profesores”, de las autoras Francisca Morales y Claudia Romagnoli,
Santiago, Dolmen, 1996.
Durante la niñez y juventud es fundamental sentirnos
queridos, valorados, protegidos y aceptados por aquellas personas que
nos son importantes y significativas, en especial, por parte de nuestros
padres, nuestros familiares y por supuesto también nuestros profesores.
Tener un buen vínculo afectivo con nuestros padres, el sentirnos
amados cuando niños/as, permite que desarrollemos una buena base
afectiva, un autoconcepto (idea que tenemos de nosotros mismos) y una
autoestima (valoración que tenemos hacia nosotros mismos) positiva.
Por eso, uno de los aspectos fundamentales y de mayor
influencia en el desarrollo del niño/a es la calidez y afecto al
interior de la relación padres/hijos.
¿Cómo están los vínculos afectivos en tu familia?
Contesta este breve cuestionario y reflexiona acerca de
la calidad de las relaciones afectivas en tu familia. Con el sólo hecho
de tomar conciencia acerca de cómo lo estás haciendo podrás mejorar tu
actitud y lograr algunos pequeños cambios que los ayudarán a todos.
Fuertes vínculos al interior de la familia |
1
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2
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3
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4
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5
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1. Soy afectuoso/a con mi hijo/a: lo/a regaloneo (de acuerdo a su edad), y le digo algo cariñoso frecuentemente.
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2. Dedico algún tiempo cada día en la casa
(10-20 minutos), para estar y hacer algo agradable junto a mi hijo/a
(conversar, compartir, leer, rezar, jugar, otros)
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3. Dedico un tiempo especial, por ejemplo,
una vez a la semana para hacer algo a solas con mi hijo/a (jugar,
pasear, comer algo juntos, salir a caminar)
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4. Comemos juntos a lo menos 4 veces a la semana, y conversamos de diversos temas de interés para todos.
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5. Celebramos reuniones familiares regularmente (fines de semana)
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6. Estimulo la autoestima de mi hijo/a. Reconozco sus habilidades y logros, y se las refuerzo o alabo.
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7. Conozco bastante bien los problemas y necesidades de mi hijo/a.
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8. Lo/a estimulo a que reconozca y exprese sus sentimientos.
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9. Estimulo su autoconfianza y autonomía, permitiendo que haga cosas por sí mismo, de acuerdo a su edad.
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10. Lo/a estimulo a que dé su opinión en temas familiares y otros temas; y la respeto aunque sea diferente a la mía.
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Observa la calidad de tus respuestas y busca alternativas para mejorar aquellas áreas que tengas más débiles que son las que puntuaste con 1, 2 y 3. Sentirnos bien en familia, pasar tiempo juntos, sentirnos queridos y apoyados nos da bienestar a todos. Te invitamos a hacer algunos pequeños cambios que les ayuden a estar mejor.
Profundicemos acerca de la autoestima:
¿QUÉ SE ENTIENDE POR AUTOESTIMA?
La autoestima se refiere a cómo nos valoramos y sentimos respecto de nosotros mismos.
Es un aspecto que se desarrolla a lo largo de toda la vida, a través de
un proceso lento y continuo. Esta autovaloración se hace en relación a
distintas áreas: podemos hablar de una autoestima corporal (es decir,
cómo nos sentimos respecto de nuestro propio cuerpo), autoestima social
(cómo nos sentimos respecto a nuestras relaciones sociales), autoestima
académica, profesional, familiar, etc.
Tener buena autoestima significa:
• Sentirse querido y aceptado con todo lo que se es. • Reconocer y aceptar tanto lo positivo (cualidades, habilidades) como lo negativo (defectos, falta de habilidades) que poseemos. • Aceptar características nuestras que no podremos cambiar nunca, por ser parte natural de nosotros mismos (Ej: rasgos físicos, entre otros). |
La autoestima se relaciona entonces con un reconocimiento realista de virtudes y defectos,
centrándonos preferentemente en lo positivo, que es lo que nos ayuda a
sentirnos bien con nosotros mismos y a mejorar aquellas áreas
deficitarias.
Un padre/madre que reconoce las habilidades y cualidades de
su hijo/a, que busca lo bueno de él o ella para mostrárselo y decírselo…
“¡Qué bien lo has hecho!” “¡Cada día estás mejor en Matemáticas!”
“¡Aunque te cuesta, veo que te esfuerzas!”, está mandando mensajes
positivos a su hijo/a, que le ayudarán a seguir actuando de la misma
manera.
Un niño/a con una buena autoestima:
Está abierto a las críticas, no es defensivo, no tiene grandes temores, tiende a ser una persona optimista, piensa que de alguna manera las cosas le van a resultar, confía en sus capacidades, no teme a equivocarse, etc. |
En cambio, un padre/madre o profesor/a que le dice constantemente al
niño, ya sea a través de palabras o actitudes, que es un niño difícil,
lento y poco capaz, va igualmente a influir en él. El niño va a recibir
estos mensajes negativos, haciéndolos parte de su identidad, lo cual no
le ayudará a superarse.
Un niño/a con una baja autoestima:
Siente que tiene menos posibilidades de éxito, tiende a aislarse, a evadir situaciones en las que pueda fracasar, tiene expectativas negativas en algún área, por ejemplo, que no va a poder hacerse de amigos, sacarse una buena nota aunque estudio, etc. |
Si bien es un tema presente a lo largo de toda la vida, los momentos claves del desarrollo de la autoestima son la infancia y la edad juvenil.
En estas edades se produce una especial preocupación y sensibilidad en
relación a la autoestima por lo que es importante estar atentos y
promover una autoestima positiva y realista en nuestros hijos.
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