Por Cathy Calderón, psicóloga
Mis papás:
- No tienen tiempo de jugar conmigo
- Hacen cosas “más” importantes
- Se sienten cansados
- No me escuchan
- Me regañan y corrigen cuando se supone que estamos jugando
- Me dicen lo que tengo qué hacer o si lo hago mal pero no me enseñan cómo corregirlo
- Les platican mis acciones y secretos a sus amigos
- Me llaman la atención enfrente de otros
- Ellos sí pueden decir mentiras
- Les importan más otras personas que yo
- Me cuesta trabajo decirles lo que siento porque tengo miedo de que no me entiendan o se burlen de mí
- No me gusta que me griten o peguen aunque digan que lo hacen por mi bien
- Si tengo un problema no se los puedo contar porque me regañan y castigan
- Cuando descubren que estoy jugando a algo que no está bien, me llaman la atención hasta avergonzarme pero nunca entiendo qué estuvo mal
- Quieren saber todo de mí pero no me platican nada de ellos
- Dicen que los voy a entender cuando crezca
- Nunca me creen, cuando les trato de explicar lo que pasó, me mandan a mi cuarto y al salir no escuchan mi versión
- Creen que con castigos todo estará mejor
Yo quiero que:
- Dejen de decirme que soy malo
- Me abracen y besen
- Me miren a los ojos todo el tiempo y no sólo cuando me regañan
- Me hagan saber y sentir que soy divertido e importante
- Me amen como soy
- Me enseñen a controlar mis miedos
- Se quieran a sí mismos y no rechacen hasta su aspecto
- Me respeten
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