miércoles, 31 de marzo de 2010

EDUCAR UNA TAREA DIFICIL

Cada día es una prueba. Cada hora se convierte en una auténtica gymkhana en la que los papás ponen a prueba sus habilidades y su capacidad de resistencia.
Cualquier ejemplo es válido. Por la mañana al sonar el despertador comienza la lucha. Todo es caos para que los niños se levanten de la cama, se aseen, desayunen y estén a punto para salir y no llegar con demasiado retraso al colegio.
Las horas de las comidas se convierten en pequeñas batallas campales donde introducir un alimento nuevo requiere contar el mismo cuento trece veces. O la hora de los deberes, trágico momento en que los papás se examinan y ponen a prueba su memoria y su paciencia.
Sin olvidar la hora del baño en la que no hay quien meta al niño en la bañera o no hay Superhéroe que lo saque. Y por fin llega la noche, y con ella la tortuosa hora de irse a la cama, ¡y este es el fin!. Es el momento en el que te planteas que puede ser que necesites ayuda y que a veces no sabes qué hacer. Pero sólo durante dos segundos porque inmediatamente te has quedado dormido agotado por el esfuerzo que supone la Educación de los Hijos.
Estas situaciones se dan todos los días en muchos hogares. En ocasiones, los padres se ven desbordados por las demandas de sus hijos y buscan soluciones con el fin de conseguir la tan anhelada armonía de la que hablan los psicólogos.
Con el fin de prevenir posibles dificultades y de orientar a los padres para solucionar estos problemas cotidianos, queremos informaros de los problemas más frecuentes que tienen los niños en las distintas áreas de su vida.

Comenzamos por la casa. Las familias están formadas por distintos miembros y en función de cada uno de ellos y de sus relaciones habrá mayor o menor bienestar en casa. Hay que destacar los problemas de los celos y la rivalidad entre hermanos. Esta rivalidad y competitividad es muy normal puesto que los niños quieren ser únicos e irrepetibles, quieren que sus padres sólo estén pendientes de él y no los quieren compartir con nadie. Buscan destacar por lo que se comportan de una manera especial, con comportamientos más inmaduros para su edad, o con agresividad o con un silencio y una indeferencia inhabitual en ellos. En estas situaciones, es importante que los padres traten a cada hijo de manera diferente porque realmente cada niño es distinto. Hay que intentar no comparar a los niños e intentar dar a cada uno de ellos lo que necesiten, y no dar a todos por igual ya que eso es imposible.

Otras de las situaciones habituales, es la difícil tarea de implantar normas en el hogar. A veces, los padres no están todo el tiempo que les gustaría con sus hijos e intentan suplir esta carencia dando a los niños todo lo que desean. Los niños poco a poco se convierten en los reyes de la casa y son pequeños tiranos que siempre contestan con rabietas si no consiguen lo que desean y que desobedecen para poner a prueba a los padres. Implantar normas y pautas en casa es una cuestión difícil, que requiere firmeza y coherencia por parte de los padres. Lo más importante es saber qué comportamientos son los que hay que hacer respetar y seguir siempre la misma pauta. Por ejemplo, si la norma es que el niño se vista solo todos los días, no vale que un día lo vista la madre porque tiene más prisa. El niño al día siguiente también querrá que le vistan y no entenderá por qué un día sí y otro no.

Una de las mayores preocupaciones para los padres es el buen desarrollo de su hijo, por lo que se hace muy relevante que el niño vaya adquiriendo los hábitos necesarios en cada edad. Una de las luchas más importantes es que el niño aprenda a dormir solo y no necesite de la colaboración de los padres. Muchos papis acostumbran a estar con los niños hasta que se duermen y esto enseña a los niños a dormir felices y con la seguridad de los papás cerca, pero el día que no están el niño se muestra inseguro y no acepta por nada y a cambio de nada el dormir solo, por lo que esa noche ¡ya no se duerme en casa!.

También es difícil saber cuándo hay que quitar el pañal. Ni tan pronto que no sepa detectar las señales de hacer pis, ni tan tarde que se haya hecho comodón y no quiera esforzarse en aprender. O las dificultades a la hora de las comidas, donde es necesario enseñar a masticar, e ir introduciendo trocitos de alimentos nuevos con el fin de que de mayor su alimentación no se base sólo en hamburguesas y patatas fritas.

En el área escolar puede también haber dificultades. Hay niños con problemas de relación. Niños que no tienen amigos, que son tímidos, no se atreven a decir lo que piensan y que no saben defenderse. O niños agresivos que sólo saben relacionarse pegando e insultando a los demás, y que acaban sin amigos porque los demás niños le tienen miedo. Los papás tienen que solucionar sus problemas, y aceptar la etiqueta de su hijo de “malo y bruto”, disculpando muchas de sus actuaciones y enseñando al llegar a casa cómo tiene que ser buen amigo. O por el contrario, enseñar a defenderse porque todos los días el niño sale del cole con un arañazo, u os gastáis la mitad del sueldo en comprar el material escolar que le quitan los demás niños.

Otro de los problemas pueden ser las dificultades en el aprendizaje. Los padres muchas veces no saben si dar toda su ayuda o apoyo, o dejar que sea el niño el que aprenda por su cuenta aún a riesgo se suspender todas. Hacer los deberes todos los días es una tortura porque son los padres los que se examinan de las matemáticas ya olvidadas, y los que convertidos en profesores explican lo más importante de cada tema. A las once de la noche, ya agotados, le dicen las respuestas para acabar los ejercicios de Conocimiento del Medio y terminar así todos los deberes del día.

Para que esto no ocurra, los papás tenéis que armaros de paciencia, y pedir las tareas escolares después de merendar sin dejarlo para el final del día cuando todos estáis rendidos. Y no hay que olvidar que es el niño el que tiene que aprender, y que más vale que lleve algún ejercicio mal y lo tenga que corregir a que se le dé la respuesta correcta para que la seño le ponga un Muy Bien pero no haya aprendido nada.
Con el fin de que podáis solucionar estas y otras dudas, es importante varios “entrenamientos”. En primer lugar, armarse de paciencia. En segundo lugar, pensar que son niños y que muchas veces sólo buscan nuestra atención y cariño. En tercer lugar, continuar en casa la jornada laboral, y trabajar para que el ambiente en el hogar sea lo más agradable y cómodo para todos. Hay que buscar un poco de tiempo al día para hablar, para jugar y para compartir momentos con la familia.

Con todo ello, es adecuado buscar la ayuda de un psicólogo que os oriente en la mejor forma de actuar. Su labor es informar de lo que es más adecuado para los niños y para los padres, por lo que buscando su consejo podéis aseguraros de que lo estáis haciendo bien, solucionar dificultades y prevenir futuros problemas

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