Desde pequeñitos, cortar el pelo a los niños en una tarea sencilla: basta con sentarlos en la trona para que podamos ‘meter la tijera’ con facilidad, ya sea en casa o en una peluquería infantil. Sin embargo, superado el primer año, el niño comienza a ser consciente de lo que sucede a su alrededor, y muchas son las mamás que se sorprenden ante un repentino ‘pánico’ a las tijeras o a la ruidosa maquinilla.
La solución: cortarles el pelo en casa, una tarea laboriosa y nada sencilla, pero que con un poco de maña y mucha paciencia puede ahorrarte unos cuantos lloros durante estos difíciles momentos, y que desde luego resulta mucho más económica que acudir a un salón de belleza. La clave, como siempre, la imitación. Los niños pierden el miedo a las cosas cuando ven a sus padres divertirse o interactuar con ellas. Enséñale la maquinilla, juega con ella y demuéstrale como a papá o a mamá no les hace ningún daño que les corten el pelo. No cedas ante los lloros y gritos: los niños deben aprender a familiarizarse con los objetos y situaciones del día a día, y perder el miedo a los objetos ruidosos como maquinillas, secadores o aspiradoras, es fundamental para su percepción y conocimiento del mundo.
El siguiente paso a la hora de ‘meter la tijera’ al cabello de los niños es fijar su atención en algo que no tenga nada que ver con lo que está sucediendo a su alrededor: unas galletas, su muñecos preferido, una sesión de marionetas improvisada, la última peli de Pixar… todo vale a la hora de hacerle olvidar que van a cortarle el cabello.
Por último, la técnica: cortar el pelo no es algo que se aprenda de la noche a la mañana, aunque conseguir que tenga un aspecto ‘decente’ y sin muchos trasquilones es una tarea sencilla siempre y cuando lo hagas con disciplina. Separa cuidadosamente los distintos mechones de abajo a arriba -lo más sencillo es que te valgas de unas pinzas para sujetarlo a medida que vas cortando-, humedécelo con un spray y recorta poco a poco las puntas, de medio centímetro en medio centímetro. Cuando hayas terminado, repasa con cuidado los pelitos sueltos, ¡y listo!
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