En torno a los dos años los niños ponen a prueba los limites establecidos
por sus padres, algo normal en su proceso de desarrollo, que se irá
equilibrando hasta la adolescencia, cuando volverá a rebrotar este
comportamiento desafiante
Esta rebeldia se notará sobre todo en ciertas actitudes:
Esta rebeldia se notará sobre todo en ciertas actitudes:
- No obedecer
- Evitar el momento de irse a la cama
- Escaparse si le llamas en el parque
- No apagar el televisor ni dejar de jugar cuando se lo pides
- No hacer caso si le pides que recoja
Continuamente te pone a prueba, y tú tienes que saber cómo superar esta fase.
¿Qué hacer?
- No te enfrentes a la rebeldía con más rebeldía y enfado. Sólo provocarás un distanciamiento.
- Elogia y recompensa cualquier intento de tu hijo por complacerte, y
procura que tus amigos y familiares hagan lo mismo cada vez que tu hijo
te obedezca y ellos lo presencien.
- Implica a tu hijo en la planificación de las tareas para que sienta
que forma parte del proceso y, con suerte, se muestre más dispuesto a
ayudar.
- Procura no caer en una situación en la que el comportamiento rebelde de tu hijo (por ejemplo, una rabieta o gritos) te saque de tus casillas y deje las tareas sin hacer.
- Intenta no convertir la situación en una de tu exclusivo control.
Dale tiempo a tu hijo para que complete la tarea, dentro de unos límites
razonables.
- Asegúrate de tener pensada alguna consecuencia, que tu hijo
comprenda, para la rebeldía o la desobediencia. Por ejemplo, menos
tiempo para jugar, etc.
- Colabora con él en la decisión del reparto de tareas para que sienta
que todos son responsables del buen funcionamiento familiar.
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