Los niños obesos tienen mucho riesgo de ser adultos obesos y esto facilita enfermedades que limitan y acortan la vida, tales como la diabetes, hipertensión arterial, aterosclerosis, infarto de miocardio y otras. Estos son algunos consejos para evitar que su hijo sea obeso:
- Amamante a su hijo, su leche previene muchas enfermedades, entre otras la obesidad. Se sabe que los niños que reciben lactancia materna tienen muchas menos posibilidades de ser adultos obesos que los que reciben lactancia artificial. Además, cuando el niño se sacia deja de mamar, sin que conozcamos cuánto ha tomado. De este modo, el centro que regula el hambre en el cerebro se desarrolla con el uso, aprendizaje que permite regular mejor durante el resto de su vida la cantidad de alimentos debe recibir.
- Respete el apetito del niño. Si recibe lactancia artificial acepte que rechace parte del biberón, ya que ni todos los niños toman la misma cantidad de leche, ni el mismo bebé toma la misma cantidad en todas las tomas.
- En los siguientes años de la vida permita que su hijo participe y seleccione el tipo, la cantidad y la frecuencia de las comidas. Si su crecimiento, el desarrollo del peso y de la talla son los adecuados para su edad y el niño está activo, no le obligue a comer dos platos y postre, no insista para que finalice las porciones que Vd. cree que debe tomar, su organismo, su biología es más sabia que sus creencias. Si insiste en que finalice los platos, su hijo no será más alto ni más fuerte, será más gordo.
- No utilice la comida como premio, tampoco los refrescos.
- Establezca para toda la familia un tipo de alimentación saludable. Ésta consiste en alimentos ricos en fibras vegetales (legumbres, verduras, frutas) y pobres en grasas (queso curado, embutidos, patés, chocolate); carne, pescado y huevos en dosis apropiadas, preparadas como sea más agradable al paladar, pero evitando en lo posible los alimentos fritos.
- La comida rápida debe quedar proscrita de su dieta. Aunque a los niños les gusta la llamada comida basura, hamburguesas, pizzas, etc., este tipo de comida no debe permitirse como alimento porque contiene mucha grasa de la considerada «mala». Nunca premie a su hijo invitándole a comida rápida en una hamburguesería o similar, hecho que con demasiada frecuencia se produce. Estas comidas pueden producir hábito tanto en los niños como en los padres, que encuentran más cómodo este tipo de alimentación que la tradicional.
- Evite las bebidas y los refrescos azucarados, batidos, colas. El agua es insustituible, no puede ser cambiada por refrescos. El exceso de estos productos está contribuyendo poderosamente en Estados Unidos al sobrepeso de niños y adolescentes.
- Estimule que las comidas sean en familia porque además de aumentar el vínculo afectivo, previenen la obesidad. Si se ha comido con rapidez, no se tiene conciencia de haber comido, y se vuelve a comer.
- No permita que su hijo coma entre comidas, y mucho menos que tome golosinas, chucherías, bollos u otros alimentos insanos que sólo aportan azúcares y grasas animales.
- Estimule el ejercicio físico, evite el sedentarismo. Todos los niños deben realizar ejercicio físico o actividades en las que muevan su cuerpo al menos durante 60 minutos al día. Aunque la organización de la vida moderna de muchas familias hace difícil esta recomendación, intente llevarle a pasear, correr, montar en bicicleta, ir y volver del colegio andando, recibir clases de baile, gimnasia, patinaje, jugar al fútbol o hacer deportes colectivos, cualquier cosa menos volver del colegio y sentarse a realizar los deberes o ver la televisión.
- Evite que su hijo pase mucho tiempo, más de una hora diaria, con los videojuegos.
- Aunque todos los padres quieren a sus hijos, no todos lo manifiestan. No sea rígida ni intolerante, acéptele como es. La disminución de la autoestima, la tristeza, la soledad y el estrés pueden conducir también a la obesidad.
Prevenir la obesidad es muy fácil, tratarla cuando esta ya establecida es mucho más difícil. Haga prevención.
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