jueves, 14 de enero de 2010

VACUNAS

La vacunación consiste en la administración de un microorganismo, una parte de él, o un producto derivado del mismo (antígenos inmunizantes), con el objeto de producir una respuesta inmunológica similar a la de la infección natural, pero sin peligro para el vacunado.

Se basa en la respuesta del sistema inmunitario a cualquier elemento extraño (antígeno) y en la memoria inmunológica.

Las vacunas en general, pueden ser administradas en forma simultánea, ya que no producen efectos distintos a los que se presentan si son aplicadas en forma separada.

En algunos casos, la respuesta inmunitaria se ve potenciada en la aplicación simultánea de vacunas.

Existen algunas contraindicaciones específicas, como por ejemplo las vacunas contra el cólera y la fiebre amarilla, entre ellas y con la Sabin; que no deben ser aplicadas en forma conjunta.

La tendencia actual y los esfuerzos de los investigadores apuntan a la vacuna ideal, que contenga la mayor cantidad de inmunizantes posibles, en una sola aplicación.



Tipos de vacunas:

A microorganismos vivos atenuados

Son preparaciones inmunógenas de virus o bacterias vivos, que alterados de tal manera que no resultan agresivos como para provocar la enfermedad pero sí una respuesta inmune importante. Ejemplos de ellas son las vacunas contra la polio (oral), fiebre amarilla, sarampión, rubeola, parotiditis y tuberculosis (BCG).

a) Bacterianas:





















Suspensiones de bacterias o virus muertos mediante la acción de desinfectantes como el fenol o formaldehído. Como obviamente estos microorganismos muertos no se reproducen, se necesitan varias dosis (generalmente de alta concentración) en diferentes períodos de tiempo, para inducir la inmunidad.
Ejemplos de vacunas muertas son la antipolio inyectable, rabia, gripe y la tos convulsa.

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