Los primeros días de colegio son un momento delicado, que se debe presentar al niño como una oportunidad y no como un abandono. Algunos trucos ayudarán a que el niño vaya contento al cole.
Los primeros días de colegio pueden ser difíciles para el niño y para los padres. Es importante que la persona que se encargue de la adaptación al colegio del niño hagá de intermediario entre el pequeño y el nuevo entorno, procurando, sobre todo, que coja confianza a los educadores de la escuela.
3 claves esenciales que harán que el niño vaya contento al cole:
1. En casa o de camino al colegio,
podemos intentar explicar a nuestro hijo aspectos positivos acerca de
actividades que hará y que le pueden resultar atractivas (jugar, pintar aprender...) o sobre los aspectos sociales (conocer otros niños, hacer nuevos amigos, etc.).
Puede
ser muy útil ilusionarle con el material del cole, los cuadernos, las
fichas... en definitiva, todo lo que concierne a los preparativos del
inicio del curso.
2. Nunca hay que olvidar despedirse del pequeño. Es una tentación marcharse “a hurtadillas” cuando está distraído, pero el niño podría vivirlo como un abandono. Lo importante es que el niño entienda que separación no quiere decir adiós.
Hay que otorgar cierta relevancia a la despedida, convirtiendo este momento en una especie de ritual fundamental en la adaptación del niño al colegio.
3. Durante los primeros días, puede ser que el niño llore o se disguste. No hay que darle más importancia de la que tiene. Además, esta situación no debe debilitar la confianza de los padres.
2. Nunca hay que olvidar despedirse del pequeño. Es una tentación marcharse “a hurtadillas” cuando está distraído, pero el niño podría vivirlo como un abandono. Lo importante es que el niño entienda que separación no quiere decir adiós.
Hay que otorgar cierta relevancia a la despedida, convirtiendo este momento en una especie de ritual fundamental en la adaptación del niño al colegio.
3. Durante los primeros días, puede ser que el niño llore o se disguste. No hay que darle más importancia de la que tiene. Además, esta situación no debe debilitar la confianza de los padres.
Hay que entender al pequeño y concederle tiempo. Cada niño tiene sus ritmos propios y personales.
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